La fachada o parte frontal de la histórica barraca de Cucalo de Alboya se ha desplomado. La barraca, propiedad de la familia Lladró y declarada Bien de Relevancia Local (BRL), además de recalcar que forma parte del conjunto de barracas, alquerías y huerta valenciana que, en general, está declarado patrimonio agrícola mundial. La barraca está en venta desde 2009, y no ha podido resistir las últimas lluvias.
Manuel García Pardo, presidente de l´Associació Cultural l’Horta, ha mencionado que “lo sucedido es gracias a la inacción de los propietarios (Familia Lladró) y el gobierno de Alboraya, por lo que el pueblo de Alboraya cuenta con una barraca menos. Seguramente no sea la última en caer antes de que finalice el año, ya que la Barraca del Coixo Navarro a duras penas se mantiene en pie. El Ayuntamiento de Alboraya lleva muchos años sin hacer nada a pesar de que la Asociación Cultural l’Horta ha informado tiempo atrás del lamentable estado de abandono y escombros de ambas barracas.
La entidad cultural se ofreció a restaurarla a cambio de abrirla como museo vivo de l´Horta. Sin embargo, hubo negativa de los propietarios (Germans Lladró) y el Ayuntamiento de Alboraya.
Lo triste, además, es que la Concejala del Ayuntamiento de Alboraya, Ana Bru Guzmán, ha declarado al diario @elmeridianolhorta: «Que se alegra de que AHORA valoremos las viviendas tradicionales pero que también podríamos hacerlo con las del núcleo histórico».
Manuel ha recordado a la señora Bru el proyecto que la Asociación Cultural l’Horta presentó en el año 2014 para la barraca del paseo de Aragón, además de las distintas reuniones y los avisos del grave estado de algunas de las barracas de Alboraya allá por el año 2014-2015, haciendo caso omiso a las diferentes alertas de la asociación. Por todo ello, hoy debemos lamentar que el pueblo de Alboraya ha perdido una de las barracas más importantes por sus características y su visibilidad.
La Asociació Cultural l’Horta nace con el fin de recuperar y promover el Patrimonio Cultural de la huerta valenciana, pero tampoco tiene la obligación de velar por el patrimonio del pueblo. Para eso debe estar un ayuntamiento que cumpla en su labor, ya que se le eligió para ello y para garantizar el futuro del patrimonio del centro histórico como por el de la huerta. No tire balones fuera, su labor no es otra que la de luchar por el bien del pueblo.
La nuestra es todo por amor desinteresado hacia Alboraya, la huerta y su patrimonio. Amor y lucha que no viene de «ahora», viene de hace bastantes años. Nuestra denuncia del estado de la barraca de Cucalo, como puede comprobar en la imagen, viene del año 2015″.
Tal y como podemos leer en www.elmeridiano.es, «la concejala de urbanismo del Ayuntamiento de Alboraya, Ana Bru, ha explicado que «es conocido que los propietarios tienen la obligación del mantenimiento de sus inmuebles, protegidos o no. Alboraia pretende que las edificaciones de más de 50 años presenten los informes obligatorios para poder controlar correctamente su mantenimiento. Además se ha intentado aprobar el Plan General con el catálogo de bienes con protección y a pesar de haberse reducido a mínimos la ocupación que nos asigna el Plan de Protección de la Huerta aprobado en 2018 por la Conselleria (PAT Horta), pero no hemos conseguido el apoyo del resto de grupos y tampoco el de Per l’horta que ha influido todo lo posible para que no se aprobase el Plan General y tampoco el catálogo, ni el mínimo crecimiento propuesto tras las alegaciones, que nos permitía además conseguir las dotaciones educativas, las viviendas de protección oficial y libres en dos pequeños sectores y el parque público imprescindible (que en gran parte era agrario), además de adecuar nuestra normativa a la nueva legislación urbanística Valenciana».
La concejala ha explicado que «nos agrada que ahora valoren también las viviendas tradicionales, ojalá a este grupo les preocupen también las del núcleo histórico que se han quedado desprotegidas tras varios intentos, el último como insistimos en la revisión del Plan General, perfectamente alineada con la normativa recién aprobada de protección de la huerta y del resto del patrimonio de Alboraia, y la limitación del crecimiento urbano de los pueblos de l’Horta. Aún sin estos instrumentos de control, el Ayuntamiento sigue intensificando la vigilancia, ahora con la colaboración de la policía de la huerta y el dron policial, que nos puede advertir con mayor facilidad de infracciones y deterioros. Tampoco los grupos políticos de la oposición han querido facilitar nuestra adhesión, de momento, al nuevo instrumento de control de infracciones en suelo no urbanizable que ha puesto a disposición de los pueblos la Conselleria para ayudarnos en esa difícil tarea, dado que es una cesión de competencias municipales. Aún así, estamos comprometidos en poner nuevos medios para obtener mejores resultados y evitar pérdidas como ésta»».
La señora concejala ha olvidado mencionar en dicha entrevista, a pesar del gran enredo que ha querido hacer, que el Ayuntamiento de Alboraya tiene por ley (Ley del Patrimonio Valenciano) la obligación de cumplir su función «in vigilando» sobre su patrimonio, y que puede obligar a los propietarios a mantener la barraca o, en su defecto, sancionar o proceder a la expropiación si estos no cumplen sus obligaciones.
La barraca de Cucalo fue la vivienda de una familia de labradores hasta hace casi medio siglo. Posteriormente fue adquirida, junto con las siete hanegadas y media de terreno, por la empresa Porcelanas Lladró. Antes de su puesta en venta, fue cedida para crear un museo de l’Horta para mostrar, especialmente a los escolares cómo era la típica vivienda de los labradores e incluso se instaló un pequeño invernadero en el huerto. La actividad al final decayó y con la crisis la familia de José Lladró decidió ponerla a la venta, no sin antes ofrecerla al Ayuntamiento que, debido al alto precio que se pedía, no la compró finalmente.
Las Provincias
SOBRE LA BARRACA:
- Localización y acceso: Partida de Sabòia 66. Es pot arribar per la V-21, eixida Port Saplaya i, en la següent redonda direcció Almàssera, prendre el vial de servei de dita autovia direcció ValEncia i el barranc del Carraixet.
- Latitud y longitud: 39º 30’ 15.57” N 0º 19’ 36.35” O UTM30N 729843 m E, 4376157 m N
Historia según la www.uv.es:
Según M. del Rey y A. Gallud (PAT de l’Horta, 2018) y la revisión del PGOU de Alboraya (2019) sus orígenes están a finales del siglo XIX o principios del XX, pero, como en el caso de muchas de estas edificaciones de tipo popular de l’Horta, no es fácil darle una cronología más concreta. Como en el conjunto de la periferia de la ciudad de Valencia, muchas de estas chabolas fueron edificadas durante el siglo XIX o principios del XX, incluso con posibles modificaciones importantes sobre el mismo solar. Estas barracas no suelen aparecer en la documentación de los siglos pasados de forma identificable por nombres o topónimos, mientras que a nivel oral normalmente se las conocía en su entorno por el nombre o apodo de las personas que eran propietarias o vivían. Por esta razón era frecuente el cambio de nombre de la barraca por el cambio de residencia de dichas personas, y su historia concreta de propietarios, obras, etc., es difícil concretar si no quedan testimonios familiares o vecinos. Su nombre le viene de los apellidos de los propietarios en el siglo XX. Actualmente está cerrada y con un anuncio de se vende barraca y campos.
Descripción según la www.uv.es:
Según M. del Rey y A. Gallud (PAT de l’Horta, 2018) y la revisión del PGOU de Alboraya (2019) la alquería todavía se encuentra en un espacio de la huerta de Alboraya de entorno rural, si bien encajonada entre la autovía V-21 ampliada por el este y la vía de ferrocarril Valencia-Barcelona por el oeste, lo que afecta a la visión de conjunto del paisaje en el que se integra. La barraca es del tipo “pasillo”, con una puerta y el pasillo interior en su parte izquierda, manteniendo la distribución tradicional de tres huecos de reducidas dimensiones en su fachada principal. Parece también conservarse la distribución interior. Está construida en adobe, con su exterior enlucido y encalado. La carpintería de los huecos es de madera y el único cambio relevante es la actual cobertura de planchas onduladas de fibrocemento. También conserva una terraza frente a la fachada con un emparrado, así como una cocina y chimenea exterior y un banco de obra cerrando dicho espacio. Su planta es rectangular, aproximadamente de 7 m de ancho la fachada por una profundidad de 11 metros de longitud, con una superficie sobre 77 m2.