Dentro de la población de Alboraya (Valencia), en el paseo de Aragón, se encuentra un misterioso puente, colocado a modo de monumento, fuera del que sería su emplazamiento original.
Según un artículo antiguo publicado en prensa por Moisés Domínguez, donde habla Antonio Sanchís –estudioso de la vida del barrio marinero de la Malvarrosa-, “el puente no es ni romano, ni moro, ni gótico, como tradicionalmente se ha creído. Estoy convencido que fue levantado por el arzobispo Mayoral, en el siglo XVIII, dentro de una política de construcciones que este religioso realizó, como también constata en la acequia de Gas, imitando en su estilo al gótico”.
Según cuenta la leyenda, el arzobispo Mayoral construyó el puente por pudor “porque la gente que transitaba entre Alboraya y El Cabañal pasaba por el camino de la Patacona y lo que hoy es la calle de Gran Canaria y, siendo el barrio una auténtica laguna, las mujeres tenían que levantarse las faldas, mostrando las pantorrillas, a lo que se puso freno construyendo el puente”.
Se sabe que el pretil del legendario puente del Moro, puente original del barrio de la Malvarrosa, se encontró abandonado durante un tiempo en los márgenes del Camino de Vera, junto a la Iglesia de Vera, lugar donde fue llevado por los labradores de la zona con objeto de evitar accidentes automovilísticos, los cuales, durante un largo tiempo -hasta que fue llevado a su actual situación-, mostraron su preocupación por la dejadez y abandono porque los restos no eran rescatados por Patrimonio.
Al parecer, durante el tiempo que estuvo el puente del Moro en el Camino de Vera, según Antonio Sanchís, “muchas piedras cayeron al agua y los labradores las cogieron no para salvarlas de la barbarie, sino para que los coches no las atropellaran o cayeran en un secadero de chufa, por lo que fueron puestos a modo de parapeto, puesto todo el mundo sabe que las curvas son muy pronunciadas en toda esa zona”.
En ese mismo artículo, la entonces presidente de la Asociación de Vecinos de la Malvarrosa, Mercedes Miguel, compartió la importancia del puente, iniciando entonces una petición al ayuntamiento para trasladar los restos a locales de la asociación hasta que recibieran mejor destino.
La importancia de salvaguardar dichos restos, en sendas denuncias lanzadas tanto por Antonio Sanchís como por la Asociación de Vecinos de la Malvarrosa, radicaba en la nula existencia de arquitectura de relevancia anterior al siglo XIX en el barrio de la Malvarrosa.



Después de todo lo mencionado, tal y como podemos ver en la cartelería existente junto a la actual ubicación del puente del Moro -en Alboraya, en un punto del paseo de Aragón, en mitad del paseo peatonal-, a principios de los años 90 del siglo XX el puente fue desmontado y trasladado al actual rincón donde está, todo ello a causa de las obras para el cubrimiento de la acequia de Vera. La misma cartelería menciona que desde finales del siglo XV o principios del XVI -aunque como ya hemos mencionado que es de época posterior-, el puente permitía cruzar la acequia de Vera a viandantes, caballerías y carruajes, donde todavía se puede apreciar las rodadas de los carros que en su continuo trasiego provocaron la erosión de la piedra.
Si bien debemos de tener más certeras las palabras de don Antonio Sanchís, si podemos decir que algún sillar del puente fuese más antiguo y reutilizado para su construcción, por lo que alguna de sus partes pudiera ser romana.