A la entrada de la población de Cheste por la Avenida de Castilla, en el cruce con plaza de la Segunda República, se encuentra los restos del Molino del Nabo o de Abajo, un antiguo molino harinero que data de principios del s. XIX y que se mantuvo en funcionamiento hasta la segunda mitad del s. XX, siendo electrificado a partir de 1930 -la revolución industrial supuso el fin de este tipo de instalaciones basadas en el aprovechamiento de la energía obtenida de recursos naturales como el agua y el viento, algo que provocó la mecanización de este tipo de edificios o el abandono de éstos-.
Al parecer, según el modelo constructivo de los restos conservados, el arco apuntado y diferentes noticias sobre el arriendo de la instalación por parte del Barón de Cheste a los antepasados del último propietario, parecen indicar un origen anterior, pudiendo ser identificado como el molino harinero señorial.
El sistema de funcionamiento de este topo de molinos harineros basaba su fuerza motriz en el aprovechamiento del agua a presión, que en este caso provenía de la acequia conocida como la «Huerta del Lugar». La buena calidad de su construcción, basada principalmente en una estructura principal de gruesos muros de mortero de cal forrados con sillares de piedra y unidos perpendicularmente por un arco que sostenía la parte superior del edificio permitiendo contrarrestar el empuje del agua acumulada en la balsa de almacenamiento y el vaso, han permitido que hoy sus restos estén musealizados a pie de calle.


Por desgracia, el edificio del molino, tal y como indica la cartelería del lugar, fue destruido por un incendio el pasado siglo, en los años 90, desapareciendo la planta superior y la vivienda del molino. En la actualidad tan sólo se conservan las estructuras hidráulicas y la sala de muelas, estando ambas a la vista del caminante -tal y como pudimos comprobar en nuestra visita a Cheste-.