Y todo pasa cuando, el día 28 de diciembre (día de los Santos Inocentes), una cuadrilla de locos armados de harina, huevos y pólvora irrumpen en la tranquilidad de un pueblo para tomar la vara de mando de la localidad y hacer las mil borderías. Este 2022, ¡no saldrán de la calle del Ayuntamiento! Toma de mando y batalla de harina, huevos y pólvora en la calle Les Eres de Ibi.
PROGRAMACIÓN ELS ENFARINATS DE IBI 28 DE DICIEMBRE DE 2022:
- 08.00 h. DÍA DE LOS ENFARINATS. A la salida de sol del día de los Santos Inocentes, la Justicia Nueva comenzará su toma de poder.
- 09.00 h. CARRERA DEL ALCALDE en la calle Les Eres. Una carrera decidirá quién será el alcalde dels Enfarinats. El alcalde constitucional, Rafael Serralta, protocolariamente le dará la vara de mando. Luego, el Juez, el Fiscal, el Secretario y los Alguaciles tomarán sus cargos.
- 10.00 h. Juntos se dirigirán a su Cuartel donde los Enfarinats, convertidos en el nuevo Ayuntamiento, aplicarán toda la fuerza de su ley, atrapando a los infractores con el «aixavegó» y poniendo multas «y el que no pague… ¡a la cárcel!». Después, tendrá lugar la batalla entre Enfarinats y Oposición, en la misma calle Les Eres. Y “Recordad… Qui no quiera polvo, ¡que no vaya a la era!”
- 12.00 h. RECOGIDA DE ENFARINATS. Finalizada la batalla, los Enfarinats irán demandando por los comercos para finalizar en el Asilo San Joaquín donde entregarán lo recogido.
- 12.00 h. XI FESTES CALENTES D’HIVERN. Día de la Llegumà. Actividad organizada por Ateneu Popular La Gavarnera, con taller de bailes, taller de «coixineres» par salir de Tapat y de comida de hermandad, en su sede del carreró de les Ànimes, 1.
SOBRE ELS ENFARINATS DE IBI:
Tal y como podemos leer en www.ibi.es, cada 28 de diciembre, dentro de les Festes d’Hivern, se celebra en la población de Ibi, Alicante, la llamada fiesta de Els Enfarinats, «Los Enharinados», en la que, a golpe de petardos y harina, los insurgentes consiguen rendir a la población bajo su mandato. El nuevo alcalde de los Els Enfarinats toma la vara de mando ficticio de manos del alcalde de la localidad. Tras la toma de posesión simbólica del nuevo Gobierno local de Els Enfarinats, el nuevo orden se impone en Ibi a golpe de escaramuzas y batallas de huevos, harina y cohetes borrachos.
Hacia el mediodía, el absurdo y las excentricidades de este grupo de hombres ataviados con las más estrafalarias vestimentas, se extiende por todo el centro urbano de la localidad juguetera donde, por un solo día, campan a sus anchas, tendiendo emboscadas y enfrentándose a la oposición en una batalla épica, que se repite todos los años, y a la que están expuestos no sólo los milicianos de los enfarinats, sino también los viandantes que inocentemente cruzan los dominios de los golpistas. Los ciudadanos que se atreven a cruzar por la plaza de la Iglesia, cuartel general de los enfarinats, y osan incumplir sus disparatadas órdenes, acaban rebozados en harina y huevo.
El centro urbano de Ibi se cubre de una gran nube blanca en la que apenas se puede vislumbrar a los protagonistas, que despliegan todos sus efectivos bélicos y toman la plaza de la Iglesia, último bastión en el que se decide la batalla con «cohetes borrachos». Al final de la «encarnizada» lucha, la oposición se doblega a los invasores, ante cuyo avance no tiene más remedio que replegarse en las escalinatas de la iglesia de la Transfiguración del Señor. El final de la batalla viene precedido por la anunciada derrota de la oposición que, finalmente, se rinde ante la superioridad de los enfarinats, sin que haya que lamentar bajas en ninguno de los dos bandos. Con la rendición de la oposición, llega el armisticio por el que se unen los dos bandos enfrentados y unidos, al fin, por una causa común: recaudar fondos para el asilo de ancianos San Joaquín de Ibi. La recaudación del «impuesto revolucionario» se realiza entre los establecimientos comerciales de la localidad. Por este motivo, según el alguacil de los enfarinats, «la gente paga las multas con mucho gusto».
La jornada finaliza con la «danza», en las que participan mujeres vestidas con lujosos trajes, hombres cubiertos con elegantes capas, y otros peculiares personajes conocidos como «Els Tapats (Los Tapados), que van disfrazados de las formas más variopintas y cubiertos con capa y máscaras. La danza se inicia tras recibir el permiso del alcalde de los enfarinats, en el último acto de su mandato. Por la noche tiene lugar en el Pabellón del Polideportivo el «Ball del Virrei» (Baile del Virrey) en el que se representan los bailes regionales y que tiene un segundo acto también el día 30 de diciembre. Las fiestas de invierno de Ibi tienen muchos más protagonistas como son els fadrins, els casats y els amantats.
DETALLES DE LA FESTIVIDAD DE LOS «ENFARINATS:
No están locos, pero lo parecen. Al menos, un día al año: el 28 de diciembre, dedicado a los Santos Inocentes. Son els Enfarinats, y la ciudad bajo su caprichoso dominio cambia sorprendentemente de ritmo.
Bien de mañana, els Enfarinats (los Enharinados) se reúnen junto a la iglesia. Desde allí emprenden una carrera hasta el ayuntamiento, que dista unos 200 metros: en ella, necesariamente, ha de ganar el alcalde de els Enfarinats. En la meta se encuentra el otro grupo protagonista de la fiesta, la Oposición, produciéndose el primer enfrentamiento jocoso, como todo en este día, entre ellos. Antes, se ha llevado a cabo un acto fundamental: el traspaso de poderes del Ayuntamiento real al burlesco.
El grupo de els Enfarinats está compuesto tradicionalmente por 14 hombres casados, aunque con el tiempos se ha ido aumentando el número; la de casado es una condición que con el tiempo se ha seguido manteniendo. En cuanto al número, es bastante cerrado. Ellos mismos reconocen que no es fácil que nadie entre en el grupo, ya que está basado en una amistad de muchos años y ese es mérito que no se adquiere de la noche a la mañana.
La fiesta, cuyos orígenes históricos no están claros (el antropólogo vasco Julio Caro Baroja relaciona celebraciones semejantes a esta con las saturnales romanas; por otro lado, tiene elementos netamente carnavalescos), dejó de celebrarse en los años cincuenta. De entonces acá, Ibi ha pasado de ser un pequeño pueblo de apenas 3.000 habitantes a los 20.000 que tiene en la actualidad.
Después del paréntesis, en 1980 se recuperó la Dançà y, al año siguiente, els Enfarinats. Todo ello, en principio, por obra y gracia de un grupo de amigos que se reúne durante el año y participa activamente, no solo en esta fiesta, sino también en la de Moros y Cristianos.
LOS BANDOS:
La víspera del día de Inocentes se lleva a cabo la lectura de diversos bandos -rimados y escritos en valenciano- en los que se pone en solfa a personas e instituciones de la localidad. Si alguien en Ibi no tiene la conciencia tranquila, esa tarde puede pasar un mal rato.
Los cargos dels Enfarinats son los de alcalde, juez, fisco, secretario y cajero. Todos ellos -y el resto del grupo- llevan atuendos de lo más estrafalario y la cara pintada, aunque siempre reconocible. En cuanto a la Oposición, el rasgo común es una chistera negra, adornada de estrellas de papel. También son amigos entre sí, fuera de la fiesta. A diferencia dels Enfarinats, este es un grupo más abierto, pero siempre dentro de unos límites, que les permitan el control y la gobernabilidad. Aquí no hay cargos y, aunque aparentemente els Enfarinats sean los protagonistas, ellos son los primeros en reconocer que «podemos hacer la fiesta gracias a la Oposición».
RUIDO Y PÓLVORA:
Al buen humor y entusiasmo, comunes a ambos grupos, hay que añadir el enorme gasto que les supone la compra de cohetes «borrachos» (también llamados «carretillas» o «buscapiés») que pone esa nota de ruido y pólvora, inevitable en toda celebración festiva alicantina. Cerca de mil docenas se queman en algo más de una hora, y en un espacio tan reducido como el de la plaza de la iglesia. Durante ese tiempo, a cualquiera que se le ocurra pasar por allí habrá de sujetarse a las leyes de la fiesta, que imponen una pequeña aportación económica. Si se niegan, ya saben: carretillas a mansalva y un buen baño de harina o polvos de talco.
IMPUESTOS Y MULTAS:
el paso siguiente es el de recabar impuestos de comercio por comercio, banco por banco. Para ello se forma una comitiva, curiosa y heterodoxa donde las haya, encabezada por el alcalde de els Enfarinats. Juntos entran en las tiendas, en las farmacias, en los supermercados… Llevan un metro que mide lo menos tres, un peso totalmente irregular, una letra de cambio inmensa.
Naturalmente, con estos puntos de referencia, nadie se ajusta a lo establecido: así pues, todos han de pagar unas multas que se destinan al asilo de ancianos. Estos hombres, serios y formales en su vida diaria, se vuelven por un día alocados y subversivos: el mundo al revés. Aun así, en esta jornada de inversión de valores, hay quienes se empeñan en recordarle al forastero que ellos son unos señores respetables, pero que la fiesta es la fiesta y en el día de els Enfarinats todo está permitido.
ENHARINADOS…:
Mientras se realiza el recorrido de rigor, Enfarinats y Oposición siguen con su batalla particular. Para entonces ya están completamente blancos, cubiertos de polvos de talco, cuyos botes aparecen como por arte de magia. Todos dan rienda suelta a su imaginación, hacen aquello que les viene en gana, aunque siempre dentro de un cierto orden. Pero la verdad es que están graciosos y ocurrentes; en general la gente acepta de buen grado sus bromas y muchos toman parte en ellas.
El recorrido acaba pasadas las dos de la tarde. Ahora, hay que reponer fuerzas y, entre cucharada y cucharada, docenas de cohetes borrachos por entre los pies, que ellos reciben impertérritos, a pesar del estrépito, la humareda y, por qué no, el peligro.
DANSÀ I TAPATS:
Tras la comida, con el estómago lleno, saben que su protagonismo está llegando a su fin. Pronto se verán rodeados por els Tapats (los tapados), personajes que dan a la fiesta, por si no lo tenía ya, un inequívoco aire carnavalesco.
Van disfrazados de las formas más variopintas, con una característica común: el rostro ha de ir cubierto de tal manera que sea imposible reconocer no sólo a la persona sino su sexo, a este elemento se le llama «coixinera» porque es como una capucha de almohada que cubre el rostro. Así, el equívoco está asegurado. La Dansà se realiza a cargo del Grup de Danses d´Ibi.