En un pequeño rincón de la Iglesia de San Juan del Hospital, la primera iglesia construida en Valencia tras la Conquista de Jaume I, en una capilla lateral junto al presbiterio, se encuentra una pequeña joya que estuvo oculta durante, aproximadamente, 700 años bajo sucesivas capas de cal y recubierta de escayolas neoclásicas desde el S. XVII – XVIII. Hablamos de las Pinturas Murales de la primitiva capilla de traza románica (gótico de transición), dedicada a San Miguel Arcángel, donde si alzamos la vista en ella, podremos ver uno de los escasos testimonios de pinturas murales de transición del románico al gótico.


Esta capilla, decorada con unas preciosas pinturas murales que tienen un significado y representación aun sin descifrar ni definir por completo, puede pasar desapercibida por la magia que desprende el lugar en sí, siendo un añadido más en su visita si todavía no las conocéis o las pasasteis por alto. Las pinturas murales pueden fecharse a finales del siglo XIII por su iconografía, composición, colorido y detalles ornamentales. En el paño derecho, aparece Cristo glorioso, sosteniendo la cruz de la victoria; enfrente, la Iglesia, personificada como su Esposa. Tienen un valor único debido a que el tiempo, la humedad y los incendios han provocado la desaparición de otros testimonios similares, siendo así únicas en Valencia.
Son consideradas bienes muebles del Monumento Histórico-artístico y por ello fondos del Museo: “Conjunto Hospitalario de San Juan del Hospital de Valencia”.
El conjunto de San Juan del Hospital es uno de los espacios con más valor de Valencia, ya que, entre otras cosas, alberga la primera iglesia consagrada de Valencia (después de la Catedral), tras la conquista de Valencia en 1238, siendo pues, así, la iglesia más antigua de la ciudad.
Entre los muros de este conjunto histórico se encuentra gran parte de la historia de Valencia, ya que en él reside la espina del circo romano, que atraviesa el patio sur, o la explanada que la rodeaba antaño, que sirvió de base para construcción de viviendas visigodas y posteriormente musulmanas, hasta la conquista de 1238.
Meses antes de la conquista, el 26 de abril de 1238, ya el rey Jaume I donó a Fray Pere de Egea, representante de la castellanía de Amposta de la Orden de San Juan de Jerusalén (actual Orden de Malta), las casas de Haçach Halibandel (situadas en la actual calle de Trinquete de Caballeros junto a la antigua puerta de Xerea), lugar donde se alzaría el conjunto hospitalario que hoy podemos visitar, donde sufriría diversas ampliaciones a lo largo de los años y perdidas hasta llegar a nuestros días.
“. . .Frater P. De Exea, castellano Emposte et per eum Domui Hospitalis Jherusalem domos quas habet in Valencia Haçach Habinbadel. VI kalendas madii. . .”
La donación, anterior a la conquista, fue un gesto de gratitud hacia los caballeros de la Orden al mando de Hugo de Forcalquier, que habían ayudado al rey Jaume I en la conquista de Cervera, Burriana, Peñíscola, Cullera, Moncada o Museros. Años antes, la iglesia fue fundada por Hugo de Folcalquer, teniente de gran maestre de Rodas, por concesión del rey Jaime I en privilegio en Alcañiz a 18 de febrero de 1232.
Volviendo al tema que nos concierne, el de las Pinturas Murales, en su investigación histórica, gestión y seguimiento, participó la Comisión histórico-artística de San Juan del Hospital; en su Recuperación y Consolidación, la Universidad Politécnica de Valencia, con el Departamento de Restauración y Conservación de Bienes Culturales; y en la Restauración y Protección, la Consellería de Cultura de la Generalitat de València: Subsecretaria de Promoción Cultural y Museos, Departamento de Conservación de Bienes culturales. El trabajo conjunto de todas estas personas y equipo hizo que, hoy en día, podamos admirarlas en el mejor estado que se pudieran recuperar y restaurar.
Estas Pinturas Murales, que se mantuvieron ocultas en la primitiva capilla dedicada a San Miguel Arcángel bajo sucesivas capas de cal durante aproximadamente 700 años y recubiertas de escayolas neoclásicas desde el S. XVII – XVIII, son de obligada visita por su gran belleza y representación.
Se cree, casi con exactitud, que estas pinturas fueron realizadas en torno a 1270 para, posteriormente, ser tapadas en 1348, cuando el interior del templo fue encalado, tapándose así las pinturas hasta llegar a nuestros días en buen estado de conservación cuando se descubrieron el siglo pasado (XX), a pesar de que éstas fueron restauradas.
De ellas podemos decir que contienen un alto valor histórico y de especial interés, debido a la escasez de obras de éste tipo que perduran o se conocen en la Comunidad Valenciana. Son indiscutiblemente de gran valor, no solo por su antigüedad y descubrimiento, sino por la suma de todos los aspectos que en ellas se aprecian, especialmente por el hueco histórico que ocupan.
La pintura románica se inspiraba en las ilustraciones de los códices miniados, que eran códices caligráficos, o rollos y libros dibujados a mano, enriquecidos por los artistas con decoraciones y pinturas. Este término se suele aplicar a los manuscritos miniados medievales que están adornados e ilustrados de diferentes maneras. Las iluminaciones se llaman también miniaturas, y no debido a su tamaño, sino por la palabra griega “minium” que significa minio. El minio era un “pigmento que se utilizaba antiguamente para marcar las letras iniciales del texto.
Y es que los frescos y murales de los monasterios productores de biblias y cantorales se guiaban por los mismos parámetros que los usados en los manuscritos miniados.
La técnica utilizada para las Pinturas Murales fue el temple graso (sobre zonas anteriores al temple seco). La técnica al temple graso es elegida por el autor por su capacidad de fundir colores y por la posibilidad que ofrece de utilizar pigmentos luminosos como el minio, el ultramar o el bermellón.
Entre las diferentes representaciones, separadas por franjas fáciles de apreciar siguiendo un orden establecido por la iconografía románica, se aprecia:
- El Antiguo Testamento y el Apocalipsis (imagen que se encuentra más abajo en este artículo). El Paraíso terrenal con el Arca de la Alianza y los árboles de hojas y frutos perennes.

- El Nuevo Testamento. La Crucifixión: Culminación de la Redención por el Hijo de Dios hecho hombre.

- En la zona superior, sobre el mar o río de cristal que refleja el firmamento real, lo sobrenatural: Desposorio místico de la Iglesia, (el Pueblo de Dios) y Cristo resucitado.



- En el muro frontal, restos de la escena de la Batalla de los ángeles y demonios, posiblemente capitaneada por San Miguel Arcángel, titular de la capilla. Representación, la del juicio final, que a pesar de ser restaurada no se puede apreciar con todo el esplendor del resto de iconografías.

En la ejecución de estos murales se aúnan varios aspectos determinantes. Uno de ellos el de la pertenencia a la Orden religioso-militar de San Juan del Hospital de Jerusalén, actualmente Orden de Malta, que edificó el templo y que poseía características propias y definidas:
- Una profunda formación bíblica y oriental, debida al lugar de su primitiva fundación y larga estancia en Tierra Santa.
- Su carácter eminentemente hospitalario, que cuidaba de la salud física y espiritual de los que se acogían en sus recintos.
- La devoción a la protección de San Miguel Arcángel, también invocada por Jaume I para los conquistadores que le acompañaban.
El conjunto iconológico nos habla de la Alianza de Dios con el hombre.
Como centro de la representación: Cristo resucitado y glorioso (imagen más arriba de este artículo), con el lábaro constantiniano en su mano, sentado sobre el arco-iris que es Señor del cosmos; a su derecha el serafín o ángel de seis alas, que describe Isaías y ve San Francisco de Asís; las estrellas están a sus pies: “Esta es la señal de la Alianza que para las generaciones perpetuas establezco: Pongo mi arco en las nubes y servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra…” Génesis 9, 8-17.
Enfrente, la imagen de la Iglesia, bajo el concepto iconológico bizantino-oriental, la Jerusalén Celestial del final de las grandes profecías, especialmente en la visión apocalíptica:
- Una mujer, vestida de lino, enjoyada como novia, desposeída de la “corona de vanidades” o de las antiguas leyes de la sinagoga, dotada con alas de águila (Apocalipsis) y…herida, misteriosamente, por un arcángel que lleva el escudo de la orden de San Juan.

Es la realización de la promesa, la Alianza de Dios con los hombres rota desde la caída de Adan: Su pueblo, todos nosotros, formando la Iglesia, unida de nuevo a Él, en un desposorio místico o éxtasis tal y como se lee en el Cantar de los Cantares:
“Ponme cual sello en tu corazón,
como un sello en tu brazo.
Porque es fuerte el Amor como la Muerte;
Obstinado como el Seol, el celo.
Saetas de fuego, sus saetas
Una llama de Yahvé…”
Además, en una zona de las Pinturas Murales, podréis observar una representación de las estrellas con las constelaciones de la Corona Boreal y Serpens, justo debajo de donde se representa a la Iglesia y se ve un ángel alado con el escudo de la Orden de San Juan. Y es que, queridos amigos, estas dos constelaciones no solo forman parte de los cielos, ya que aparecen en la Biblia en numerosas ocasiones, estando dispuestas ahí, en ese lugar, para enviarnos un mensaje…
Sin duda alguna, las Pinturas Murales de la capilla bien valen su visita, por si solo acudís a verlas exclusivamente, donde podemos decir que nosotros quedamos fascinados ya no solo por ellas, sino por todo el Conjunto Hospitalario de San Juan del Hospital de Valencia.
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