- El conjunto de las cuatro caleras cortesanas, sin señalizar ni restaurar, se encuentra en la zona conocida como cuatro caminos: cruce; derecha presa; izquierda camino al Júcar (ex acuedcuto, que se voló); y cementera, en ruinas.
En una nueva aventura por conocer otro rincón, en este caso os hablamos de un nuevo lugar de Cortes de Pallás, donde nos disponemos a realizar una pequeña caminata -donde podemos caminar o aparcar en un lateral de la carretera- para conocer cuatro hornos de cal.
Para poder llegar fácilmente hasta este punto, nos dirigimos a la salida de Cortes de Pallás en dirección a la aldea de El Oro, y una vez pasado lo que queda del Poblado de Iberdrola -antiguo poblado con oficinas desmanteladas y viviendas de ingenieros que ahora son de operarios-, conocido como Urbanización de Las Viñas, giraréis a la izquierda por una carretera, vía que encontraréis mejor si introducís mejor en el navegador las coordenadas 39.258433, -0.947919, punto junto al primer horno de cal.
Las diversas caleras se pueden ver en una caminata de apenas unos minutos, estructuras también llamadas hornos de cal que en el pasado sirvieron para obtener cal viva (oxido de calcio) utilizando piedra calcárea (carbonato cálcico), donde al igual como ocurre como con las caleras de Segorbe, las 4 que hemos encontrado en Cortes de Pallás están próximas a los puntos de extracción de las materias primas, en concreto la piedra calcárea y la leña.
Los hornos, construidos con piedra y fango, consistían como la gran mayoría de caleras en un hoyo cilíndrico u olla deslunada, cuya entrada frontal todavía es visible y la cual seccionaba el muro circundante y delimitador de la misma cavidad crematoria, todo ello para obtener cal de las piedras calcáreas mediante una combustión con leña. El proceso de producción de una hornada, como curiosidad, podía durar hasta un mes y medio de faena, por lo que era un proceso costoso.
Para fabricar la cal, primero de todo se necesitaba combustible, que se obtenía desembrozando de la montaña, ya que se iniciaba una combustión del horno y este necesitaba temperaturas constantes entre 900 y 1000ºC.
El siguiente paso era la pesada faena de arrancar la piedra y transportarla hasta el lugar donde se encontraba el horno. Este se llenaba poniendo de forma circular las piedras: en la parte de abajo las más gruesas, llamadas armadoras o hierros, los ripios llenaban el resto del horno y para cerrar la cúpula se utilizaban piedras que se decían “la llave”. En la parte inferior se dejaba una ventana o boca para introducir la leña.
Cuando comenzaba el encendido, ya no se podía parar ni abandonar la boca del horno durante el proceso de cocción que duraba, sin interrupción, entre 3 y 8 días dependiendo de los kilos de piedra a cocer, porque la piedra calcárea había de transformarse en cal viva.
La cal -empleada en el pasado para la higiene, la medicina o la construcción-, se utilizaba en infinitos procesos del día a día, como por ejemplo la construcción para hacer el mortero para unir las piedras, para las fachadas y emblanquecer las casas o paredes de los gallineros. También servía para impermeabilizar, por ejemplo, las cisternas o albercas. Así mismo, se hacía servir para emblanquecer los árboles fruteros para protegerlos de los insectos, para blanquear papel, para prevenir las llagas de enfermos postrados, para desinfectar habitaciones de infecciosos o utilizarse en los espacios donde moría una persona, así como para granjas de animales pozos ciegos y depósitos, o para fortalecer los huesos de los niños mediante una cucharilla de agua de cal…de ahí viene la expresión “fang i calç tapen molts mals”.
Valencia Bonita
Como suele ocurrir, aunque suponemos que las tienen identificadas, no hay ningún panel allá dispuesto que nos indique la historia de estas caleras, ni cuando fueron construidas ni absolutamente nada de información, aunque sea mínima, para el visitante, por lo que encontrarlas depende de nuestras indicaciones.
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Hornos morunos, molinos, restos de torres defensivas como La Pileta o Ruaya, la antigua red de acequias ol la huerta morisca, o las propias caleras, son algunos de los elementos interesantes que hay en todo el término municipal de Cortes de Pallás. Por cierto, seguramente podríamos encontrar más hornos de cal en el término de Cortes.
Por último decir que junto al mirador de Tierra Colorá está la mejor calera, lugar donde puede aprovecharse para dejar el coche y ver las vistas del embalse. Esta calera cortesana queda al lado derecho de la carretera dirección Cortes junto al mirador de Tierra Colorá, pegada a la carretera. Se sitúa en el carril de subida que hay junto a la entrada de acceso de lo que iba a ser un camping, entre pinada.
Resulta vergonzoso que esta última calera, junto al mirador de Tierra Colorá -por ser tan buen ejemplar- o las otras cuatro mencionadas, no estén señalizadas, restauradas o limpias de maleza, para disfrute de todos los cortesanos y el legado histórico de su patrimonio viviente.