- Natxo Corresa nos envía un completo artículo histórico sobre esta bella tradición gastronómica que puede consultarse en (PDF) Els Dijous llarders | IGNASI CORRESA I MARÍN – Academia.edu. En el texto se menciona la celebración de este jueves gastronómico en la Valencia del siglo XVII.
La pataqueta –diminutivo de “pataca”-, según el Gremio de Panaderos y Pasteleros de la Comunidad Valenciana, es un tipo de pan de bocadillo tradicional valenciano con forma de media luna típico de L´Horta de Valencia, siendo conocido, al menos, desde el siglo XVII.
Este tipo de pan familiar valenciano lo solían comer los agricultores de la huerta, y lo hacían en los hornos morunos que solían tener las barracas o casas de huerta. Tiempo después, se siguió elaborando en hornos de leña, manteniéndose, en la actualidad, su elaboración en muchos hornos (aunque es más común por encargo por no ser una tradicional elaboración diaria de muchos panaderos).
Y es que la pataqueta, para quien no lo sepa, es un pan de unión cuya tradición se pasa de padres a hijos, pues es costumbre comerlo con amigos y familiares en las cenas de verano a la fresca, colegios, en almuerzos, en los casales falleros o en las meriendas, en especial éstas últimas.
Y eso último es así porque resulta que existe una tradición muy antigua y valenciana que se llama “dijous de berenar” (jueves de merienda), que si bien ha desaparecido en muchos rincones de la Comunitat Valenciana, Sagunto, así como Petrés, por ejemplo, pueden presumir de mantenerla muy viva: todos los jueves, desde San Antón hasta el Miércoles de Ceniza, la pataqueta forma parte de las meriendas y menús de la ciudad de Sagunto, bien en las casas, en el monte o en restaurantes y bares.
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El Dijous de Berenar comienza el primer jueves después de San Antón y finaliza el último jueves anterior al Miércoles de Ceniza, momento en el que dan comienzo los 40 días del inicio de la Cuaresma (hasta el Domingo de Ramos, día en que comienza la Semana Santa).
Suele también formar parte de las meriendas de Pascua, así como también se ha impulsado, desde un tiempo para acá, como una forma de almorzar de manera tradicional, siempre acompañado de cacau del collaret, olivas, cerveza o vino y un buen cremaet.
Se cree que la tradición del Dijous de Berenar data de más allá del 1492, año de la expulsión de los judíos de Sagunto tras el edicto de expulsión de los judíos, ordenado por los Reyes Católicos, de las Coronas de Castilla y de Aragón. Esta creencia viene dada por la forma de la pataqueta, una media luna hecha pan (para los Judíos, la luna forma parte de sus tradiciones, ya que con ella rigen el ciclo lunar que sigue el llamado calendario judío o “mes sinódico”.
Sin embargo, hay quien piensa que la tradición es mucho más cercana, siendo conocida la pataqueta desde el siglo XVII.
Si bien admite múltiples mezclas, normalmente suele rellenarse de blanco y negro (longanizas y morcilla) con un pequeño revuelto de habas, jamón y cebolla, aunque es también muy tradicional comerlo con de distintas formas: tan solo embutido; tortilla de ajos tiernos; aceite y sal sin más; lomo o cualquier mezcla sugerente, acompañado o no de habas, ya que admite todo tipo de relleno como cualquier otro pan de bocadillo.
En nuestro caso, ya que íbamos a disfrutar por completo, nos hemos decantado por una de las elaboraciones más tradicionales con productos de buena calidad: morcilla de Ontinyent; longanizas del Net de Ricardet de Torrent, considerada la mejor longaniza de España gracias a su premio; una cebolla y habas de l´Horta, de un huerto ecológico de Alaquàs; un par de cortadas de jamón de Jamones Joaquín Moreno, uno de los comercios tradicionales de Torrent; pan de pataqueta de La Tahona de Alaquàs (por encargo); aceite de oliva virgen extra Segorbe Nostrum; y un poquito de sal.

En una sartén, y a fuego medio/alto, rehogamos con un poquito de aceite las habas que, previamente, hemos pelado, mientras que en otra sartén vamos haciendo el embutido. Sin que se nos lleguen a quemar, con una cuchara de madera le daremos vueltas a las habas y, de vez en cuando, taparemos para que se ablanden y estén más buenas. Después añadiremos la cebolla y seguiremos removiendo. Por último, añadimos un poco de sal y el jamón cortado al gusto (lo mejor es en daditos pequeños o trocitos muy pequeños). Cuando esté listo, retiramos y añadimos a la pataqueta junto con el embutido. Ya solo queda disfrutar.


Cabe decir que, si bien la pataqueta suele contener cortadas de cuchillo y harina en su parte superior -para hacer el pan más atractivo visualmente-, lo realmente importante es que sea un pan de media luna y de bocadillo para que sea una pataqueta.