- La casa del duende de Esparto, un fenómeno ocurrido en 1915 que muchos han bautizado como el primer caso registrado de poltergeist en España, en realidad no es más que un misterio que la policía dejó de investigar al no encontrar explicación y cesar los ruidos. En realidad, el origen de los sucesos estuvo más que explicado y resuelto, solo que la policía dejó de investigar y nadie le dio más importancia tras cesar los ruidos.
Corrían tiempos difíciles en el año 1915. Por aquel entonces el mundo vivía su primera guerra mundial y a pesar de que España no formaba parte de la contienda, en 1915 ya se podían divisar submarinos y torpederos que utilizaban el Mediterráneo para saquear los suministros de los aliados, caso de los alemanes. Valencia vivía numerosas huelgas y, por ejemplo, los problemas, y la crisis, de los viticultores, hacían mella en las producciones de vino.
De entre tantos sucesos que ocurrieron ese año, todavía hoy es recordado “sin resolver” el llamado primer caso documentado de Poltergeist en España: la casa del duende de Esparto, llamada por la prensa de entonces (en numerosas ocasiones), “la casa de tócame roque”.

Muchos hablan de que aquel hecho fue un montaje, algo para utilizarse como maniobra de distracción (puede, incluso, que fuese cierto). Otros, sin embargo, siguen alimentando la teoría paranormal, anclándose en que el caso quedó en el aire. Pero ¿realmente podemos afirmar que el suceso fue un fenómeno paranormal? ¿o en realidad tiene su lógica y explicación? Vayamos por partes.
La palabra Poltergeist, que viene del alemán Poltern, «hacer ruido», y Geist, «fantasma», es un fenómeno paranormal de naturaleza violenta e inexplicable y que, en éste caso, a pesar de no tener todavía explicación alguna, podría tener una lógica bastante aplastante.
En numerosos artículos se dice que el propietario de la casa, un tal señor Colmenero (que no Colomero), ex capitán, oficial, comandante, teniente, etc. de la Guardia Civil, vivía con sus dos hijas (le hemos adjudicado a este señor, que en paz descanse, todos los rangos que hemos encontrado en numerosos artículos). Pero lo cierto es que en la hemeroteca vemos hablar de un hijo, de 14 años (El Pueblo: diario republicano de 1915, 8 de julio), y otro de 12 años (La correspondencia de Valencia: diario de noticias: 7 de julio de 1915), y en ningún caso de hijas.
También vemos, tras indagar en libros y en hemeroteca, que el único “Colmenero” que hemos encontrado es un tal D. Virginio Colmenero, residente en Teruel y que a fecha 20 de enero de 1910 y 21 de enero de 1910, se publica en La Correspondencia de Valencia y en el diario de Las Provincias, el permiso que se le concede como retiro con destino Valencia a este “comandante” de la benemérita (podemos suponer y con bastante certeza, que nuestro amigo Colmenero, protagonista de la historia, puede ser este hombre). Pero también vemos en la publicación de la Revista técnica de la Guardia Civil. 31/1/1910, no. 1. (página 25), en la que se habla de un tal Higinio Colmenero Abad (no especifica rango), del cual se dice “jefes y oficiales de la Guardia Civil que cumplen la edad reglamentaria para el retiro en todo el año de 1910”. Así que, puede ser, que nuestro protagonista sea uno de estos dos personajes…o que la prensa de la época se equivocara en la imprenta (muy probable debido al parecido de ambos nombres, Virginio e Higinio).
Hemos mirado los años comprendidos entre 1911 y 1915 (antes de los sucesos) en las siguientes publicaciones de la Guardia Civil, donde se hace referencia a los retiros anuales en España en su revista técnica y donde no aparece ningún Colmenero para el retiro:
- Revista técnica de la Guardia Civil. 31/1/1911, no. 13. (82 pages) – retiro en 1911
- Revista técnica de la Guardia Civil. 31/1/1912, no. 25. (82 pages) – retiro en 1912
- Revista técnica de la Guardia Civil. 31/12/1912, no. 36. (83 pages) – retiro en 1913
- Revista técnica de la Guardia Civil. 31/1/1914, no. 49. (81 pages) – no se establecen referencias del retiro de 1914.
- Revista técnica de la Guardia Civil. 31/12/1914, no. 60. (82 pages) – retiro en 1915
Dado que no hay revistas anteriores, no podemos decir con certeza que éste hombre fuese Higinio Colmenero o Virginio, y dejamos los datos expuestos para quien quiera indagar más allá.
También se puede leer si escribís en Google “duende esparto Valencia”, que numerosas publicaciones hablan del comienzo de los hechos en mayo o en primavera, cosa imposible ya que los ruidos comenzaron pocos días después del 22 de junio por un motivo evidente, fecha en la que ocurre lo que vamos a contaros a continuación.
Y es aquí, donde hacemos hincapié a una historia que hasta ahora nadie había recuperado. ¿Por qué? Bueno, el motivo parece ser más que evidente: vende más un caso sin resolver o una historia enigmática sin explicación posible, que contar todos los hechos para intentar deducir una posible historia de rivalidad o explicación razonable. ¿De verdad creéis en los fantasmas o fenómenos paranormales? En numerosas ocasiones hemos escuchado que de quien hay que tener miedo es de los vivos y no de los muertos. Dicho esto, nos ponemos en el tema sobre la historia “testamentaria” que parece ser el motivo por el que ocurrieron los hechos. Una historia que se dejó en el olvido y que hasta la policía desistió para no saber jamás la realidad de los hechos ocurridos en aquellos días. También, os volvemos a recordar que aquellos tiempos eran días difíciles, llenos de hambre, huelgas, incertidumbre y otros hechos que pasarían a un segundo plano debido a lo que allí ocurrió.
Tanto Las Provincias (05 de Julio 1915, página 2), como El Pueblo: diario republicano de Valencia (10 de Julio 1915, página 1), cuentan que la clave podría ser una subasta testamentaria (la teoría que apoyamos). Parece ser que una casa, procedente de un testamento, fue objeto de subasta, donde dos señores eran los que deseaban concurrir a ella: nuestro protagonista, el Sr. Colmenero y un tal D. Mariano Roger.
En un principio no ofrecieron precio alguno por ella…por motivos que se desconocen, donde fue más tarde cuando tuvieron una nueva oportunidad en una segunda subasta con una rebaja del precio en un 25 por 100.
Al parecer, para no disponer un nuevo “conflicto”, los compradores en cuestión, nuestros protagonistas, pudieron intentar pactar una tercera subasta para llegar así a una rebaja mayor del precio de la vivienda, siempre y cuando no hubiese un tercero por medio. Al parecer, uno de ellos, finalmente, no acudió a la subasta y el otro, por consiguiente, gano la casa de procedencia testamentaria en “condiciones ventajosas” en la subasta celebrada el 22 de junio de 1915.

¿Os imagináis que casa era la que estaba en subasta y quien gano ésta? La casa es la protagonista de la historia, el número 7 de la plaza del Esparto (número que se dispone como el 5 hoy en día) y el ganador, finalmente, de la subasta, el señor Colmenero. Hasta aquí todo sería normal si no fuera porque un tal D. Mariano Roger (el que perdió la subasta), era dueño de la núm. 43 de la calle de Caballeros (actualmente número 47 llamado La Taberna de la Marisa), es decir: el edificio colindante a «la casa de tócame roque» (que no casa contigua, en la plaza del Esparto, ya que estaba deshabitada). Es a raíz de la adquisición de la familia Colmenero, y su instalación, cuando empiezan a surgir los misteriosos ruidos que tienen en jaque a todo el mundo, incluida prensa, y que fueron de menos a más hasta llegar a los días clave.
Dicho esto, cualquiera de vosotros habrá podido deducir que en realidad D. Mariano Roger quiso «vengarse» posiblemente, gastar una broma o simplemente añadir una leyenda de terror a la casa para que su propietario la abandonase (quizá ese fuera su propósito) y poder volver a optar a la casa que pudo haber sido suya.


A pesar de esta deducción lógica y más que documentada, de la casa se han dicho muchas cosas, siempre con el titular de “la casa de los ruidos” o el ya bautizado y tan famoso por El diario republicano El Pueblo «la casa de tócame roque» . Una de sus múltiples publicaciones decía un 9 de julio de 1915 “…que los ruidos habían dejado de sonar en la casa número 7 de la plaza del esparto, aunque sin embargo, los vecinos, tenían presentes otros ruidos: obreros, bajo las órdenes de técnicos, abrían boquetes, descubrían vigas y recorrían alcantarillas en busca de la explicación más lógica que nunca llegó (al menos a las autoridades oficiales, ya que los rumores eran incesantes)…». No sería hasta el 13 de julio cuando, sin embargo, cesarían definitivamente los ruidos y por consiguiente, las investigaciones.
Éstas últimas, según afirmaciones a la prensa de época, eran incesantes y de gran dedicación, aunque también el hazmerreír y comidilla de los asistentes, donde a pesar de que decían que se sabía el punto de origen del ruido y los golpes de unos hechos que tenían conmovida a Valencia entera por aquellos días (ya tenían certeza de que era la casa de Mariano Roger), nunca pudieron demostrarlo.
Y es que, al parecer, vecinos de la calle Caballeros también oían ruidos en el inmueble de don Mariano Roger (La correspondencia de Valencia: diario de noticias, 5 de julio1915).
Tanto estaba la ciudad conmovida de los sucesos que la gente se agolpaba cada día en las inmediaciones a la casa que llegó a congregar policías, técnicos, especialistas y donde llegaron a ocurrir altercados, tales como empujones de la policía al gentío asistente sin que diera la orden un superior, el lanzamiento de piedras hacia éstos como protesta (hubieron 5 policías heridos) o la pesada broma de, posiblemente, niños con petardos (cosa que hacía ninguna gracia a las autoridades y se ve reflejado en hemeroteca).

A tal punto llego la situación, que a las autoridades no les quedó más remedio que acordonar la zona e intentar dar por todos los medios con la solución. El hecho, que ocurrió en la noche del 6 de julio, fue llevado a cabo por el arquitecto provincial Rodríguez, que acompañado de 40 hombres, entre guardas de Seguridad y de Vigilancia, rodearon todas las casas contiguas y la afectada en cuestión, donde en ésta última se practicaron escuchas con un micrófono en el pilar donde siempre solían escucharse los ruidos para descubrir la naturaleza, intensidad y origen de éstos.
Esa misma noche, uno de los hijos de Colmenero, el de 12 años, despertó por culpa de uno de los golpes preso del pánico y diciendo que, en su pesadilla, “mujeres querían cogerle y que hombres le hablaban diciendo dad más fuerte”. La solución a los problemas del niño: pastillita y a dormir a otro lado (un antiespasmódico).
Hasta allí llegaron a acudir, durante los días de los hechos, el Gobernador Civil, el jefe de policía, al alcalde, el capitán Alicart o el juez García Mustieles, todos ellos partícipes de la investigación para intentar resolver el origen de lo que parecía ser una broma. Y es que hasta la prensa ya llamaba “guasón” al bromista y que la policía intuía que pudiera ser el del inmueble de la calle Caballeros, algo que hasta por aquella época intuían pero que, por desgracia, nunca quedó demostrado tras cesar los ruidos de la noche a la mañana el día 13 de julio (además de “lavarse las manos las autoridades”).
El caso ocurrido en la plaza del Esparto fue el primer caso recogido e investigado de Poltergeist por parte de autoridades civiles y jurídicas, además de que fue documentado y seguido por la prensa de época incluso tiempo después de cesar los ruidos. El origen del fenómeno pudo estar más que explicado como una venganza o una broma de los hijos de Colmenero, pero con el paso de los años y el actual sensacionalismo, el fenómeno se ha mantenido y retroalimentado.
Sin duda alguna, el misterio sigue sin resolver, aunque cada vez esté más cercana la verdad y otros, en cambio, quieran alimentar más una mentira nombrada como el primer caso de Poltergeist de España. Solamente queremos dejar bien claro con este artículo que el origen de aquellos ruidos no es, ni por asomo, un caso Poltergeist. Pero ni por asomo.

Por cierto, para más guasa aún, con lo que nos gusta a los valencianos reírnos de las cosas, un año después, en las ya fiestas josefinas (ya explicaremos esto algún día, puesto que las fallas no siempre fueron josefinas…), la Falla Plaza del Contraste (situada en Plaza del Contraste, que hoy sería Ruzafa en la confluencia con la calle Denia), plantó una falla muy curiosa para recordar aquellos hechos. ¡Mira que nos gusta la guasa a los valencianos!


Para terminar, queremos manifestar que el programa Cuarto Milenio pasó olímpicamente de nuestras investigaciones, no nos contestó y prefirió emitir su propio «shown» donde, además, salía una mujer que reside en la finca la cual dice que todavía siente cosas extrañas…vamos, para mear y no echar gota. Nosotros, como buenos escépticos, nos quedamos con la duda (y la certeza) de que aquello fue la teoría que os hemos presentado para dejarnos de tonterías para alimentar una mentira que vende más.
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No se puede demostrar ni que fuera un tongo ni que fuera un caso paranormal, y lo primero es una mera suposición.
¿De verdad? ¿te has molestado en leer la prensa de aquellos días? Ah no, que vende mucho más creerse un «poltergeist».
Lo cierto es que estoy de acuerdo con Felipe. Conocía el caso por encima, he leído vuestro titular, animada a leer el artículo por que soy un poco escéptica con estos rollos. Y lo he terminado sin saber aún cuál es la tan rotunda solución o causa. Si dejaron el caso porque no encontraron la causa y se barajaba que podía ser una broma, sigue siendo algo presunto, no una certeza. Gracias por el artículo, pero creo que no ha ofrecido tanta luz como proponía.
¿Pero que no son suficientes pruebas la subasta y que los dos que acudieron a ésta vivieran en casas contiguas? Lo que hay aquí es interés por seguir manteniendo viva una historia, ya que hay muchos interesados en seguir alimentándola para escribir más tinta. En 1915 era difícil resolver un caso, el cual, ahora, si uno ve las pruebas «circunstanciales», puede deducir lo evidente. Repetimos lo dictado en el texto: «hay que temer a los vivos y no a los muertos», además de que la «explicación más lógica, es la más probable» (venganza de un graciosillo).
Estás seguro de lo que cuentas pero no hay pruebas que realmente lo afirmen. No se sabe si es algo paranormal, una simple broma sin importancia o asuntos más turbios; pero lo que es evidente es que con la información que nos enseñas no nos puedes hacer creer ninguna opción, y mucho menos descartar otras.
Nosotros nos basamos en la lógica, no en los cuentos chinos, Cuarto Milenio ni en historias absurdas para vender algo que es de sentido común.