- A fecha de julio de 2023, de momento, sigue en pie este histórico lugar, pero la parte del taller está apuntalada. Necesita una intervención, pero el propietario no se anima porque nadie le asegura que en un par de años vaya fuera.
- La protección del local sigue en el limbo, ya que una cosa es lo que tiene dentro y otra es el edificio, que tampoco fue protegido en el PEP de Ciutat Vella.
- Por desgracia, el apuntalamiento del taller hace que ya no se pueda visitar esta joya que podría desaparecer si el actual consistorio de María José Catalá no hace algo, como tampoco hizo el gobierno de Joan Ribó.
- Por ello, queremos dar la voz de alarma (como ya hicimos hace años) por la posible desaparición de una gran pérdida patrimonial en cuyo interior, entre otras cosas, puede verse un viejo sistema de poleas para mover las máquinas del obrador (la única instalación de estas características que queda en toda Valencia), una antigua mesa de los comerciantes de la Lonja, un viejo telar sedero o una vivienda con toques neomudéjares.
- REPETIMOS: El PEP de Ciutat Vella redactado durante el gobierno de Joan Ribó no hizo nada en proteger este taller que amenaza derribo. El propio PEP protege la colección del taller, pero no el contenido, y todo porque aunque no hay intención de derribarlo, este lugar no está protegido como BRL. Se realizó, por entonces, una recogida de firmas en Change.org.
En los bajos de lo que parece ser una finca normal, aparentemente de construcción no muy vieja (data de 1945 según catastro), se encuentra un taller artesano situado junto a los restos de la Muralla Islámica. Se trata del taller March, el único taller tradicional que queda en el Barrio del Carmen.
Esta casa taller (una vivienda/obrador) del siglo XVIII, de tradición familiar (hasta cuatro generaciones de la misma familia con más de cien años de actividad ininterrumpida), forma parte de la historia de los March desde parte del siglo XIX hasta la actualidad. Se encuentra en activo y en buen estado de conservación, algo que engrandece aún más su valor patrimonial.
Su dueño, Pepe March, nos muestra en la visita, entusiasmado, cada rincón de este espacio único en Valencia, además de relatarnos su historia y su posible, por desgracia, futuro, si es que no hacemos nada para remediarlo dando la voz de alarma.
Nos cuenta, tal y como podemos ver también en el blog valenciarte.blogspot.com.es, que el origen del taller de la familia March se remonta a más de cien años, donde pese a las crisis que sufre la industria de la seda durante el final del siglo XIX y principios del XX, continúa, asociada con el industrial Albert Monfort, la tradición sedera de Valencia dentro del campo del ornato eclesiástico: casullas, estolas, dalmáticas, capas pluviales etc, así como los ropajes de las imágenes llamadas de vestir (muchas de ella realizadas por familiares escultores) muy populares en procesiones y pasos de semana santa durante esta época, además de estandartes, banderas, etc. Destacan en este difícil arte las dos hermanas mayores de Vicente March: Carmen y Elisa March, especializándose en los brocados en seda bordados con hilo de plata y oro de tradición bizantina requeridos por la curia eclesiástica en esta época.
Salvemos la Casa Taller March de #Valencia #bastaya de atentados contra el #patrimonio
El 22 de septiembre estará abierto para poder visitarlo.#heritage pic.twitter.com/vB1lCQv7Sc— Patrim Industrial Ar (@Patrindustrial) 6 de septiembre de 2018
Pese a las dificultades que por su edad y por la falta de demanda de este tipo de indumentaria durante los años 1950 y 1960 donde disminuyen drásticamente los encargos, Carmen y Amparo March Ramos, hijas de Vicente March, continúan la tradición aprendiendo la técnica del brocado bajo la dirección de sus tías Carmen y Elisa. En la actualidad, el taller continúa en activo con diferentes actividades y exposiciones temporales artesanales, colaborando en con la Escuela Superior de Arte y Diseño de Valencia, Intramurs, y Ciutat Vella Oberta, así como también colabora con el Máster de Protección del Patrimonio Cultural de la Facultad de Geografía e Historia en el asesoramiento de trabajos de investigación sobre temas relacionados con las artes aplicadas, los oficios artísticos y los gremios en Valencia.
El taller, que desde su origen fue una fábrica de sedas de tradición familiar, está situado en un lugar que es conocido popularmente en el entorno del Barrio del Carmen como los talleres de la Mare Vella, nombre de la calle donde se encuentra situado, en referencia a los 7 talleres de distintos oficios que existieron en la misma, aunque su origen se remonta a épocas medievales, y en ese mismo espacio se han ejercido los más variados oficios artesanos: forja, sedas, cerámica, talla de imágenes, orfebrería, joyería, etcétera.




El entorno tiene su origen en los primeros asentamientos artesanos de época musulmana motivados por el aprovechamiento hidráulico de las aguas de la acequia de Rovella que discurría junto a este taller (assáqya, para los musulmanes), y que desde entonces hasta hasta hoy día no ha dejado de tener el mismo uso preindustrial. De hecho, al adentrarnos en el interior del taller, podemos observar diferentes alturas que hay que salvar debido a la cercanía de la que es una de las ocho acequias de la Vega de Valencia, cuya jurisdicción está a cargo del Tribunal de las Aguas de Valencia, la institución de justicia más antigua de Europa, y de la cual todavía se utiliza parte de su trazado como fertilizado de los campos y arrozales del sur de la ciudad.
Prueba de que la dicho es, por ejemplo, el sistema de transmisión de poleas de madera que sirve para mover las máquinas del obrador, que antaño eran accionadas por el agua de la acequia de Rovella, siendo la única instalación de estas características que queda en toda Valencia. Este sistema se alimentaba del antiguo cauce de uno de los brazos de la acequia de Na Rovella, que discurre bajo este espacio, y que proporcionaba energía hidráulica para mover la maquinaria que todavía se conserva en el interior del taller.

Otro de los motivos que hace indispensable salvaguardar esta joya patrimonial es uno de los telares que puede verse, como el ubicado en el Colegio del Arte Mayor de la Seda (lugar donde reside el Museo de la Seda: el archivo gremial más antiguo y amplio de Europa), además de diversos utensilios propios de este arte, así como también muestras de tejidos conservados por la familia que pueden documentar la forma que se elaboraba el tejido de seda.
No podemos olvidarnos mencionar que justo a la entrada del taller se observan documentos, ordenanzas sobre todo, del gremio sedero de velluters. Uno de estos documentos es del siglo XVII, el cual se daban a los cofrades del gremio sedero (se podían dar, a lo mejor, cerca de 500) y que ha sido conservado en la familia históricamente desde entonces.
Quien mejor cuenta la historia de los talleres March es Rafael Solaz en su artículo de Levante EMV.
También encontramos una antigua mesa de los comerciantes de la Lonja de Valencia, una pieza única y de incalculable valor, de primera mitad del siglo XX. Solo algunos de los comerciantes reclamaron la propiedad de sus mesas cuando se retiraron de la sala de las columnas, al ser declarada la Lonja Patrimonio de la Humanidad. La familia March tiene una de ellas.

Por último, otro de los elementos más destacables, además de la maravillosa solería de piedra que puede observarse, es la casa del obrador, una preciosa estancia con toques neomudéjares en la misma planta baja que el taller, al contrario de lo que suele pasar con este tipo de construcciones, ya que lo más habitual era edificar la casa en una altura superior, encima del taller, y no como en este caso.



Su inminente peligro de desaparición está provocado por el proyecto urbanístico del Ayuntamiento de Valencia en relación con los restos de la Muralla Islámica de Valencia (P.E.P.R.I. del Barrio del Carmen en el entorno de la muralla musulmana), elaborado por los arquitectos Fernando Gaja y A. Ferrer, aprobado en 1993, que prevé la expropiación y demolición de dicho taller, con la calificación urbanística de fuera de ordenación para construir una plaza en su lugar (esto significa que puede permanecer en su sitio mientras conserve su actividad y su contenido, y en el supuesto de que finalizara dicha actividad, porque nadie continúe el legado de Pepe March, podría ser demolido, convirtiéndose, en ese caso, en el único edificio de toda Valencia que el Ayuntamiento derribaría a causa del PEPRI de la muralla).
La modificación de este proyecto fue elaborada por la oficina RIVA y aprobada en 2006, cuyo proyecto participó en el Programa Europero «Restaruro» (2002) y que no cumplía el requisito principal de mantener y fomentar las actividades comerciales tradicionales de los centros históricos al querer derribarse este taller.
Hace años, la empresa Caminart, empresa de guías profesionales y titulados que sigue en marcha a través de caminart.es, ofrecía dentro de la ruta llamada «Camins Gremials» conocer este taller (así como calles y curiosidades) gracias a la mencionada ruta de los oficios medievales y talleres artesanos. Por desgracia, el apuntalamiento del taller hace que ya no se pueda visita esta joya que podría desaparecer si el actual consistorio de María José Catalá no hace algo, como tampoco hizo el gobierno de Joan Ribó.
Desde aquí, al igual que han hecho antes numerosos colectivos, personas y defensores del patrimonio, queremos dar la voz de alarma por la gran pérdida patrimonial que significaría derribar el que está considerado como el único taller tradicional que queda en el Barrio del Carmen, y todo por culpa del Plan Especial de Protección (PEP) de Ciutat Vella.
SI PINCHAS AQUÍ PODRÁS VER UN ÁLBUM CON MÁS DE 40 FOTOGRAFÍAS DEL TALLER MARCH.
Me gustaría visitar el taller march
Saludos
Merche