- Dispuestos a lo largo de numerosos edificios, estos rostros o también llamadas «cares d´aigua», siguen estando presentes en la llamada creencia de la cultura popular de antaño sobre la protección de las casas.
- Cada vez quedan menos, pero si paseáis por el centro histórico, sobre todo Ciutat Vella y el Carmen, o en numerosos centros históricos de poblaciones, podréis ver numerosos desagües o bajantes de aguas pluviales que antiguamente eran de hierro y que iban por fuera de la fachada de edificios y casas. Algunos a media altura, baja altura o en lo alto del conducto de un lugar que probablemente habréis pasado alguna vez pero que, puede ser, nunca os hayáis fijado.
Estos elementos desconocidos para muchos, son unos rostros impresos en tuberías de hierro fundido en bajantes de aguas pluviales. Hoy en día son casi inexistentes o muy difíciles de encontrar en la provincia.
Esta tradición de decorar las tuberías con dichos rostros de hombres, mujeres, ángeles, niños, demonios, etc., es una tradición perdida que, quizás, se remonte mucho en el tiempo, puede que de época romana, donde también se decoraba las casas con rostros tallados en piedra.
A estas caras se les atribuía ciertas creencias mitológicas y supersticiosas sobre la protección de la misma casa y para evitar los malos augurios, unos factores que se tenían muy en cuenta a la hora de construir en esa época. Estas caras vienen a ser equiparables a la gárgolas, pero en menor medida.
Estos bajantes decorados eran muy populares a mediados del siglo XIX y principios XX y no faltaban en los edificios más pudientes o lujosos. El efecto del tiempo, o las nuevas técnicas constructivas y de materiales, hicieron que fuesen desapareciendo hasta convertirse en un acto de fe encontrarlas.
La creencia popular y el desconocimiento, en la gran mayoría de ocasiones, nos hace unos absolutos ignorantes (a muchos de los mortales, incluidos nosotros), sobre el origen y verdadero significado de las disposiciones de estas caras. Poca información hay al respecto, y es gracias a gente como por ejemplo Alfredo Avd (del grupo de Facebook «Valencia en Blanco y Negro) o la publicación de alicantevivo.org,que tenemos más referencias o datos sobre estas caras (os recomendamos leer el artículo de alicantevivo.org que, además de precioso, acerca al lector a conocer empresas importantes en este mundo).
A continuación, imágenes tomadas por Alfredo Avd (miembro del grupo de Facebook Valencia en Blanco y Negro.
Hoy en día, los edificios de nueva construcción, y reciente, olvidaron aquellas costumbres y creencias para utilizar otro tipo de material y disponerlas sin estar a la vista de los transeúntes, además de disponer otras marcas de fundición las empresas encargadas de esas curiosidades que aún se pueden ver. Por aquel entonces, en la Valencia antigua, el tramo más próximo al que daba a la calle acostumbraba presentar una boca empalmada o una continuación con una marca de la fundición que lo había producido, siendo esta marca en su gran mayoría unos rostros grabados en relieve (que no siempre era así y que se podían encontrar marcas como tan solo el nombre como representación de aquella empresa o fundición para hacerse publicidad, claro está).
Pero aquello no acababa solamente ahí, ya que los numerosos talleres y fundiciones de aquella Valencia (hoy en día casi todos desaparecidos), disponían también obras, por ejemplo, como las rejas de numerosos portales que nos muestra Tono G. Ayora en su artículo «forjar, fundir, abrir, cerrar…».
Volviendo al tema de los rostros, seguramente habréis visto que muchos de ellos dispuestos son hombres jóvenes, mujeres, ángeles o niños, rostros anclados con un único fin, el de la protección y/o el de la decoración (incluso por encargo), donde se dice que se hacían tiradas mitológicas (seres antropomórficos, emulando a las gárgolas dispuestas en los edificios eclesiásticos, a modo de protección de los templos sagrados) o de lo que el cliente deseara para su casa. Funcionales pero decorativos, cargados de misticismo, donde al verlos uno puede transportarse en ese momento hacía un pasado no muy lejano de aquellos talleres y fundiciones que dieron a Valencia un importante posición industrial en este sector. Don José Gallego Mas, comenta en una publicación del grupo de Facebook de «Valencia en Blanco y Negro», que el trabajó en una fundición donde se hacían estas bajantes a gusto del consumidor con varios modelos de moldes que eran de madera.
Pero, ¿podría ser que, al igual que las gárgolas, estas caras tuvieran funciones, apoyadas en creencias populares y leyendas, de que sirven para ahuyentar al demonio y otros espíritus del mal? Como sabéis a los que nos leéis asiduamente, en nuestro artículo de las gárgolas (PINCHA AQUÍ), os contábamos que éstas eran guardianas de la Fe y protectoras de aquellos lugares donde estaban dispuestas, y que ese ser imaginario, representado generalmente en piedra cumplía varías funciones:
- Desaguar los tejados.
- Decorar dichos desagües buscando, por tanto, una finalidad estética.
- Y una tercera, apoyada en creencias populares y leyendas, de que sirven para ahuyentar al demonio y otros espíritus del mal. Por lo tanto, eran guardianas de la Fe y protectoras de aquellos lugares donde estaban dispuestas.
¿Podría, pues, tener una misma finalidad? Nosotros queremos creer que sí, porque nos encantan que las leyendas, de vez en cuando, sean ciertas.
En la antigüedad, en el mundo Romano, ya se documentan estas caras como amuletos protectores en las casas, cuyo significado evoluciona en el tiempo como una simple marca de la fundición.
Volviendo de nuevo al tema de los rostros, nuestro amigo Tono G. Ayora, en su álbum de flickr, nos muestra 45 impresionantes fotografías de estas «caras de agua» y marcas de fundiciones en los canalones y paisaje de la fontanería urbana de Valencia capital.





También nuestro querido amigo de «La Valencia Insólita» recoge en su maravilloso libro un par de páginas con fotografías de algunos de estos rostros.


Se fabricaban en serie, a partir de moldes que ya se prefabricaban, de ahí que puede ser que hayáis visto repetirse muchas de estas caras en muchos de nuestros pueblos y valencia capital y, que sobre todo, cada cara se fabricaba en función de los fabricantes, aunque había clientes especiales por supuesto. ¿Los materiales? Generalmente zinc o hierro, aunque por antaño los había que utilizaban cobre (muy raro de ver). Su significado, aunque misterioso y relacionado con la creencia de la protección contra los espíritus para los habitantes de la casa, no eran más que unos «rostros de agua» usados como una marca de fundición para registrar que aquella obra pertenecía a una empresa en concreto o que en su defecto, era una petición del cliente.
Don Rafael Solaz (uno de los artífices del Museo del Silencio, historiador y propietario, junto a su hijo, de la Librería Anticuaria Solaz), nos cuenta que seguían la moda de los trabajos en hierro colado procedentes de Francia y de otros lugares de Europa y que en realidad se trataba de un simple embellecedor, pero que en algunas épocas había personas que vieron que podían representar marcas o leyendas, donde incluso llega a disponer de algunas de ellas en su colección particular, una de ellas procedente de la antigua Bajada de San Francisco.
También un seguidor de la página lo define como «una muestra de la importancia que llegó a alcanzar el modernismo valenciano y la industria del metal».
Pero como podéis imaginar, y ya os hemos comentado, no solo en Valencia se sitúan estos rostros. Rostros con caras de niños, como si fueran ángeles, también caras de señoras que evocan a vírgenes, hombres con barba o incluso efigies. Nosotros, en un particular paseo por Paterna, hemos visto algunas de ellas (en las siguientes fotos), en calles como carrer del Molins, carrer de Joaquín Costa o carrer Mestra Monforte.








Y es que las fundiciones en la Valencia antigua fueron muy importantes, tanto que sus nombres aún se recuerdan a día de hoy donde cabe destacar varias de ellas, a pesar de algunas de éstas no se dedicaran a esa función: La Primitiva valenciana, La Maquinista valenciana o la antigua Fundición Industrial y Artística de Don Vicente Ríos, fábrica que todavía a día de hoy sigue en pie pero en ruinas (calle Guillén de Castro núm. 142, edificio que todavía existe).

Pero si hay una que impera por encima de todas ellas, además de las comentadas en Alicante por la página de alicantevivo.org donde destaca la más antigua de la provincia (Tomás Aznar e Hijos, Aniceto y Luis Badias), es la que se considera como la «madre» de todas las fundiciones en Valencia: Baltasar Gens en 1835, que tuvo continuidad con la Fundición Salvador Gens, y que este último, en la calle Sagunto, puso en marcha la actividad que le llevó a obtener por el Ministerio de Fomento un Diploma de Honor como el “primer fundidor de Valencia”, cuyo prestigio se vio refrendado en la Exposición Regional de 1883 y en la Internacional de Barcelona de 1888 por su actividad en la fabricación de bujes para carros de esmeradísimo acabado (Artículo de valenciablancoynegro.blogspot.com.es). Sobre este hecho también se hace eco la hemeroteca de ABC.
Se destaca que en gran parte de esta bella disposición que todavía puede verse a día de hoy, además de las caras de los que os hemos hablado, existen marcas de talleres y fundiciones con los nombres, como la de Talleres de fundición de los hermanos Andrés y Vicente Ferrer Ballester, de la Calle Cuenca, por poneros un ejemplo como salen reflejados en el artículo de comercioshistoricosdevalencia.blogspot.com.es, o como también Talleres La Belga o Talleres Capilla, y que gracias a la aportación de nuestro amigo y seguidor Tono G. Ayora, sabemos por ejemplo que la puerta principal de San Martín o las columnas del Mercado de Colón, son de ellos, además de un curioso coche que se quedó en prototipo: el Kover Capilla.
A pesar de tan reconocibles marcas indicando la empresa de construcción, nosotros tenemos predilección por las bellas caras que todavía pueden verse si nos detenemos en muchos lugares paseando.
No nos negaréis que el misticismo dispuesto entorno al edificio donde estén, no realzan su valor (y nuestra curiosidad, por cierto). Por último, os pedimos que tengáis consideración por estas bellas obras de arte que hay que preservar como un patrimonio de nuestra historia.
Las fundiciones de hierro de finales del siglo XIX y XX cumplen un papel fundamental en esta historia, ya que eran las encargadas de diseñarlas; razón por la que, en algunos canalones, el nombre de la compañía a la que pertenecían sustituía a las populares y ya olvidadas ‘Caras del Agua’. Sánchez Lamadrid cuenta que, aunque estos símbolos se extendieron por las tuberías de toda España. Lo cierto es que su origen se encuentra en las primeras fundiciones de la Comunidad Valenciana. Es el caso de la alicantina Tomás Aznar e Hijos, José Rodes en Alcoy o las valencianas, Vicente Ferrer Ballester o Baltasar Gens.
El origen de las ‘Caras del Agua’, los rostros guardianes de las calles de Alicante (elespanol.com)
Posdata: Si en tu casa tienes una, por favor, que no acabe en la basura y que este escrito sirva para que preserves la obra y tengas en cuenta su valor.
Fuentes:
– valenciadistinta.blogspot.com.es
– http://valenciaarenaycal.blogspot.com.es/
– Galería de Flickr de Tono G. Ayora
La escritora Alcoyana Arantxa Jorda ha publicado una novela (Se adquiere a traves de Amazon) llamada “Los Rostros del Agua” Thriller basado en las imagenes que , tambien , en la ciudad de Alcoy hay en las tuberias exteriores de muchos de sus edificios de prinicipios del siglo XX. Muy recomendable.
Esos rostros pertenecen a la Diosa romana Cloacina o Cloacia, Diosa de los desagues y alcantarillas.
Algunos sí, otros no, puesto que muchos de ellos son ángeles, figuras antropomorfas…etc