- El Monasterio de la Valldigna dispone del siguiente horario de verano: visita libre gratuita de martes a domingo de 09:00h a 13:00h. y de 16:00h a 20:00h; visitas guiadas gratuitas sábados y domingos a las 10:45h en valenciano y a las 11:45h en castellano. Si bien la entrada y las visitas son gratuitas, para la visita guiada es necesaria la reserva al teléfono al 961832930, por whatsapp al 618020272 o por correo a monestirvalldigna@gva.es.
- Podéis consultar horarios de acceso libre y de visitas guiadas en la web del Monasterio Sta. Maria de la Valldigna – Simat Turisme (turismesimat.com). Las visitas guiadas son los fines de semana. Para la reserva, enviad un mensaje de whatsapp al 618020272.
- A lo largo de la visita, la guía os explicará las leyendas y curiosidades en torno a este monumento, como la de haber sufrido dos terremotos.
- RECORDAD: Más información y reservas para visitar el Monasterio de Simat de la Valldigna en la oficina de turismo, en Monasterio Sta. Maria de la Valldigna – Simat Turisme (turismesimat.com), o al teléfono 618020272.
Frente a La Font Major, y al este del municipio de Simat de la Valldigna, se encuentra el Real Monasterio de Santa María de la Valldigna, un monasterio de estilo cisterciense fundado en 1298 por Jaume II el Just, una de las joyas históricas que perduran del antiguo Reino de Valencia.
Según la tradición, al regreso de batallas con los musulmanes en Murcia y Alicante, al pasar por el valle de Alfàndec (denominación de aquel momento), el monarca le dijo a su capellán Fray Bononat de Vila-Seca, abad de Santes Creus, «Vall digna per a un monestir de la vostra religió», contestando el abad «Vall digna!», dando lugar a la denominación actual del Valle.
Las tierras fueron concedidas en 1298 al abad de Santes Creus. La construcción del cenobio abarca varias etapas desde el siglo XIV hasta el siglo XVIII.
Leyenda aparte, lo cierto es que el 15 de marzo de 1298 el monarca promulgó la orden por la que concedía al abad la autorización para que, junto a otros doce monjes de Santes Creus, instalara un nuevo monasterio cisterciense en un valle de población musulmana que recibiría desde aquel momento el nombre de Valldigna.
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Un recinto amurallado recorre el conjunto de edificaciones que comprende el monasterio. El acceso se realiza a través del Portal Nou realizado en el siglo XIV, bajo el mandato del Abad Arnau de Saranyó (1357-1387). La puerta de acceso con arco apuntado es de sillería, flanqueada por dos torres cuadrangulares. Sobre la puerta se encuentran tres escudos, en el centro el de la Corona de Aragón y los de los extremos con las armas del abad que mandó su construcción. El remate almenado en forma de corona es del siglo XVIII por la restauración llevada a cabo por el Abad Félix Garix y sustituyó a las almenas del siglo XVI, en esta intervención también se decoraron con pinturas el frontispicio y las torres. Se conoce documentalmente la existencia de un foso y un puente levadizo, aunque no se han encontrado restos. Las murallas exteriores se realizaron en los siglos XIV, XVI, y XVIII.
A la izquierda de las torres, hacia el norte, encontramos una sala rectangular que fue la almazara. Es de fábrica de mampostería y ladrillo. Su construcción data del siglo XVIII. Al lado de este granero, más al norte se encontraba el pozo.
Junto a la torre sur se levantó en el siglo XVII, realizándose en 1720 reformas, la Capilla de la Virgen de Gracia. Se trata de una iglesia de planta de cruz griega con cúpula sobre pechinas y tambor. La fachada, barroca, presenta dos cuerpos unidos por una cornisa con remate curvo. La portada es también de dos cuerpos, realizada en mármol, con el escudo de La Valldigna sobre el dintel. Esta capilla se erigió para el culto externo a dicha virgen, ya que según parece había una ermita del siglo XVI.
Tras el zaguán de acceso se pasa a una plaza donde se ha recuperado el recorrido original debido a las colocación en 2006 de la Fuente de los Tritones, elemento también del monasterio que se encontraba en los jardines de Viveros. Así este recorrido conduce hacia la llamada Obra Nueva, adosado a las murallas del siglo XIV, junto a la iglesia.
Esta Obra Nueva es una construcción rectangular que tuvo cuatro pisos. En ella se encontraba el refectorio de los legos, la cellería, los dormitorios en la primera planta, y otras dependencias del siglo XVIII, de las que se han encontrado zócalos de azulejería y pavimentos de barro cocido.
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Junto a estas dependencias, al este, se encuentra el Claustro del Silencio realizado en los siglos XIV y XV, elemento principal de los monasterios cistercienses. A él recaen las estancias más importantes como son: la Iglesia, la Sala Capitular y el Refectorio. Los arcos han desaparecido pero se conservan los arranques de los muros y los apoyos de los arcos. En el centro se sitúa el patio, en él enfrentado a la puerta del refectorio se encontraba el lavatorio. En la panda norte se encuentra la iglesia, que originariamente tenía cuatro accesos quedando en la actualidad solo uno abierto, el de los legos. En el lado sur se encuentra el refectorio; y al este la sala capitular. En los muros que rodean el claustro se han encontrado restos de un forjado, tejado y pavimento que hacen pensar en la existencia de un piso superior.
El Refectorio situado en la parte sur del claustro, se realizó en el siglo XV. Tiene acceso desde el mismo claustro, a través de una puerta con arco de medio punto rebajado. Se trata de un edificio rectangular, de fábrica de tapial. De la cubierta abovedada se conservan los arranques de los arcos de crucería, cinco a cada lado, realizados en sillería. Se ha procedido a la reconstrucción de la cubierta de este espacio. Las almenas que presentan los muros son de una intervención posterior del siglo XVI. En el muro sur se encuentra el púlpito del lector, desde el cual se leían pasajes de la Biblia. En el muro este han aparecido durante la restauración dos ingresos que comunicaban con la cocina. En la parte baja de los muros son visibles los mechinales donde se insertaban los bancos de comedor.
La Sala Capitular, fue construida siendo Abad Rodrigo de Borja (futuro papa Alejandro VI, 1469-1491). Se trata de un edificio de planta cuadrada que tuvo una bóveda estrellada como cubierta, de la que se conservaban los arranques en los ángulos, así como las ménsulas con la representación de los cuatro evangelistas (uno en cada ángulo). El remate exterior es almenado. El acceso es a través de una puerta, flanqueada por dos ventanales góticos. La decoración flamígera de la puerta ha desaparecido, conservándose las arquivoltas de las ventanas con capiteles decorados con temas vegetales y animales fantásticos. Al interior destaca el sitial del abad, en el muro este, que estuvo enmarcado por un arco flamígero rebajado, la bóveda es de crucería con dos ménsulas que representan ángeles portando escudos. Sobre este se abren dos ventanas abocinadas. La fábrica es de sillería y mampostería. En este espacio se reunían los monjes presididos por el abad para la lectura de los capítulos de la orden. La aparición de las claves de la bóveda de la sala capitular durante las excavaciones realizadas ha permitido que se haya podido reconstruir la cubierta de esta sala.
Al sur de la sala capitular hay un pasillo con dos arcos apuntados, realizados en sillería, que conecta el claustro con la plaza que queda tras el claustro. Parece ser que era el Locutorio destinado a la conversación de los monjes.
Situada al norte del conjunto se encuentra la Iglesia. La iglesia primitiva fue levantada en el siglo XIV destruida en 1396 por un terremoto; hubo una iglesia posterior realizada en el siglo XV hasta 1644 en que fue destruida por otro seísmo. La iglesia actual fue realizada en la segunda mitad del siglo XVII hasta 1699 en que fue concluido. Se trata de un templo de planta rectangular, de cruz latina, con una sola nave cubierta con bóveda de cañón reforzada con arcos torales que dan paso a las capillas laterales. En el crucero, que destaca en planta, se eleva una cúpula apuntada. La cabecera tiene presbiterio donde se situaba el coro. A cada lado se encontraban las sacristías, y detrás el trascoro, al que se accedía por un puerta sobre la que se situaba en trono de Santa María y el camarín. Predominan en los elementos constructivos el clasicismo, con profusa y rica decoración pictórica y ornamental en la parte alta.
A los pies de la iglesia se adosó, en 1697, un atrio para los conversos separado por rejas de hierro a modo de cancela. Está cubierto a una sola agua y presenta dos cúpulas en los extremos. Se accede a través de una sencilla portada adintelada flanqueada por dos ventanas. Al interior presenta, al igual que la iglesia una profusa decoración. Junto a la cabecera se dispone la torre campanario comenzada a construir en 1652. Consta de tres cuerpos, el primero corresponde a una de las torres angulares que protegía el templo, el segundo es el cuerpo de campanas, y el tercero es el remate a modo de templete.
Al este de la iglesia, un poco alejado, se encuentra el Palacio del Abad realizado en el siglo XIV por el Abad Arnau de Saranyó. Tuvo intervenciones posteriores a finales del siglo XV y principios del XVI; con reformas posteriores en los siglos XVIII y XIX. Estaba destinado a dependencias del abad y para recibir a visitantes ilustres. Es destacable el claustro bajo realizado mediante arcos escarzanos, sobre el que se eleva el sobreclaustro de arcos góticos apuntados que estuvo en la mansión Canto del Pico de Torrelodones (Madrid) hasta 2007, año en el que los arcos fueron reintegrados a su lugar original.

Según el Estatut d’Autonomia de la Comunitat Valenciana (Ley Orgánica 1/2006, de 10 de abril) en el artículo 57, se establece que «el Reial Monestir de Santa Maria de Valldigna es templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de València y es, igualmente, símbolo de la grandeza del pueblo valenciano reconocido como nacionalidad histórica. La Generalitat recuperará, restaurará y conservará el monasterio y protegerá su entorno paisajístico. Una ley de Les Corts determinará el destino y utilización del Reial Monestir de Santa Maria de Valldigna como punto de encuentro de todos los valencianos, y como centro de investigación y estudio para recuperar la historia de la Comunitat Valenciana.»
En 1835, con la desamortización es abandonado por los monjes y vendido a particulares. Se convirtió en una explotación agropecuaria y parte de los elementos constructivos fueron vendidos para ser reutilizados, otras piezas pasaron a formar parte de las parroquias de la comarca.
La mayor parte de los edificios monacales fueron derribados, y las piezas con que se habían erigido fueron vendidas como material de construcción. Los bienes muebles y fondos documentales que habían sido atesorados por la comunidad se dispersaron siguiendo los pasos de los monjes exclaustrados. Finalmente, algunas piezas de especial interés, como la Font dels Tritons o el claustro alto del Palau de l’Abat, se vendieron y fueron reubicadas: la primera, en una plaza de la ciudad de Valencia; el segundo, en la mansión neogótica del Canto del Pico (Torrelodones, Madrid), finca de recreo que perteneció durante décadas a la familia de Francisco Franco.
El abandono y la desidia de más de un siglo acabaron por dar al conjunto monástico un aspecto ruinoso que lo debió hacer «invisible» ante los ojos de los diferentes gobiernos del estado, incluso en períodos en los que se llevaron a cabo numerosas iniciativas de protección del patrimonio histórico español, como la II República.
Sí que hubo, sin embargo, intelectuales e historiadores valencianos, como Teodor Llorente, Carles Sarthou, Felipe María Garín, Vicente Gascón Pelegrí o Josep Toledo i Girau que denunciaron en diversas ocasiones ante la opinión pública el peligro de desaparición completa de los restos del antiguo Reial Monestir. Todo ello permitió que el conjunto de edificios fuera declarado Monumento Histórico-Artístico en 1970, aunque este reconocimiento no consiguió paralizar de forma automática su deterioro.
En el marco de la transición a la democracia y en el proceso de recuperación del autogobierno valenciano, la movilización de los pueblos de Simat, Benifairó, Tavernes y Barx a través de la Associació d’Amics de la Valldigna consiguió situar en la agenda política la preocupación por la Valldigna. Tanto es así que una exposición sobre la historia del monasterio realizada en el Ateneu Mercantil de València en 1976 se convirtió en un auténtico clamor por la salvación de lo que aún quedaba en pie del viejo cenobio cisterciense.
En 1984, la Generalitat Valenciana, poco después de su restitución, llevó a cabo los primeros estudios del edificio como paso previo a la valoración de los daños sufridos y con la intención de poder desplegar una estrategia de intervención.
Finalmente, en 1991 fue adquirido por la Generalitat Valenciana, comenzando con la recuperación del monasterio. Desde aquel momento se han realizado diversas campañas arqueológicas, así como obras de emergencia y la consolidación arquitectónica. En 1998 se celebró el setecientos aniversario de su fundación.
Fuente principal:
- Este artículo es una obra derivada de la disposición relativa al proceso de declaración o incoación de un bien cultural o natural publicada en el R-I-51-0003848 con fecha de 29/05/70, y con fecha de publicación en el BOE 01/07/70, texto que está libre de restricciones conocidas en virtud del derecho de autor de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Propiedad Intelectual española.
- www.monestirvalldigna.gva.es/es/historia
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