Valencia, miércoles 13 de abril de 2022. El Ayuntamiento de Manises llevó a cabo, a principios de abril de 2022, la limpieza y adecuación de los caminos de acceso y la base del acueducto Els Arcs, un monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC), de donde se han sacado dos camiones de basura, malas hierbas y escombros.
Se han sacado dos camiones de basura, escombros y malas hierbas de los alrededores de este monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC).
Esta infraestructura se está deteriorando por la cantidad de material que se acumula a sus alrededores por los vertidos incontrolados y por el efecto del barranco de Salt de l’Aigua, situado bajo el acueducto y que recoge el agua de lluvia que viene de las pistas del aeropuerto después de su ampliación.
El concejal de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Manises, Rafael Mercader, señaló que con esta actuación de limpieza y adecuación “se protege un monumento histórico único en el municipio y que es símbolo de nuestro pueblo”. Ha recordado también a la ciudadanía “que puede hacer uso del ecoparque sin ningún coste para deshacerse de los desechos”.
Instamos al concejal que persiga al legítimo propietario para que actúe con mayor diligencia y, si es necesario, sancione o expropie por no mantener y restaurar este bien patrimonial catalogado como BIC. La Ley de Patrimonio Valenciano es muy clara, y obliga tanto a sus legítimos propietarios, como a las administraciones públicas, a actuar.
Por su parte, el concejal de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Manises, Xavier Morant, ha explicado que el acueducto no es de propiedad municipal pero que la intención del Ayuntamiento “es analizarlo para hacer posible un estudio de valoración económica sobre el estado arquitectónico del monumento y posteriormente llegar a tener la propiedad para poder conservarlo”.
El Ayuntamiento solo ha podido actuar en los caminos porque hay terrenos que son de propiedad privada. Una vez limpia la parte donde se puede intervenir, se instalarán vallas en el inicio del camino alrededor del acueducto para evitar que entren los vehículos particulares y tiren escombros, pero se permitirá el paso para el resto de la zona.
A CONTINUACIÓN, NOTICIA DEL PASADO MES DE ENERO DE 2022, CUANDO DESDE NUESTRO MEDIO REALIZAMOS LA DENUNCIA:
- Gran parte del acueducto está lleno de grafitis, vegetación y, además -tal y como hemos comprobado en nuestra visita de enero de 2022-, la zona se ha convertido en un vertedero, estando la zona en absoluta dejadez.
- A pesar de no ser de propiedad municipal, sino privada, y aunque en muchos medios de comunicación aparece que el Ayuntamiento de Manises no puede actuar directamente para protegerlo por ese motivo, el consistorio sí debe requerir al propietario del BIC para que mantenga en óptimas condiciones el acueducto y su entorno de protección -pueden y deben, y más aún si el acueducto está dentro del catalogo del municipio-.
- De hecho, el Ayuntamiento ya actuó, a través de la Concejalía de Patrimonio, presentando en octubre de 2019 moción instando a las diferentes administraciones implicadas a resolver los problemas que sufre el barranco. De aquella moción salió una reunión en febrero de 2020 con la secretaria autonómica de Cultura de la Generalitat Valenciana, Raquel Tamarit, tal y como menciona Levante EMV en «Manises busca una solución para proteger el acueducto «Els Arcs» – Levante-EMV«. Sin embargo, y por desgracia, vino la pandemia y no se ha realizado nada desde entonces, aunque el interés del Ayuntamiento de Manises por dignificarlo está presente.
- Aún así, el consistorio debe seguir recurriendo a todas las vías posibles para iniciar requerimientos o un proceso contra el legítimo propietario de esa parcela y el barranco. Por ello, la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana, debería actuar sin más dilación, ya que tiene la obligación, por ley -Ley de Patrimonio Valenciano-, de instar a su propietario a que actúe -debe ejercer su función in vigilando e instar cuando sus propietarios cometan alguna infracción recogida en la mencionada ley-.
- Como bien nos indica Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, es necesario recordar tanto al Ayuntamiento de Manises como a la Dirección General de Cultura y Patrimonio que “tanto el titular del bien como las administraciones públicas valencianas tienen una serie de obligaciones y deberes legales e inexcusables con el patrimonio cultural valenciano. Lo normal es que las administraciones públicas requieran a los legítimos propietarios del conjunto de este Bien de Interés Cultural -la máxima protección en la Comunitat Valenciana- para que actúen sobre él mismo, y si no lo hacen es cuando deben producirse sanciones y multas coercitivas por el incumplimiento reiterado de las leyes patrimoniales. Cuando nada de esto funciona es cuando debe producirse la expropiación forzosa, a su propietario, de los bienes afectados y en peligro».
El acueducto medieval Els Arcs de Manises -conocido también como Els Arquets y cuya zona visitable más conocida se encuentra entre las coordenadas sexagesimales 39°29’11.5″N 0°27’20.1″W, en decimales 39.486538, -0.455573, y las coordenadas 39°29’10.4″N 0°27’19.2″W, en decimales 39.486234, -0.455341 (justo al lado de una especie de descampado o zona que se utiliza como aparcamiento del anexo Hospital de Manises)-, es un acueducto de 28 arcos declarado Bien de Interés Cultural que, todavía hoy, se encuentra en funcionamiento por discurrir, por él, el agua de la acequia de Quart -si bien cabe recalcar que su parte superior o cajero, por donde se conduce el agua, es más moderna y de hormigón, en concreto de los años 70 del pasado siglo XX-.
Su origen no está del todo determinado, ya que mientras algunos historiadores han certificado a lo largo de la historia que se trata de una construcción romana, estudios más recientes aseguran que es de época musulmana o una obra mucho más cercana en el tiempo, pero en todo caso medieval -hay quienes lo atribuyen como parte de un acueducto mucho más largo que conectaba con el de Riba-roja de Túria o Vilamartxant hasta llegar al de Chelva, tal y como explicamos en nuestro artículo ¿Sabías que el mayor acueducto romano de la península Ibérica estaba en la provincia de Valencia? (valenciabonita.es), donde hacemos mención al estudio de Miquel R. Martí Maties, quien habla de que el mayor acueducto levantado en Hispania en época romana estaba en Valencia, un total de 98,6 kilómetros que, con el paso del tiempo, se ha ido modificando y del que quedan restos de su completo recorrido, dado que se sabe que además, en la tesis del doctor, que los azudes y acequias medievales de la huerta valenciana serían solo una adaptación, por tramos, de la obra de ingeniería que se diseñó en la Valencia romana-.
¿Sabías que el mayor acueducto romano de la península Ibérica estaba en la provincia de Valencia?
La web del Ayuntamiento de Manises indica que “se trata de un conducto de agua en cuyos arcos podemos encontrar estalactitas, al cual se le atribuye un origen romano, estando declarado B.I.C.”. En nuestra visita del 26 de enero de 2022 pudimos comprobar que en algunos arcos las filtraciones han dado lugar a unas caprichosas formaciones en forma de pequeñas estalactitas o tobas calcáreas.



Como ya hemos mencionado anteriormente al inicio de este artículo, gran parte del acueducto está lleno basura, al convertirse en un vertedero, y lleno de grafitis y frondosa vegetación, estando la zona en absoluta dejadez y en grave peligro.
La zona no es de propiedad municipal, sino privada, pero tanto el Ayuntamiento de Manises como la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Conselleria d’Educació, Cultura i Esport deberían de actuar ya en busca una solución para proteger el acueducto antes de que sea demasiado tarde.
En nuestra visita del miércoles 26 de enero de 2022 hemos comprobado la absoluta dejadez de la zona.
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El principal problema es que este BIC no es propiedad municipal, sino privada, por lo que el Ayuntamiento de Manises no puede actuar directamente para protegerlo. La problemática también incluye la implicación de varias administraciones públicas como AENA, el Ministerio de Fomento, el Ministerio por la Transición Ecológica, Confederación Hidrográfica del Júcar, y la Consellería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, además de los propietarios privados del barranco.
Ante el anterior texto aparecido en Valencia Extra, lo que realmente deben hacer todas y cada una de las administraciones públicas implicadas es la coordinación dentro de sus respectivas competencias, por ello, según la Ley de Patrimonio de la Comunitat Valenciana, LPCV 4/1998 y posteriores modificaciones, cabe decir que según el siguiente artículo no hay excusa alguna:
Artículo 4. Colaboración entre las administraciones públicas.
- La Generalitat y las distintas administraciones públicas de la Comunidad Valenciana colaborarán entre sí para la mejor consecución de los fines previstos en esta Ley.
- Las entidades locales están obligadas a proteger y dar a conocer los valores del patrimonio cultural existente en su respectivo ámbito territorial. Especialmente les corresponde: a) Adoptar las medidas cautelares necesarias para evitar el deterioro, pérdida o destrucción de los bienes del patrimonio cultural; b) Comunicar a la administración de la Generalitat cualquier amenaza, daño o perturbación de su función social de que sean objeto tales bienes, así como las dificultades y necesidades de cualquier orden que tengan para el cumplimiento de las obligaciones establecidas en la presente Ley; c) Ejercer las demás funciones que expresamente les atribuye esta Ley, sin perjuicio de cuanto establece la legislación urbanística, medioambiental y demás que resulten de aplicación en materia de protección del patrimonio cultural.
- La Generalitat Valenciana prestará asistencia técnica a las demás administraciones públicas valencianas y establecerá los medios de colaboración con ellas en los casos y en la medida en que fuere necesario para el cumplimiento de los fines de la presente Ley.
SOBRE EL ACUEDUCTO DELS ARCS, SEGÚN LA FICHA DEL INVENTARIO GENERAL DEL PATRIMONIO CULTURAL VALENCIANO:
El acueducto de Els Arcs es un acueducto en término municipal de Manises, el cual permite salvar la acequia de Quart-Benàger-Faitanar del barranc del Salt d’Aigua. Dicha acequia distribuye, todavía hoy, las aguas que riegan amplias zonas de la huerta valenciana al este de la capital. El acueducto posee un extraordinario valor histórico, arquitectónico y etnológico por formar parte de una red de ingeniería hidráulica representativa de una forma de asentamiento humano, de intervención en el entorno y explotación de sus recursos que se ha venido produciendo en la Vega de Valencia desde la romanización. Es, además, el único acueducto existente en éste ámbito geográfico.
El aprovechamiento de las aguas del Turia para todo tipo de usos es un hecho comprobado desde antiguo, a la vista de la profusa red de canalizaciones que caracteriza todas las comarcas limítrofes con el tramo final del río. Así mismo en ambas orillas existen, aparte de las conducciones y acequias hoy en servicio, una serie de restos arqueológicos de diversa índole que aportan indicios suficientes para suponer entramados hidráulicos de consideración. Tanto la calidad de las tierras de labor existentes en las riberas de los ríos como la estacionalidad del régimen de precipitaciones característica de los climas mediterráneos del levante peninsular suponen factores fundamentales a la hora de determinar la existencia de este tipo de conducciones de agua, utilizando recursos y soluciones técnicas similares a lo largo de todas las épocas. Los canales del Segura, la acequia de Elche, los canales de Altea y las estructuras hidráulicas de Jávea y de Calpe, la acequia amortizada por la construcción del embalse de Tibi, las redes del Turia (sistema Vilamarxant-Riba-roja, acueducto de la Covatella), el acueducto de Peña Cortada, las conducciones del Palancia (acueducto romano de Sagunto, acequia de Gausa) y las «Cèquies del Diable» de Vila-real (río Mijares), entre otros tantos, son infraestructuras hidráulicas que demuestran la extensión, geográfica y temporal, de soluciones técnicas similares frente al problema del agua.
Ya en 1239 el Rey Jaime I, tras la conquista, confirma los privilegios que tenían los regadíos de Valencia, desde antiguo, y en 1268 concede la facultad de nombrar sequiers de acequias. El Tribunal de las aguas se componía inicialmente de siete miembros, a los que se añadió el correspondiente a la acequia de Quart-Benàger-Faitanar. La referencia concreta más antigua sobre el acueducto es una cita sobre sus arcos en una orden del rey Jaime I en el año 1273, en la cual se hablaba de su estado deteriorado y de la necesidad de restauración. Aunque noticias de las acequias después de la reconquista comienzan 1263. Posteriormente las fuentes bibliográficas que hacen referencia a estas redes hidráulicas son relativamente escasas.
La siguiente referencia directa que conocemos data del primer cuarto del siglo XIX y corresponde al estudioso francés Jaubert de Passa. En su estudio «Canales de riego de Cataluña y reino de Valencia» publicado en 1823 (con traducción española de 1844), lleva a cabo un análisis científico de las redes hidráulicas en uso con la intención de encontrar soluciones a los problemas de regadío del Sur de Francia. La observación sobre estructuras antiguas se reduce al tramo de «Les arquetes» de Manises, al que concede un origen islámico: «El término de Cuarte está separado del de Manises por una extensa rambla. Los moros construyeron en ella un acueducto de 240 varas castellanas de longitud, compuesto de 28 arcos, de los cuales el más alto, que es el del medio, tiene 10 varas de elevación. Las aguas han formado allí con el largo transcurso del tiempo una pared de estalactitas o capas calcáreas que circunden los arcos, pilares, y hasta las caras exteriores». Hasta principios del siguiente siglo no contamos con nuevas referencias.
En 1902 el ingeniero Rafael Valls David publica una revisión del estudio de Jaldero sobre la red de comunicaciones de Vilamarxant-Riba-roja, fruto sus observaciones en el transcurso de los trabajos de tendido de la línea férrea entre Valencia y Lliria por la ribera Sur del Turia, de la que fue su principal promotor. Considera especialmente reseñable la arcada de Manises: «…siendo así que existe un puente-acueducto en el trazado que vamos a describir, que por su antigüedad, tiene mayor mérito que los puentes acueductos de Chelva, Teruel…». Ratifica las propuestas de Jaldero y prolonga el trazado de uno de los acueductos hasta la ciudad de Valencia por medio de la identificación de vestigios de canalizaciones en diversas acequias en uso (Quart, Mislata, Favara) entre los que se encuentra el puente de Manises: «Estas obras de fábrica…continúan hasta la entrada del barranco de Manises. Este barranco lo salva por medio de un puente-acueducto de gran número de arcos, arcos construidos en la antigüedad con piedra caliza en mampostería ordinaria, y en la actualidad los vemos ensanchados con ladrillos, pero todo el conjunto del arco está cuajado de estalactitas formadas por el agua que, saturada de sales calizas, va filtrando gota a gota por los arcos y al evaporarse deja innumerables capas superpuestas, imposibilitando el estudio de los materiales empleados en los machones o pilares», «Si bien es verdad que las estalactitas y estalagmitas nos impiden estudiar los materiales de construcción primitivos, pues hoy todo el puente está constituido por una sola piedra, en cambio podemos asegurar que es la obra más antigua que existe en los alrededores de Valencia, al propio tiempo que la más hermosa..». También alude a las explicaciones verbales de Teodoro Llorente durante una visita realizada al acueducto con motivo de presidir una comisión de investigación de la sociedad «Lo Rat Penat»: «Tuvimos el honor de oír al Sr. Llorente explicar las variaciones que había tenido esta antiquísima obra, con el doble objeto, en primer lugar, de conservar la obra de una eminente ruina y en segundo lugar de levantar los pretiles a cada recomposición y con esto dejar pasar mayor cantidad de agua y con ello regar mayor número de hectáreas de terrenos…».
Sanchís Sivera, en 1922, reafirma nuevamente el origen romano del acueducto en su Nomenclator geográfico-eclesiástico de los pueblos de las diócesis de Valencia: «MANISES, Manizes. La antigüedad de Manises está demostrada por el hallazgo en su término de muchísimos restos romanos, tales como lamparillas, pondus, trozos de ánfora, muros de vivienda, marcas de alfarero, etc., en la partida del Racó o Masía de la Cova, y la existencia de un acueducto que aún cuenta con más de veinte arcos, obra indudablemente romana, aunque por lo general es atribuida a los árabes».
De la misma manera y en 1974, López Gómez, en su aproximación al origen de los riegos valencianos dictamina la romanidad del acueducto de Els Arcs:«Situado en la acequia de Quart, es obra romana» Y cita por último la conducción dentro de los vestigios de ingeniería hidráulica romana existentes en la comarca de l’Horta: «En el barranco de Manises destaca un acueducto de mampostería con veintiocho arcos (Els Arcs o Els Arquets) y 240 varas castellanas (200 m) de longitud; ensanchado en época desconocida con ladrillos y cuajado de estalactitas por las filtraciones, es aún utilizado por la acequia común de Quart y Benáger-Faitanar».
La absoluta falta de similitud entre los restos de la red de Vilamarxant-Riba-roja de Túria que presenta rasgos típicamente romanos, con alzados de sillarejos correctamente dispuestos en hiladas horizontales y núcleos de hormigón de cal con tongadas alternas de bloques de piedra. Los arcos documentados, con dovelas y alzados de piedra careada y los cajeros de hormigón de cal encofrado con revestimientos hidráulicos de opus signinum y refuerzos en las aristas de cuarto de bocel confirman una adscripción romana. Por el contrario, las características del acueducto de Manises, de arcos construidos con losas irregulares a modo de dovelas y alzados de calicanto irregular sin revestimiento externo, podrían testimoniar una datación diferente para la obra, evidenciándose en todo caso una absoluta falta de homogeneidad entre ambos conjuntos. Y además, los restos de acueducto documentados antiguamente en la ciudad de Valencia (en las cercanías de la cárcel modelo y en su recorrido por la calle Quart) o en recientes intervenciones de arqueología urbana llevadas a cabo (solar de la calle Quart esquina a calle San Miguel) presentan características que poco tienen que ver con la tosquedad de la arcada de Manises ni tan siquiera con sus dimensiones. Por otra parte, en la obra no se han hallado indicios materiales de ninguna reparación hasta la gran restauración del siglo XVI, pese al largo periodo de uso y abandono evidenciado en el estudio estratigráfico y en el aterramiento del barranco deducido de la diferencia de cotas entre cimentaciones iniciales y refuerzos. Esto, sin embargo, no definiría una datación concreta sino más bien una pervivencia más o menos larga de la construcción inicial.
Según Hortelano la conducción de Manises, para la que en principio se debe suponer una finalidad agrícola semejante a la actual y no de abastecimiento urbano, debe considerarse una obra probablemente de época islámica dada su pertenencia probada a un sistema de riegos ya existente en el momento de la Reconquista cuyo reglamento respetaba las costumbres anteriores.
Pese a que la historiografía actual lo ha datado en época romana, la falta de aproximación tipológica a los modelos de obra hidráulica romana más cercanos hace arriesgado retrasar tanto su construcción sin contar con evidencias arqueológicas o paralelos constructivos que permitan corroborarlo fundamentalmente.
La obra original del acueducto es una serie regular de veintiocho arcos de medio punto con un trazado fundamentalmente rectilíneo que describe una ligera curva opuesta a la pendiente del barranco en el que se sitúa. Su longitud total es de aproximadamente 230 metros. Se distinguen tres series de arcadas consecutivas determinadas por las dimensiones de sus arcos. Al sur, un grupo de cuatro vueltas, y al norte otro de tres vueltas, presentan una elevación mayor que el conjunto central. Éste se halla formado por las restantes veintiuna, compensando la diferencia de nivel por medio de un recrecido de hormigón de cal con bloques desiguales de piedra dispuestos en hiladas más o menos regulares. Los pilares son de planta rectangular, con unas dimensiones medias entre 130 y 150 cm de anchura y 370 y 390 de altura. Están sólidamente construidos con bloques medianos de piedra caliza de forma irregular trabados con mortero de cal.
De desarrollo ligeramente troncopiramidal, los sondeos llevados a cabo demuestran que en su cimentación presentan una zapata irregular de entre 15 y 40 cm de altura formada con bloques y mortero. Los arcos están construidos con losas irregulares de caliza dispuestas a modo de dovelas, presentando unas dimensiones poco regulares. La luz media oscila entre los 325 y los 450 cm, dependiendo de las desigualdades constructivas y las voluminosas deformidades de las concreciones provocadas por filtración de las aguas. No se conservan restos del cajero original pues las sucesivas destrucciones y reformas sufridas por la conducción han afectado especialmente al cauce. Parece probable, no obstante, que pudiera estar construido en hormigón de cal encofrado y superpuesto a la arcada de nivelación. Un largo periodo de abandono debió ser la causa del colapso de la construcción pues no se aprecian ni evidencias de destrucción intencionada ni desplomes de pilares que pudieran haber sido provocadas por avenidas del torrente.
No parece, sin embargo, que el deterioro supusiera un grave peligro para la estabilidad del conjunto, ya que se conserva el núcleo de la fábrica original en la práctica totalidad de los arcos. El alcance de la destrucción puede evaluarse identificando las reparaciones posteriores consistentes en la reposición del cajero, en el refuerzo mediante contrafuertes de la estructura y en la reconstrucción de los extremos de la conducción y de ciertos puntos de la arcada. El material de construcción empleado en las obras de refuerzo de los arcos es el ladrillo macizo (30 x 14,50 x 3,5 cm) formando con mortero de cal roscas de medio punto de doble hilada o de hilada y media que se adosan lateralmente a las caras externas de la construcción original. Por el tamaño de los ladrillos empleados se puede datar entre los siglos XVI y XVII, habiéndose realizado obras de reparación en los siglos XVIII, XIX y en los inicios del siglo XX.
La intervención más reciente data de la segunda mitad del siglo XX cuando se procede a la demolición del cajero hasta entonces en uso y a la reposición del nuevo cauce. Éste, construido en hormigón encofrado, presenta perfil cuadrangular con un andador lateral protegido por barandilla de hierro. Existen sucesivos tramos de 9,60 metros con juntas reforzadas por pilastras verticales adosadas de hormigón prefabricado. Un relleno de hormigón con rasante inclinada hacia el sur sirve de nivelación sobre la superficie preexistente. No se conocen pertenencias, accesorios y en general bienes muebles asociados al acueducto (texto de C. Pérez-Olagüe, basado en la memoria de Ignacio Hortelano).
Parte de este artículo es una obra derivada de la disposición relativa al proceso de declaración o incoación de un Bien de Interés Cultural según la Disposición Adicional Quinta de la Ley 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano (según R-I-51-0003882 publicado en el BOE de 09/08/72), texto que está libre de restricciones conocidas en virtud del derecho de autor de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Propiedad Intelectual española.