Cala del Pope – Cala del Tangó. La foto de portada pertenece a Salvador Cardona Tent.
- En la actualidad, la playa del Pope o del Tangó, una antigua cala de Xábia, ha desaparecido. Junto a ella existe un local hostelero, el Restaurante Tangó, que dispone de unas escaleras de acceso a la playa -de lo que queda de ella-, pero que no podréis usar porque no os dejarán acceder a la cala porque el local alega que aquello es propiedad privada, bloqueando la entrada.
- Además, existen unos carteles que avisan sobre la prohibición de pasar por las rocas que hay bajo el acantilado del Cabo de San Antonio por peligro de desprendimientos. Tan solo queda un pequeño mirador con cuerdas, a los pies del restaurante, que fue habilitado en 2014 por la Generalitat para acceder a la cala de forma más segura sin tener que pasar por el establecimiento hostelero, aunque en la actualidad el mirador se encuentra en malas condiciones, sin ser todavía reparado, porque queda pendiente un informe de Impacto Ambiental por ser una Reserva Marina la zona.
Apenas queda nada de la que fue considerada una de las calas más bonitas de la Costa Blanca, en la Comunidad Valenciana. De hecho, ni tan siquiera se anuncia en la web oficial de Turismo de Xàbia, en su apartado de playas y calas de Xàbia, ya que la única playa que queda en la zona del puerto, y que no es la protagonista de nuestro artículo, es la playa de la Grava -que dispone de Bandera Azul-. Eso sí, como Reserva Marina se sigue promocionando.
Hablamos de la conocida playa del Tangó o del Pope, una antigua cala situada bajo los acantilados de la reserva del Cabo de San Antonio, junto a la escollera de Levante del puerto de Xàbia, que ha desaparecido casi por completo.
Sus históricos topónimos se deben por curiosas causas. Uno de los nombres que recibe la playa es debido a que, un «pope», un sacerdote ortodoxo ruso, iba a bañarse a esta cala todos los días, incluso en estaciones como en invierno. Fueron los propios vecinos los que bautizaron esta playa con mencionado nombre al ver que el sacerdote acudía tanto. El otro topónimo debe su origen a que muy cerca, a pocos metros de la antigua cala, en un saliente de la roca que hoy sigue protegida con malla, existió una pasarela de salvamento para los náufragos, muy parecida a las plataformas que se conocían como “tangó” (tangón en castellano), que tenían y desplegaban, a ambos lados, los buques de guerra.
En cuanto a su visita, por si se os ocurre ir, debemos decir que son restos de lo que fue lo que puede verse hoy en día, y todo a causa de los desprendimientos que llevan produciéndose durante años y por la erosión marina provocada por las diferentes corrientes y olas. Todo esto, unido a la regresión de la propia cala, la han llevado hasta prácticamente su desaparición, aunque sin embargo la zona aún dispone, todavía, de senderistas y/o bañistas despistados -afluencia muy baja- debido a su fácil acceso desde la rotonda que hay cerca de Náutica Domenech o del club naútico, justo al ladito de la cala. Incluso desde el restaurante o el mirador todavía puede verse en la roca la destrozada pasarela que comunicaba con la cala dels enamorats.
La cala del Pope de Xàbia debe su nombre a un sacerdote ortodoxo que escapó de Rusia cuando estalló la revolución bolchevique y se refugió en este municipio. Eso sí, este playita, ahora inexistente dado que se la han tragado los temporales y la han sepultado los desprendimientos, también tiene otro topónimo. Se la conoce como cala del Tangó por la antigua plataforma de salvamento de náufragos que se construyó aquí (exactamente en el Morro de la Creueta) en 1899.
El conseller de Obras Públicas, Arcadi España, anunció en una reciente visita a Xàbia que su departamento trabaja en un ambicioso proyecto para reparar todo la escollera, básica en la seguridad del puerto (es el dique de abrigo que lo protege de los aquí furibundos temporales de levante). La escollera, además de estar muy deteriorada, es rebasable por las olas. No frena los envites del mar. Ese proyecto debe servir para rescatar una de las calas más fascinantes (por historia, paisaje y valores naturales) del litoral valenciano.
Levante EMV, Agosto de 2020

Entonces, ¿por qué promocionamos la zona si ya no era lo que fue y todavía están pendientes unas obras que se debían ejecutar tras el fuerte temporal que se produjo en diciembre de 2016? Pues porque merece la pena la visita si eres fotógrafo, practicas snorkel o acudes a este lugar si vas a Xàbia, como al resto de calas -como las de Cala Ambolo, Blanca y Granadella, entre otras–, por sus espectaculares vistas y por ser una Reserva Marina. Debéis tener en cuenta, eso sí, la prohibición de pasar por las rocas que hay bajo el Cabo de San Antonio por peligro de desprendimientos, ya que, aunque hay mallas protectoras en el acantilado para frenar las posibles piedras que se derrumban, el riesgo es muy alto.
Una foto, con cuidado dado que todavía no está del todo reparado, desde el pequeño mirador con cuerdas, inmortalizará vuestra visita a este pequeño rincón histórico que fue considerado como una de las calas más bellas del litoral valenciano hasta su desaparición. Ojalá se recuperase esta cala.
Por cierto, existe la creencia de que la obra de 1905 de ‘Niños bañándose entre rocas. Jávea’, realizada por Joaquín Sorolla, representa la Cala del Pope o de Tangó, tal y como se publicó en xabiaaldia.com. En el lienzo del artista valenciano puede verse a tres niños, que son los hijos del pintor -Joaquín, Elena y María (12,10 y 15 años)- subiendo por las rocas, en la playa que había debajo del Cabo de San Antonio y que podría ser la cala pequeña a la que se accedía por el camino desde el Pope. Como muchos sabrán, Sorolla llegó a Xàbia en el año 1896, cautivado por la belleza de la costa y el agua azul de la zona, especialmente por una pequeña playa aislada debajo del Cabo de San Antonio”. ¿Sería esta playa la pintada por Sorolla?
Esta escena íntima combina una de las representaciones más espectaculares del mar y los acantilados del Cabo de San Antonio, Jávea, con una representación de un momento familiar personal. Representando, de izquierda a derecha, sus tres hijos, Joaquín, Elena y María (entonces de 12, 10 y 15 años respectivamente) trepando entre las rocas, sus elegantes movimientos contrastan con el color aguamarina y turquesa del agua que invita y las caras rugosas de las pilas rocosas. El lienzo es una celebración de todo lo que Sorolla celebró más querido en su vida: la belleza de la costa mediterránea y su familia unida. La sensación de inmersión completa en la escena se ve acentuada por el alto punto de vista que mira hacia abajo, cortando la bahía más amplia y el horizonte para enfocarse en el momento fugaz.
Sorolla fue atraído por primera vez al paisaje de Jávea, al sur de Valencia, en 1896. Cautivado por la belleza de la escarpada costa y las aguas azules, se sintió atraído particularmente por una pequeña playa aislada debajo del Cabo de San Antonio.
Sothebys.com


Una zona preciosa que visitar