- En los meses de mayo, junio, julio y agosto, principalmente (aunque también en meses como enero o febrero o el resto del año en menor medida), se pueden ver gran cantidad de flamencos, entre otras aves, en las Salinas de Calpe. Podéis ver en nuestras fotos de finales de junio de 2022 en Ruta costera entre Calpe y Benissa (desde les Salines hasta Cala Baladrar) | Flickr, durante una ruta que hicimos, la gran cantidad de aves que hay en verano en las Salinas.
- La entrada para hacer el recorrido o sendero sobre madera se sitúa en la avenida de Juan Carlos I, en las coordenadas decimales 38.642835, 0.068567. Vale la pena hacer todos los miradores y rodear las Salinas de Calpe.
En nuestra visita de principios de julio de 2020 a Calpe, pudimos conocer de primera mano las Salinas de Calpe (Alicante), salinas visibles desde la carretera y visitables en cualquier momento -gracias a un sendero adaptado- dentro del casco urbano de la ciudad costera, día en el que pudimos admirar a decenas de flamencos, entre otras aves. Espectacular.
Según podemos ver en los paneles que hay situados en ambos extremos de les Salines de Calp, sabemos que hace dos millones de años, en el espacio donde ahora están las Salinas de Calpe había una bahía abierta al mar, donde el Peñón de Ifach, que era una isla, facilitaba la lenta acumulación de arena que acabaría por cerrar la bahía para convertirla en una laguna.
En época romana, la laguna se transformó en salina, donde se introducía agua de mar por la fuerza de las olas mediante un sistema de canales y compuertas. Ya por entonces, la sal era muy importante para la conservación de alimentos. De hecho, los romanos utilizaban la sal para la elaboración del garum, salsa muy apreciada en la Antigua Roma y que se producía en los Baños de la Reina de Calpe.
La salinidad de la laguna evitaba la proliferación de mosquitos anófeles responsables del contagio de la malaria, muy extendida hasta el siglo XX.
En el siglo XVIII, las salinas fueron abandonadas y en 1786 se ordenó la eliminación de la laguna, que había perdido su salinidad, para evitar la proliferación de la malaria. Pero en el siglo XX se reconstruyeron y su explotación se extendió hasta 1988.
La sal se recogía en verano. El trabajo en las salinas exigía protección de los ojos contra el reflejo del sol y de los pies para evitar el contacto constante con sal. En la actualidad, se mantiene la aportación artificial de agua marina para mantener la salinidad y para conservar el singular ecosistema.
Además, podemos saber que la escasa profundidad y salinidad varían según la abundancia de lluvias y la evaporación. Para la conservación de les Salines, un valioso ecosistema, es necesario mantener cierta salinidad y esto se consigue bombeando agua marina.
Las plantas de les Salines de Calp han desarrollado curiosos mecanismo de eliminación del exceso de sal. Algunas, como la sosa o la hierba salada, la almacenan en el extremo de los tallos que se vuelven rojos. Otras, como las saladillas o los tamarindos, la expulsan a través de las hojas.
Entre los escasos organismos capaces de vivir en aguas muy saladas están los pequeños crustáceos que son la base de la alimentación de los flamencos y que les dan su peculiar color rosa. Las aves se han adaptado a la vida en lagunas como esta. Por eso, podrás ver aves con patas muy largas para caminar por aguas poco profundas y con cuellos largos, picos filtradores o picos muy largos que les permiten extraer el alimento del barro. Algunas buscan el alimento buceando y otras se zambullen desde el aire para cazar sus presas.
También se pueden ver aves que solo utilizan la laguna como zona de descanso. Las Salinas de Calpe se incluyen en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana.
Para minimizar el impacto ambiental, camina por los senderos establecidos y procura no hacer ruido.