- Toda la información de la visita a Covetes dels Moros (incluidas las normas) se pueden ver en Covetes dels Moros | Turismo Bocairent.
A escasos 300 metros del casco antiguo e histórico y medieval de Bocairent, también junto al llamado Barranc de la Fos y con un gran marco de fondo como es la ermita del Santo Cristo, se encuentra uno de los mayores tesoros y atractivos turísticos de la localidad.
Hablamos del precioso conjunto de cuevas-ventanas, o cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, conocidas como “Les Covetes dels Moros”, enclavadas en la mitad de un acantilado rocoso que pronto llamará nuestra atención a medida que nos acercamos.

Este precioso Bien de Interés Cultural, declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto desde el 3 de junio de 1931, es de obligada visita para todo aquel que visita Bocairent sin duda alguna.
A pesar de que en los alrededores de todo el río Clariano se pueden encontrar hasta 112 estancias o habitaciones (sumando ejemplos como las de la ventana solitaria de “El Calvario” o el grupo de cuevas del Colomer y el de En Gomar), son las llamadas “Covetes dels Moros” las más importantes por su número y disposición, además de las más famosas y visitadas, donde también se pueden encontrar en menor número en Ontinyent y Alfara. El conjunto consta de un total de 59 ventanas, de las cuales cincuenta de ellas están conectadas entre sí dando acceso a otras tantas, dispuestas en varios niveles irregulares que se podrían recorrer, además de las 9 ventanas más que tan sólo están iniciadas e inacabadas.
En un principio todo apunta a que todas estas cámaras fueran concebidas de manera independiente sin estar comunicadas, pero que con el tiempo se ha modificado el acceso y la conexión entre estas para que hoy en día podamos disfrutar de un precioso recorrido no apto para “jugadores de baloncesto”.


Fue en el año 1908 cuando se hizo explotar un «barreno» para facilitar el acceso, aunque esto propició que se desfigurase el entorno en origen, pasando, posteriormente y con los años, por numerosas modificaciones, como los añadidos de una escalera metálica para subir con comodidad (a los que tenéis miedo a las alturas os puede dar respeto por los huecos que en ellas se ve pero que vale la pena subir) o aperturas para comunicar las cavidades. En origen se encuentran, todavía, anclajes o muescas en la roca, que facilitaban el acceso a los habitantes de éstas y cabe decir que, en realidad, el acceso a les covetes estaba en el otro extremo en tiempos anteriores.
En ellas podremos ver grafitis o pintadas recientes de “graciosillos”, paredes ennegrecidas por haberse hecho fuego dentro de ellas o, incluso, nombres de personas que dejaron constancia de su paso allí durante la Guerra Civil Española o a posteriori, aunque nada importante que destacar.
Casi todas las cámaras, de tamaño rectangular gran parte de ellas, son de difícil recorrido para personas de una considerable altura, todo ello debido a su tamaño (2,5×3 m. y 2,5x 4 m., como media), donde tendremos que pasar agachados o encorvados constantemente de una cueva-ventana a otra, añadiendo, además, la dificultad para visitar depósitos o compartimientos abiertos de algunas de ellas. Esto último se debe principalmente a que las oberturas son bastante estrechas y no están hechas para personas de talla o corpulencia grande.

Por cierto, el camino de recorrido para llegar hasta ellas puede ser resbaladizo según el tipo de calzado que llevemos (no es recomendable suelas deslizantes, tacones, etcétera). Además, entre algunos consejos como los de que no se puede comer en su interior o la entrada de animales o niños menores de 8 años, está totalmente desaconsejada la visita a personas con vértigo o claustrofobia, quedando éstas bajo su propia responsabilidad.
Si preguntásemos uno a uno a todo vecino de Bocairent, tal y como nos comentaron, se podría decir que todos y cada uno de ellos tendrían una historia que contar que hayan vivido en el interior de éstas. Historias íntimas, llenas de recuerdos y nostalgias entrañables de la juventud, graciosas, junto a antiguas amistades, siendo, al fin y al cabo, todas ellas, parte de la memoria y de la vida de los vecinos de Bocairent, localidad conocida como «la piedra viva».
Entre las numerosas hipótesis que se han dicho sobre el origen de les Covetes dels Moros, nos cuentan que, la más probable, es que fuesen almacenes o graneros, además de un escondite/refugio de tradición bereber o agadir (entre los siglos X-XI), en un acantilado, de difícil acceso, encima del agua y fuera de los caminos, alejado del entonces núcleo de Bocairent (por aquel entonces بُكَيران “Bekirent”). Esta hipótesis se basa en las construcciones similares que se pueden encontrar en acantilados de zonas pre-sahariana del Magreb, donde se sabe que las cuevas que allí se pueden encontrar tienen origen en las poblaciones de habla tamazigth (bereber), siendo pues, las cuevas, una forma primitiva de los posteriores graneros colectivos edificados, llamados agadir (Marruecos) o gorfas (Túnez), añadiendo que fueron, como hipótesis final, comunidades agrícolas bereberes asentadas por aquel entonces en la antigua Taifa valenciana (siglos X-XI) las que importaron este modelo de construcción en las rocas.
A tal conclusión se llega gracias al MAOVA (Museo Arqueológico d’ Ontinyent – la Vall d’ Albaida), donde, después de diversas prospecciones arqueológicas, afirmaron que se puede asegurar de que se trataba de graneros-almacenes de seguridad, realizados en época andalusí (hispano-árabe), que servirían a determinadas comunidades campesinas de las proximidades, muy probablemente de ascendencia bereber, siendo un modelo de granero trasladado del norte de África (los tazaghin del alto Atlas, por ejemplo).
Tras la visita a les Covetes dels Moros, justo al salir de ellas, pudimos observar la instantánea de nuestro alrededor (llena de formaciones montañosas, Bocairent a un lado y al otro, justo en la cima, la ermita del Santo Cristo), e intentar imaginar qué verían aquellas personas en aquel paisaje rocoso, por entonces seguramente lleno de agua, para sentirnos habitantes de aquellas Covetes dels Moros. Por cierto, no os olvidéis visitar también les Covetes del Colomer.


Fuente:
Fotografías: valenciabonita.es
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