En otra ocasión ya os hablamos de Peñíscola, una de las poblaciones más bonitas de nuestra Comunidad Valenciana. Por entonces, nos olvidamos de mencionar uno de los atractivos de esta población que es, oficialmente, una de las poblaciones más bonitas de España y del mundo, ya que así lo certifica la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España y la Federación Internacional de los Pueblos más Bonitos del Mundo.
Hablamos de la desconocida por muchos, no por sus vecinos, Casa de las Conchas, un curioso edificio con una bella fachada que se encuentra en el casco antiguo de Peñíscola. Es, sin duda, uno de los edificios más pintorescos de la localidad, y todo porque toda su fachada está realizada con conchas.
Quizás no destaque por su arquitectura, ya que bien podría pasar desapercibida sino fuera por su particular fachada, solo pudiendo destacar la forma ojival de sus ventanas, un cierto toque arábico y el escudo del Papa Luna en honor a los orígenes de la localidad.
Sin embargo, su bonita conformación con conchas de exoesqueletos de moluscos la convierten en un punto de obligada visita, dado que además se sitúa en un entorno precioso, y privilegiado, para poder realizar fotografías, al estar rodeado de casas típicas del lugar.
La casa se encuentra de camino hacia la ruta del monumento más conocido de Peñíscola, el Castillo del Papa Luna. Está situada en la calle que parte del Portal de San Pedro, en concreto en la calle Faraones nº11.
La construcción de esta casa, tal y como nos cuentan desde castellonvirtual.es y reservasdecoches.com, se debe gracias a una familia de Peñíscola, quienes se dedicaron a invertir parte del dinero obtenido durante su trabajo como guías turísticos a su realización, siendo finalizada en 1961.


La familia compuesta por Timoteo, Justa Mir y sus tres hijos, Agustín, Gloria y Joaquín, según se cuenta en los artículos, pasaba por penurias económicas, hasta que comenzó la llegada de turistas a Peñíscola, por lo que Justa se ofreció como guía turística por el casco histórico, convirtiéndose, sin quererlo, en la primera promotora del turismo en la localidad.
Gracias a las ganancias que obtuvieron como guías turísticos, comenzaron a construir la casa, no sin antes decidir que para rendir un homenaje al mar se añadiera a la fachada conchas obtenidas de la zona, las cuales pudieron conseguir intercambiándolas por tabaco que ofrecían a los pescadores. De la misma manera, Justa montaría la que es conocida como la primera tienda de souvenirs, justo frente a la conocida Casa de las Conchas, prosiguiendo con su labor de promotora turística hasta su fallecimiento.
El señor Timoteo Pau, enamoradísimo de su esposa Justa Mir Soria (PRECURSORA DEL ENALTECIMIENTO Y DESARROLLO DEL TURISMO EN PEÑÍSCOLA), quiso demostrarle a Justa («La Tia Justa» para todo el pueblo y visitantes reiterativos) en que concepto la tenía, y en sus horas de asueto, que eran pocas, se dedicaba a intercambiar conchas y buscarlas, también, tras los temporales de mar cuando estas eran arrastradas hasta la la orilla. Las conchas las limpiaba y clasificaba, montando un esquema para, poco a poco, colgarlas en la fachada, entre risas y sollozos de sus hijos.
Pasar por ella no solo debe de ser un reclamo para los turistas y poder realizarse una fotografía junto a su fachada, ya que es, sin duda, una bella historia para contar y entender el auge turístico de una población de pescadores convertida en uno de los destinos más visitados de nuestra comunidad. La casa, en la actualidad, pertenece a un particular, no pudiendo ser visitada en su interior.
Fuentes:
- castellonvirtual.es
- reservasdecoches.com
- Fotos: fotonazos.es – LICENCIA CREATIVE COMMONS Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 2.5 España (CC BY-NC-SA 2.5 ES)
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