Uno de los grandes atractivos turísticos de Bocairent, sin duda alguna, es su casco antiguo, del que ya os hablamos en nuestro artículo, donde disfrutaréis paseando por sus calles, sin olvidarnos de les Covetes dels Moros, principal motivo de visita para acercarse a esta bella población. Sin embargo, Bocairent está llena de grandes atractivos, como pueden ser sus ruinas medievales, el monasterio rupestre o los diferentes monumentos y espacios naturales, así como el río Clariano.
En este artículo nos detenemos en uno que cabe especial mención tras visitarlo: la Cava de Sant Blai. De especial interés son los diferentes neveros o cavas que aquí, en Bocairent, y alrededores, antaño servían para la recolección de la nieve y su aprovechamiento posterior. A pesar de que esta actividad fue importante durante el Reino de Valencia y en épocas posteriores, cabe mencionar que su origen se remonta en oriente, en Imperio Antiguo de Egipto, así como en Mesopotamía, además de recogerse antecedentes escritos de una “casa fría” en Ur (2000 a.C.), entre otros lugares del mundo.
Este comercio se expandió a posteriori por todo el Mediterráneo, llegando hasta nuestras tierras gracias, principalmente, a los romanos, quienes la utilizaron para fines terapéuticos, bebidas, refrescos y conservación de alimentos, donde de todo ello se tiene constancia gracias a las citas de Séneca, Plinio, Suetonio o Pretonio. Y se sabe porque en esas citas hablan de la creación de útiles, como el “saccus nivarius” o el “colum nivarium”, para el mantenimiento de la nieve y hielos, evitando que la nieve sucia se mezcle con la bebida y/o alimentos; o como Nerón, un emperador que utilizaba la nieve traída de las montañas para enfriar frutas y vinos. Así que, por lógica, debemos pensar que si los romanos tenían esta práctica muy habitual, seguramente fue posible que durante aquella Valentia Edetanorum hubiera algún nevero o lugar para el almacenamiento de la nieve y su posterior uso.
Sin embargo, cabe decir que no hay constancia alguna después de la caída del Imperio romano del uso de la nieve. Habría que trasladarse hasta la Edad Media y escritos en Al-Ándalus, donde se sabe por diversos escritos que tanto en las cortes árabes como dominios de éstas, serían quienes dieran a conocer su uso y divulgación para la conservación de alimentos, usos terapéuticos o medicinales o, por ejemplo, la fabricación de helados o enfriar zumos y frutas.
Incluso en la Casa Real de Pedro III (1240-1285), hijo de nuestro rey Jaime I, se habla del consumo de helados y de sus pagos. A pesar de esto, sería más común el comercio y uso de la nueve en el mundo islámico y el imperio otomano, ya que en la península, y sus respectivos reinos, la nieve era un producto que se empleaba, más bien, entre la nobleza y clases altas, aunque se ha descubierto en algunas ocasiones, en el interior de las casas de poblaciones, pozos o neveras medievales en las que, entre otros usos, se debía guardar nieve y hielo todo el año para la conservación de alimentos y usos sanitarios.
El comercio de la nieve en nuestras tierras fue muy importante, tanto que además del propio uso familiar, propiciaba la creación de otros puestos de trabajo indirectos, como puede ser la preparación y venta de helados y horchatas. Todo esto ocurre hasta mediados del siglo XIX, que es cuando entra en juego el frio artificial y, posteriormente, a partir de 1870, las primeras máquinas productoras de hielo, ideadas por Tellier, inventor del frío industrial, que propiciaría la producción industrial de este producto condenando las cavas o neveros, en su gran mayoría, a convertirse en lugares en desuso. Por entonces, según registros entre 1835 y 1839 que se encuentran en la propia cava que visitamos, Valencia fue una de las ciudades que más nieve consumía de España (28.081 cargas en esos años), muy por encima de la gran mayoría de ciudades de nuestro país donde se afirma que posiblemente se alcanzó el consumo más elevado por habitante de toda España.

Según las palabras recogidas por Horacio Capel Sáez en su estudio de “una actividad desaparecida de las montañas mediterráneas: el comercio de la nieve”, la ciudad de Valencia se abastecía de la nieve recogida en las montañas de la parte septentrional del actual municipio de Llíria, citando, además, a la sierra de Alcublas donde existieron ventisqueros formados por una pared tosca en forma de círculo, quienes cumplían la función de preservar la nieve amontonada del viento para evitar su deshielo. Las neveras, en número menor, eran cerradas y cubiertas, donde en verano la nieve de estos depósitos era llevada a Valencia en serones de esparto, cubierta de paja y a lomos de caballerías, alcanzando lo mencionando anteriormente, uno de los mayores consumos del país solo superado por ciudades como Madrid, donde se habla que a mitad del siglo XIX existían en Valencia cuatro neverías para vender nieve, y otras nueve en el resto de la provincia. La abundancia de pequeños núcleos de población y la presencia de relieves montañosos, explican la gran importancia que el comercio de la nieve llegó a adquirir en la región valenciana, donde se citan a poblaciones de la actual Comunitat Valenciana como Altea o Guadalest donde consumían nieve en grandes cantidades.
En nuestro país se tiene constancia que la última nieve vendida, o el último comercio con esta, se produjo en las calles de Granada, un 25 de julio de 1950, a pesar de que todavía hoy hay países que comercian con ella. Por desgracia, el progreso industrial trajo consigo que esta práctica, la de recolectar la nieve, conservarla, transportarla, venderla y consumirla, haya desaparecido por completo en nuestro país, quedando solo los testimonios escritos y los llamados pozos de nieve, neveros o cavas, donde abundan principalmente en municipios de la Sierra de Mariola.
Uno de ellos es Bocairent, donde destacan construcciones como la Cava de En Miquel (conocida así popularmente, aunque la podréis encontrar como de don Miguel), o las denominadas Cavetes de Xàtiva, sin olvidarnos de la protagonista de nuestro artículo: la Cava de Sant Blai, un precioso nevero del que se conocen documentos sobre su explotación en el siglo XVIII y que se sitúa a espaldas del casco histórico de Bocairent y frente a les Covetes dels Moros.
Tal y como podéis ver en el vídeo que os hemos adjuntado antes de esta línea, este precioso nevero, por cierto fresquito en su interior, fue utilizado posteriormente, tras su desuso como nevero, como depósito de aguas fecales procedentes de las casas del Barrio Medieval, como balsa para regar los bancales del Olivaret de Sant Blai, de donde le viene el nombre de la cava. Las dimensiones de este depósito son una planta circular de 7,70 metros de diámetro y 11 metros de profundidad, con cubierta hemisférica (parte de mampostería y 1/3 de la cúpula excavada en la roca) en la que se advierte una boca cenital tapada.
Para dar más exactitud de sus materiales, diremos que los cuatro primeros metros de pared, al igual que el suelo y parte de la cúpula, excavados en la roca madre, y el resto de la pared es de mampostería y mortero con tierra roja y cal. En el exterior, toda la zona de paredes está reforzada por un ancho relleno de tres contrafuertes sobre bancales.


Es sin duda alguna esta cava, junto con las ubicadas en el término de Bocairent y las que se encuentran en la Sierra de Mariola (CAVA DE DON MIGUEL, CAVA ARQUEADA, CAVA DE LA HABITACIÓN y CAVETA DEL BUITRE) un auténtico tesoro para descubrir la historia del comercio de la nieve en nuestras tierras en el pasado. Por cierto, seguro que la cava llamada Arqueada, conocida como la Cava Gran o d´Agres, es la que más os suena, estando muy cerquita de Bocairent, donde desde arqueologiaindustrial.wordpress.com nos enseñan que dentro de la Sierra de Mariola, donde más neveros hay es en Agres (7) y Bocairent (6); después encontramos más neveros en Alcoi (2), Alfafara (2), Banyeres (1) y Cocentaina (3).
Consulta horarios y precios en:
Tourist-Info Bocairent
Plaça de l’Ajuntament, 2
46880 Bocairent (Valencia)
Tel.: 96 290 50 62 – Fax: 96 290 50
bocairent@touristinfo.net
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