- A pesar de que la pieza esculpida por Benlliure es conocida, popularmente, como el sarcófago de Blasco Ibáñez, este cenotafio jamás ha contenido los restos de Vicente Blasco Ibáñez, dado que nuestro protagonista está enterrado en el Cementerio General de Valencia, tras ser traslado a la ciudad en 1933 desde Francia tras su muerte en 1928. El monumento, en principio, no estuvo pensado para alojar el cadáver, sino para coronar su cripta funeraria.
Valencia, sábado 24 de abril de 2021. El sarcófago que el escultor Mariano Benlliure hizo para el escritor Vicente Blasco Ibáñez por encargo del Ayuntamiento de Valencia llegó ayer a su destino final, el Cementerio General de València, 88 años después. El alcalde, Joan Ribó, destacó este hecho al afirmar que “el sarcófago de Blasco Ibáñez está finalmente en el lugar para el cual fue concebido. No en el jardín diseñado por Goerlich, porque este ya no existe, pero sí en un espacio de gran relevancia, el vestíbulo del Cementerio General”.
Ribó considera “un honor para la ciudad mostrar en este espacio el sarcófago de quién fue uno de los más grandes escritores valencianos y, sin duda, quien llevó el nombre de Valencia más lejos, a todo el mundo. Un motivo más para visitar el Cementerio General y descubrir el enorme patrimonio artístico que custodia, al cual se ha venido a unir, nuevamente, una pieza de gran valía”.
El alcalde reivindicó la figura del escritor y su influencia en la ciudad y ha recordado que “cuando llegó el cadáver de Blasco en Valencia, estaba recibiéndolo el presidente de la República, que no es cualquier cosa, y hubo una concentración de 300.000 personas en una ciudad como la Valencia de entonces. Pocas veces se ha conseguido esto, si es que ha pasado alguna vez. Esto es un indicador de la gran personalidad que tenía”.
Joan Ribó recordó el talante republicano de la ciudad, puesto que “hace un siglo, el Ayuntamiento de Valencia acostumbraba a tener siempre una mayoría republicana, era la única capital de España que la tenía, y consecuentemente siempre estaba en permanente conflicto con la monarquía”.
El alcalde, que recomendó la lectura de Blasco Ibáñez, afirmó que el acto es “un pequeño gesto para volver las cosas al lugar al que debían estar hace mucho de tiempo y para demostrar la importancia del novelista, que estuvo muy tapada, muy disimulada, y escondida en tiempo de la dictadura franquista y también después, porque sus ideas de republicanismo y su visión laica contrariaban el franquismo”.
Joan Ribó destacó el simbolismo de la fecha del día de ayer. “Hemos querido instalar el cenotafio el 23 de abril, el día del libro y de San Jorge. Podríamos haberlo hecho también el 14 de abril pero yo creo que Blasco estaría maravillosamente representado en un día como hoy”. Así dijo a los medios de comunicación después de contemplar el sarcófago ya instalado en el cementerio junto con los concejales de Patrimonio Histórico y Recursos Culturales, Glòria Tello, y de Cementerios, Alejandro Ramon. Además, también acompañaron al acto la bisnieta de Mariano Benlliure, Lucrecia Enseñat; el director del Museo de Bellas artes, Pablo González Tornel; y el director de la Casa-Museo Blasco Ibáñez, entre otros personas.
En el Cementerio General, un atril informará en valenciano, castellano, inglés, francés e italiano sobre la obra. Un código QR remitirá a los usuarios a la web “Cultural València”, donde se ha creado una sección llamada “Patrimonio para el recuerdo”, que se estrena con la información sobre el sarcófago de Blasco Ibáñez. A su vez, el sarcófago de Blasco Ibáñez esculpido por Benlliure se convertirá en una señal de identidad de este museo del silencio.
A pesar de que la pieza de Benlliure es conocida popularmente como “sarcófago de Blasco Ibáñez”, en realidad es un cenotafio y nunca estuvo pensada para alojar el cadáver de Blasco Ibáñez sino para coronar su cripta funeraria.
SOBRE EL SÁRCOFAGO:
Vicente Blasco Ibáñez murió en Menton, Francia, el 28 de enero de 1928. El Ayuntamiento encabezó el comité para el traslado de los restos del escritor, que llegaron al puerto de la ciudad el 1933, ya durante la II República. Ese mismo año, el consistorio encarga al arquitecto municipal Javier Goerlich la erección de un monumento funerario en el Cementerio General que incluiría un sarcófago diseñado por el escultor Mariano Benlliure. Las obras empezaron en 1935 pero quedaron inacabadas al inicio de la Guerra Civil. Desde entonces, el sarcófago esculpido por Benlliure ha estado depositado en el Convento de Carme y el Museo de Bellas Artes.
El traslado al vestíbulo del cementerio no ha estado libre de obstáculos. El pedestal original del sarcófago, de granito, había desaparecido a lo largo del tiempo y la estructura de hierro que soportaba el peso de la obra en el museo de Bellas Artes no respondía a las medidas exactas previstas inicialmente por Benlliure. Por esos motivos, el Ayuntamiento ha tenido que encargar una peana de granito a partir de una foto de la obra de 1935 y reconstruir de nuevo los planos del pedestal.
Este sarcófago jamás ha contenido los restos de Vicente Blasco Ibáñez, dado que nuestro protagonista está enterrado en el Cementerio General de Valencia, tras ser traslado a la ciudad en 1933 desde Francia tras su muerte en 1928.

El lugar donde está enterrado Blasco Ibáñez es el llamado cementerio civil, la Sección 4ª, un lugar que fue inaugurado en agosto de 1892 gracias a la aprobación de ley de libre pensamiento (y que su historia va en origen ligada al Protestante en cierta manera), un lugar donde además de encontrarse Blasco, el periodista Azzati, Amparo Meliá (esposa de Pablo Iglesias, fundador del PSOE) o Constantí Llombart, entre otros, podemos ver también todo tipo de simbología. Un lugar donde se inhumaron todo tipo de laicos, extranjeros o aquellos que simplemente no eran católicos y eran libres pensadores (incluidos musulmanes mirando hacia la Meca).
Sobre el sarcófago, entre algunas de las inscripciones que podréis leer en el sarcófago, encontraréis la dedicatoria de «Valencia a Vicente Blasco Ibáñez» o los títulos de las obras de Blasco.



EN ESTE 2021, SE MANTUVO LA OFRENDA FLORAL PERO SE SUSPENDIERON LOS ACTOS
Por otro lado, la Concejalía de Patrimonio y Recursos Culturales suspendió este año el acto de homenaje a Blasco Ibáñez que tradicionalmente se celebra en el Cementerio General cada 28 de enero, aniversario de la muerte del escritor. Este año ha sido una decisión consensuada con las asociaciones blasquistas que se toma por la situación de pandemia que vivimos y para evitar nuevos contagios.
Sin embargo, el Ayuntamiento ha mantenido el recordatorio del escritor con la colocación de la tradicional corona de flores en su tumba en el Cementerio General de la ciudad.
