El Santuario de la Virgen del Castillo de Cullera, conocido también como Santuario del Castillo o Santuario de Ntra. Señora de la Encarnación -Mare de Déu del Castell, patrona de Cullera-, es un precioso rincón de obligada visita para todos los que se acerquen a la población de Cullera, sirviendo también como excusa perfecta recorrerlo tras subir a la cima donde también se sitúa el castillo o el mirador donde están los cañones.
El santuario, de bella factura, está adosado a la fortaleza del siglo X, el primer albacar -desaparecido en la actualidad por la construcción del propio santuario- y junto a la entrada del castillo de Cullera. Fue construido de estilo neobizantino entre 1891 y 1897, a base de donativos hasta alcanzar las 110.356,77 pesetas de su coste total.
Cabe decir, sin embargo, que la morada de la patrona de Cullera, la Virgen del Castillo, obra del arquitecto valenciano Joaquín María Belda Ibáñez, sufrió durante la contienda que tuvo lugar en nuestro país en el siglo pasado, donde la totalidad de sus ornamentos e imágenes, a excepción de la Virgen medieval y su templete-camarín, despareció durante la Guerra Civil.
Según palabras de un retablo de un lateral que hay antes de la entrada al templo, «cuando el pueblo de Cullera alzando los ojos al monte y contemplando su paraíso, propuso hacer una obra maravillosa como construir en la cumbre del monte el Santuario de la Virgen, todos unidos y con inmensa alegría, cuatro generaciones, padres, hijos, nietos y bisnietos, colaboraron desde la subida del monte hasta la cumbre donde tenía que alzarse el Santuario de la Virgen.
Las madres, llevando en brazos a los recién nacidos, les pusieron en la mando una bolsa con una piedrecita o un puñado de tierra, para que ayudaran también, y cogiendo de la mano a los mayores, subieron su granito de oro a las obras del Santuario.
El repartidor de agua, Bernardino Mompó, cargó sus dos mulas de agua y las subía un buen trecho del monte para que todos unidos formasen un cordón, en el cual se pasaban el agua y el material de unos a otros para comenzar la maravillosa obra».
El Santuario de la Virgen del Castillo y la leyenda del Castillo
Un pastor de Utiel estaba apacentando su rebaño en el monte de Cullera, en el barranco de Santa Marta. De repente, le pareció oír un ruido que procedía de una gran peña cubierta de matojos, que se hallaba cerca de la ermita.
Creyendo que sería un conejo, lanzó rápido su cayado hacia tal punto. Al acercarse y buscar entre las matas, hallose con dos imágenes de la Virgen.
A una de ellas, le faltaba un brazo. Ésta la entregó en la parroquia de Cullera. La otra, al volver a su patria, Utiel, la entregó en su parroquia.
Transcurrida la primera noche en Utiel, al abrirse al culto por la mañana ambos templos, se vio que ambas se habían cambiado por sí solo, de manera que la completa y con brazo había vuelto a Cullera y la incompleta apareció en la parroquia del pastor utielano.
Posteriormente, el rey don Jaime mandó que la de Cullera fuera trasladada de la iglesia parroquial al Castillo.
Dejando de lado la leyenda, hay que aclarar que la imagen de la Virgen del Remedio, patrona de Utiel, es de pequeñas dimensiones y se parece mucho a la Virgen del Castillo de Cullera, que es de mayor tamaño. Lo más probable es que las dos fueran esculpidas por el mismo imaginero.
Llama poderosamente la atención antes de entrar al Santuario, por la entrada habitual, el vestíbulo, protagonista de nuestro artículo y el cual nos hará deteneros, casi con toda seguridad, para admirar el zócalo donde se sitúan los bellos paneles cerámicos que se conservan como fragmentos de exvotos antiguos procedentes la antigua ermita original, llamada ermita de Nuestra Señora de la Encarnación, hoy en día cerrada y sin culto desde la construcción del moderno santuario. Esta se encuentra consolidada desde hace pocos años entre el Santuario y el conjunto del castillo, con la fachada mirando hacia el zig-zag del Calvario y la población de Cullera.








Tal y como observamos en ermitascomunidadvalenciana.com, esta valiosa colección de retablos cerámicos de la antigua ermita, colocada en este lugar desde 1925 -a pesar de que el Santuario se construyese entre 1891 y 1897-, representan los milagros de la Virgen del Castillo, estando datados de los siglos XVIII y XIX. Gracias a su traslado al vestíbulo, hoy en día se puede contemplar actualmente este precioso zócalo antes de la entrada al nuevo Santuario.
Para subir al Santuario podemos optar por hacerlo por la carretera que sube al Castillo, estando ésta cerca de San Antonio, o realizar el Vía Crucis al Santuario y Castillo pasando por sus respectivas estaciones, el cual aprovechan muchos devotos después para comprar una vela en el vestíbulo y rezar junto a una imagen que hay a la entrada.
El horario del Santuario del Castillo de Cullera, el cual dispone de entrada gratuita para su visita y culto, es de lunes a domingo de 10:00 a 13:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas, siendo las misas los domingos y festivos a las 10:00 horas.
El Santuario tiene una cita a la que debéis acudir: el sábado siguiente al domingo de Resurrección de Pascua, se celebra la fiesta de la “Baixà”, es decir, la bajada de la Patrona por el camino del Calvario hasta la ciudad, a la luz de los cirios, acompañada por la corporación municipal, por los bailes típicos al ritmo de la «dolçaina i tabalet». Son unas fiestas que mezclan lo religioso con lo profano, la tradición con la modernidad, el silencio con el ruido de los cohetes, la procesión marinera de la Aurora con los festivales de distinta índole que configuran unos festejos conocidos y reconocidos en los cuatro puntos cardinales de la población.
Todas las fotos pertenecen a Valencia Bonita, exceptuando la de portada, que es de Werner Wilmes bajo licencia de atribución CC BY-NC 2.0.
Hola, se puede visitar con un perro?