Durante la realización de las obras de la carretera del Acceso Sur al puerto de Gandia para el desvío del tráfico de camiones, en la llamada Partida de Rafalcaid y muy cerca de la desembocadura del río Serpis -zona ésta última a la que se llega en coche o caminando por el paseo del Camí de les Foies-, se encuentra una pequeña reconstrucción en superficie de unos importantes restos para la historia de Gandia.
Hablamos de las Termas Romanas de la Villa de Rafalcaid, un rincón ubicado concretamente en las coordenadas 38°58’45.9″N 0°09’34.2″W (38.979408, -0.159488) y que se trata, en realidad, de una reconstrucción que se realizó tras la ejecución de las mencionadas obras.
Tal y como puede leerse en la cartelería expuesta junto a la reconstrucción, se trata de unas termas de considerables dimensiones para la higiene y el disfrute del propietario y los habitantes del complejo rural, lugar en el que se producía vino, aceite, cereales y otros productos para el comercio con el Imperio Romano -“según los expertos, en declaraciones a eldiario.es, muy probablemente la zona estuviera dedicada en parte al tráfico marítimo de mercancías gracias a un embarcadero que podría estar situado en un antiguo estuario del río”-.

En su día, los restos situados bajo el trazado de la carretera fueron cubiertos de nuevo tras su documentación, y los hallados al margen, como las termas, fueron soterrados también pero reconstruidos en superficie en un pequeño parque por el Ministerio de Fomento para que los visitantes (se puede acceder por el carril bici anejo a la carretera) puedan hacerse una idea del descubrimiento.
Aunque se intuía su existencia desde los años 80, cuando se realizó una prospección visual y aparecieron algunos restos, fue la expropiación de campos de naranjos y la posterior construcción de la carretera los hechos que permitieron a los arqueólogos excavar parte de la zona (solo la afectada por las obras) y confirmar que se trata de una villa romana que podría tener grandes dimensiones. “Es solo una estimación, pero suponemos que hemos excavado solo el 10% de la villa, que podría tener unas 65 hectáreas de superficie”, según David López, miembro de la empresa Estrats Treballs d’Arqueologia y director de la excavación.
La reconstrucción de este hallazgo fue realizada tras la excavación de parte del edificio de unos baños asociados a una villa romana de gran extensión que estuvo en uso durante los siglos I al IV d.C.
Los muros de las estancias excavadas de estas termas romanas se han recreado a modo de bancos, por encima de los muros originales, estando bien conservados sobre lo que hoy es un parque cultural en las mencionadas coordenadas.
Se sabe que los restos soterrados conservan gran parte de las cimentaciones de los muros, así como el pavimento inferior del sistema de calefacción subterráneo o hipocaustum, con algunos ladrillos de las columnas que soportaban el suelo del agua templada. Destaca la estancia circular, que se interpreta como una sauna o sudatio, que estaría cubierta con una cúpula.
En el pasado, tras su abandono, la villa sufrió un gran expolio como cantera de material de construcción y los efectos de un terremoto.