Los manicomios hoy en día son lugares escasos, desaparecidos ya casi por completo en la actualidad, donde aquellas personas que sufren trastornos mentales o enfermedades psiquiátricas acuden o son ingresadas para tratar dichos comportamientos, enfermedades y causas con tratamiento psicológico, farmacológico y conductivo. Pero no siempre, en la historia, ha sido así.
Por desgracia, para nuestra cultura y nuestro actual concepción del mundo, la imagen que tenemos de ellos sigue siendo la de un lugar terrible, cuya gran parte de culpa se debe gracias al cine y la literatura.

Pero resulta que, en realidad, su origen fue tan beneficioso como revolucionario, además de que tenemos la suerte, o no, depende de cómo se mire, de ser la ciudad que regentó el primer recinto de estas características. Así que, dicho esto…¿Sabéis cuál fue el primer manicomio del mundo? Sí, en efecto, fue en Valencia.
Resulta que en nuestro pasado del Reino de Valencia, así como en la cultura medieval del resto de Europa, las personas que hoy podríamos considerar como enfermos mentales, se decía que estaban poseídos, y eran apartados del resto de presos normales por miedo a que esta posesión tomara parte también del cuerpo del resto de los presos.
Diversos estudios sobre textos históricos, datan que ya en el siglo XIV había lugares donde existían hospitales con celdas especiales dedicadas al aislamiento de los locos (Upsala, en 1310; Brescia, en 1318; Bérgamo, en 1321; Elbing, en 1326; Hamburgo, en 1375; Erfurth, en 1385), pero no eran manicomios, tal como ahora los entendemos. En ellos no solo faltaba el tratamiento oportuno, sino que la asistencia adolecía de inhumanidad de aquellos que injustamente eran apartados de la sociedad por desconocimiento del cual tenemos hoy en día sobre muchas enfermedades mentales. Por aquellos tiempos, en gran parte de Europa, a los locos se les encadenaba o enjaulaba, además de azotarles, torturarles (por desgracia, donde por ejemplo se hace constar en diversos actos y ritos para expulsar al demonio que llevaba dentro) o privarles de alimento.
Pero es entonces cuando entro en juego un hombre valenciano, de alma caritativa, con el fin de ayudar no solo a esas personas, sino a muchas más.
Cabe decir que en la época medieval el concepto de hospital era distinto a como lo entendemos en la actualidad. El nombre de hospital proviene del latín «hospitalem» que, en realidad, quiere decir albergue. Por tanto, el hospital debía de ser una institución o casa encargada no sólo al cuidado médico sino también dedicada a acoger personas sin recursos, niños huérfanos, peregrinos y naturalmente enfermos, de cualquier índole. El cuidado no se limitaba al aspecto médico, se dedicaba especial dedicación al sustento tanto espiritual como material. Es por eso que los hospitales eran fundaciones mayoritariamente religiosas y posteriormente de carácter civil y benéfico, y prueba de ello es que podemos encontrar diversos textos donde se recogen que los primeros enfermos mentales atendidos (solamente ellos y no personal civil) eran religiosos en propios hospitales de carácter y exclusividad religiosa, como así se hace constar en Barcelona, a principios del siglo XV.
Así pues, el origen del Hospital General hay que buscarlo en el antiguo Manicomio u Hospital que fundó en 1409 Fray Joan Gilabert Jofrè, de quien no os hemos hablado anteriormente pero si indirectamente con el honor de crear el primer manicomio de la historia, con el nombre de «Hospital de Ignoscents, Folls e Orats». Fue el primer manicomio que se construyó en Europa, y que se encontraba en las proximidades del antiguo Portal de Torrent de las murallas de Valencia, en el barrio de Velluters.
Todo fue a raíz de que Joan Gilabert Jofrè defendiendera a un loco. Esto lo podemos ver en el lienzo de Sorolla, donde, según cuenta la historia, el padre mercedario fray Joan Gilabert Jofré se dirigía un 24 de febrero de 1409 a la Catedral de Valencia para realizar el sermón del domingo de Cuaresma, cuando de camino se encontró a unos niños que apedreaban y atacaban a unos pobres locos.

El fraile salió en defensa de los dementes y al llegar a la Catedral realizó un sermón en favor de los locos y furiosos que vagaban por la ciudad y no tenían asistencia alguna:
«…en la present ciutat ha molta obra pia e gran caritat e sustentació: empero una hi manca, qui es de gran necesitat, ço es un hospital o casa hon los pobres ignoscents e furiosos fosen acullits. Car molts pobres ignocens van per aquesta ciutat, les quals pasen grans desaires de fam, fret e injuries. Per tal, com per sa ignoscencia e furor no saven guanyar ni demanar lo que han menester per sustentació de llur vida; e per ço dormen per les carreres e pereixen de fam e de fret, e moltes malvades persones, no havent Deu davant les ulls de sa consciència, los fan moltes injuries e enuigs; e moltes malvades persones, no havent Deu davant, senyaladament ahon los troben adormits los nafren alguns, e a algunes fembres ignoscens ahonten. E aixi mateix les pobres furiosos fan dany a moltes persones anants per la ciutat, e aquestes coses son notories a tota la ciutat. Per que seria sancta cosa e obra molt sancta que en la ciutat de Valencia fos fet una habitació o hospital en que semblants folls e ignocens estiguesen de tal manera que no anassen per la ciutat, ni poguessen fer dany n’ils ne fos fet…»
(Libro Viejo de las Constituciones del Hospital General)
La propuesta de Fray Joan Gilabert Jofrè, un centro donde darles alojamiento y cuidados médicos, tuvo éxito: El primer manicomio u hospital psiquiátrico del mundo abrió sus puertas en Valencia el 1 de junio de 1410.

A lo largo de la historia, el centro sufrió, entre otras cosas, un incendió, como el de 1545, donde se destruyó casi todo el hospital y en el que consta el fallecimiento de 30 internos. Poco después fue reemplazado por un nuevo hospital, contando con un departamento especial para niños.
Cabe señalar que el modelo revolucionario del Hospital de los Pobres Inocentes de Valencia fue copiado muy pronto en otros lugares de España y en colonias americanas: el Hospital de la Santa Cruz de Barcelona empezó a acoger dementes que no eran sacerdotes a partir de 1412; en 1425 se fundó el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, en Zaragoza; en 1436, el Hospital de los Inocentes de Sevilla; en 1489, el de Valladolid; en 1456, el de Palma de Mallorca, dentro del Hospital General; en 1480, el Hospital de los Inocentes, en Toledo; en 1527, el Hospital Real de Granada empezó a acoger enfermos mentales; en 1566, el Hospital de Madrid; en 1567 fray Bernardino Álvarez fundó el San Hipólito en México, y así podríamos seguir con un largo etcétera.
Hay quien cree que el Hospital Real de Bethlem, fundado en 1247, fue el primer manicomio del mundo, pero no es así. La explicación reside en que a pesar de que su fundación data del siglo XIII, no centró su actividad en la psiquiatría hasta bien avanzado el siglo XV. Según diversos documentos, a principios del siglo XV este hospital tuvo un área de confinamiento en la que se organizaban visitas turísticas para que la población, mediante el pago de una entrada, pudiese ver a las personas allí ingresadas, la mayoría encadenadas, como si de un zoológico se tratara, siendo aquello más una diversión pública que un centro psiquiátrico con concepto humanitario, como ocurrió con Valencia.
Por cierto, la palabra manicomio, “hospital para locos”, formada con manía y el verbo griego κxομεîν “cuidar”, está documentada por primera vez en nuestra lengua en 1855 y fue registrada por la Academia a partir de 1869. Así pues, es impensable que en aquellos tiempos tuvieran la concepción de dicha palabra moderna, por así decirlo. El concepto de hospital fue tan amplio que abarcó muchas especialidades que hoy la medicina separa, sin distinción ni discriminación.
Y es así como los manicomios empezaron a desaparecer en Europa durante las décadas de 1960 y 1970. La aparición, o mejor dicho consideración, de las unidades de salud mental en las cuales se equiparaba a los enfermos mentales con personas enfermas de cualquier patología, hizo que los centros o manicomios tuvieran los días contados. En España fue a raíz de la llamada “Ley General de Sanidad”, que fue aprobada en 1986 y que por desgracia llevo al cierre, en 1989, al que fue considerado como el primer manicomio del mundo.
SI PINCHAS AQUÍ PODRÁS LEER EL EXTENSO ESTUDIO DE J. J. LÓPEZ-IBOR (CATEDRÁTICO DE PSIQUIATRÍA) BAJO EL TÍTULO «LA FUNDACIÓN EN VALENCIA DEL PRIMER HOSPITAL PSIQUIÁTRICO DEL MUNDO».
En la actualidad, diversas fuentes plantean la posibilidad de la vuelta de un nuevo modelo sustentado en el modelo del “manicomio”, ya que según expertos, la reforma provocó un abandono de muchos enfermos mentales con el cierre de hospitales desamparándolos en sus hogares y con familiares, dejándolos a su suerte o en centros que quizás no están preparados (como puede ser el caso de Bétera)
Del primer manicomio del mundo, en Valencia, hoy solo quedan la portada y una de las dos enfermerías, además de otros restos esparcidos junto al jardín anexo, que fue considerado el mejor del mundo en 2015 -también existen otros restos en el tramo 7 del Jardín del Turia-. Actualmente es la Biblioteca Pública Provincial y que se encuentra en:
- Dirección: Carrer de l´Hospital, 13, 46001 València, Valencia
- Horario: 9:00–14:00, 17:00–20:30
- Teléfono: 96 256 41 30

https://www.valenciabonita.es/2016/10/24/el-mejor-jardin-del-mundo-de-2015-esta-en-valencia/
Fuente foto portada:
- mural.uv.es
Fuentes:
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