Bodega La Pascuala es uno de esos locales clásicos donde disfrutar del típico ‘esmozaret’ valenciano, un rinconcito donde apartar la idea de controlar la ingesta de calorías mientras se goza de una de sus propuestas en una barra de pan entera o en su versión reducida, de media barra. #LaCulturaDelAlmuerzo
Por supuesto, como se debe de hacer en un buen almuerzo, en cuanto te sientas tienes el cacao del collaret y el plato de olivas, algo indispensable para poder disfrutar de una experiencia completa en este lugar considerado como uno de los templos del esmorzaret.
Si bien podría decirse que hay otros bares que también hacen bocadillos gigantes y económicos -como Les Tendes, Cent Duros o Marvi, ya siendo preferencia vuestra cual es mejor-, La Pascuala tiene algo especial, algo que se puede certificar con sus llenos absolutos a diario en los almuerzos, su lista de espera -a veces de semanas, sobre todo en fines de semana- o viendo la cola de gente que hay esperando a que terminen de almorzar los que hay sentados.
Quizá esa sea la única pega que se le puede sacar al casi centenario negocio, su fama -tal y como puede verse también en decenas de comentarios en TripAdvisor-. Por ello conviene reservar para no esperar demasiado, aunque sea entre semana. Eso sí, hemos de deciros que no esperéis que os atiendan por teléfono para la reserva (963 71 38 14), ya que rara vez lo hacen, dado el volumen de gente que acude, siendo recomendable reservar allí mismo o a través de un amigo.

El emblemático local de bocadillos, famoso por sus almuerzos talla XXL -aunque también sirven comidas y cenas los sábados por la noche-, está ubicado desde el 1 de julio de 2017, tras su traslado, en el nº 297-299 de la calle Doctor Lluch. El templo del “esmorzaret”, abierto desde 1921 tras ser fundado por doña Pascuala Vives Silvestre y don Romualdo García Santa Cruz, es fiel a la cultura del almuerzo, rindiendo homenaje a su fundadora como un bocadillo en su honor -lomo, beicon, cebolla, queso y tomate-. Pero la carta, como muchos sabrán ya, no se limita a unas cuantas propuestas, y ofrece un amplio abanico de bocadillos y combinaciones además del mencionado, aunque los estrella son aquellos que incorporan la carne de caballo, principalmente. Sin embargo, hemos de deciros que nosotros, fieles a nuestros ideales y gustos, somos leales al “Republicano” -chorizo, morcilla, longaniza, patatas bravas y ajoaceite-, el cual degustamos, nuevamente, en nuestra última visita con nuestro amigo Pepe Canuto.

El local nuevo dispone de suelo hidráulico para otorgarle un toque tradicional, un gran número de mesas altas y bajas, estando decorado con fotografías en blanco y negro de puntos emblemáticos de la ciudad de Valencia, así como fotos de familia de los trabajadores y un gran mural de cerámica con motivos de El Cabanyal-El Canyamelar, donde pueden verse bueyes con pescadores, la Semana Santa Marinera, fachadas emblemáticas del barrio o el tranvía.


Para muchos, el antiguo local tenía mayor encanto -a pesar de que el actual no tiene limitaciones de espacio y protección patrimonial que sí tenía tradicional, además de una mayor superficie-, y no se entendía porque no se pudo llegar a un acuerdo para que continuase o renovase la concesión. Comentarios de seguidores como “es una lástima que no se conserve el viejo local y que este fuera La Pascuala II. Dudo que se pueda encontrar en el nuevo el sabor a bodega-taberna de los duros y correosos pescadores y estibadores que en antaño iban. Los cacaos, el porrón de vino y el tocaet o cremaet se sentirán extraños entre tanta modernidad” son solo algunos, de los muchos que pueden leerse, de los que todavía añoran la antigua localización, añadiendo que han perdido la identidad.

Pero lo cierto es el traslado era necesario, ya que La Pascuala de Eugenia Viñes estaba afectada por la caducidad de las antiguas concesiones estatales de suelo, que en los años 90 pasaron a manos del ayuntamiento de Valencia, tal y como nos cuentan desde Top Valencia. Por entonces, antes del cierre del antiguo local el pasado 26 de junio de 2017, la idea del propietario de la bodega, José Vicente Boix, era mantener ambos bares, pero el Ayuntamiento de Valencia, que en un principio planteó recuperar la propiedad de los edificios sujetos a antiguas concesiones y estuvo negociando con sus inquilinos la compra de viviendas, entre ellos las familias de los pescadores de la Lonja, no llegó a un acuerdo con el comercio fundado por Pascuala y Romualdo en el primer cuarto del siglo XX.
Por último, hemos de deciros que todas las veces que hemos disfrutado de almuerzo, hemos salido satisfechos y hubo rapidez en el servicio. Quizás sea cuestión de suerte -y eso que siempre estaba a tope-, pero nosotros repetiremos seguramente en futuras ocasiones. Larga vida a este templo del almuerzo.
Horarios:
- De lunes a sábado de 09:00 a 15:30 horas.
- Sábados también de 20:15 a 00:30 horas.
- Domingos y festivos cerrado.
- Reservas al teléfono 96 371 38 14
La foto de portada pertenece a Curro P, en su visita a Bodega La Pascuala en mayo de 2017, subido a TripAdvisor.
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