Desde el 26 de enero del 2012, existe en Valencia un edificio, situado en el barrio de la Seu-Xerea y concretamente en la calle Almirante número 14, que está cargado de magnetismo, belleza e historia. Una historia que se comprende desde la Valentia romana, pasando por la época mozárabe y su muralla musulmana, el primer palacio gótico que mando construir Jaume I al conquistar Balansiya o la residencia del que fuera alcalde de Valencia Don Nicolás García Caro Vergés y Agustí.

Resulta que el Palacio, fue adquirido en su día por el alcalde de Valencia (en 1874) Don Nicolás García Caro y que dejaría en herencia a su hijo Nicolás García Caro y Ferrer de Plegamans, II Marqués de Caro.

Es colindante con la fachada trasera del conocido como Palacio del Temple. Aquella adquisición trajo consigo una renovación donde según cuentan, destacaba cómo “pavoneo” entre las más altas esferas, donde era considerado como pro-Borbónico. El edificio es un espacio protegido, sin ninguna duda, aunque abandonado antes de 2005 y que gracias a la inversión de cuatro socios valencianos y personas como el arquitecto Francisco Jurado o el interiorista Francesc Rifé, además de la Generalitat, llevaron a cabo hasta 2012 para construir, restaurar y recuperar el gran legado que se hallaba en sus entrañas.
Conoce algunos detalles más del Palacio en el artículo de jdiezarnal PINCHANDO AQUÍ.
Y es que cuando uno cruza la puerta para adentrarse en este edificio lleno de magia e impregnado de historia propiedad de 4 socios valencianos, el recorrido histórico comienza con lo primero que se encuentra en el hall o recibidor, que es una pieza un tanto curiosa anclada en la pared y que da la bienvenida a los huéspedes de este hotel diferente con mucha personalidad. La pieza, única y bella, es parte de la cornisa del Circo Romano de Valencia, que curiosamente se situaba en la llamada Valentia a escasos 20 metros del que hoy es el Hotel Caro y que en su día fue el Palacio del Marqués de Caro. Esta pieza es una de las muchas que encontrarás en un edificio que combina, y respeta, elementos originales del Palacio del Marqués de Caro y un toque de modernismo.

La pieza de la cornisa, fue curiosamente la última pieza arquitectónica que se halló en los trabajos de excavación antes de la remodelación e inauguración del que hoy es un Hotel con mayúsculas, de la que además cabe decir que los habitantes de aquella Balansiya mítica usaron como parte del material y cimientos de la muralla árabe.
En el siguiente vídeo podéis ver una descripción detallada de lo que fue aquella pieza.
Seguimos en el Hall, aún fascinados, esta vez por la mezcla de otra cultura, en este caso la árabe y por los cuatro candiles islámicos o lucernas árabes que se muestran en el expositor de la entrada de Caro Hotel a modo de reliquias. Era sin duda alguna el sistema de luz usado de nuestros antepasados moriscos.
Otra pieza románica IMPRESIONANTE, son las tres enormes piedras que se disponen sobre la barra del Meta Bar, que sin lugar a dudas os dejará completamente magnetizados e hipnotizados mientras tomáis una copa “diferente”. Por cierto ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de la expresión “llegar a la meta”? Tal y como afirman nuestros amigos de Caro Hotel, resulta que estas tres piedras convierten ese dicho en algo literal, pues en su día formaron, hace casi 2.000 años, la meta de lo que fue el Circo Romano de Valencia. Maravilloso.

Pero también el gótico está presente en el Meta Bar, donde en una pared preside una reliquia incompleta de azulejos donde se descubre e intuye, como si de un puzle a medio acabar se tratase, a una familia valenciana del siglo XVIII disfrutando de una tarde en un paraje natural de la que parece ser nuestra “Terreta”. El Hotel decidió llamar a aquel mosaico incompleto que da vida al Meta Bar, “Una merienda en el campo”, donde curiosamente el hotel, en su web, invita a descubrir las piezas restantes del puzle mientras saboreas una copa que posiblemente no olvidarás al intentar descifrar, o imaginar mejor dicho, aquel dibujo incompleto que por desgracia no se podrá observar nada más que en la imaginación del que lo visite o visualice a través de una imagen.

También hay que añadir la pared que separa el hall del hotel del Meta Bar, que es una estructura arquitectónica gótico en la que dos arcos se unen como muestra de la propia evolución constructiva del Palacio para dar paso y acceso a lo que en época medieval sirvió para delimitar el patio del palacio gótico.
Sin marcharnos aún del Meta Bar, la pieza sin duda más valiosa y singular de Caro Hotel es un mosaico al pie de su escalera de mármol, donde podemos afirmar que dicho mosaico constituye el trozo conservado de suelo más antiguo de Valencia.

Los orígenes militares de la ciudad explican este mosaico, que data del siglo II a.C. y que fue hallado justo en el linde con el vecino Palacio del Temple, un detalle que invita a imaginar su magnitud y significado a partir de sus elementos, que simbolizan el escudo originario de Valencia.
En cuanto a los techos del antiguo salón de baile y del salón de té del Palacio, hay que mencionar que se han respetado las estancias, además de conseguir una recreación histórica en 3D del palacio de por aquel entonces. Podéis ver el techo y el maravilloso lienzo en el siguiente video.
Una de las piezas, excepcionales, de que se pudieron rescatar en la restauración del Palacio, es la pieza de madera que se exhibe a modo de ornamento en una de las paredes del salón de baile de la Suite del Marqués, un bello elemento que formó parte de un friso mayor que desde el siglo XIX cubrió el perímetro del hall noble del Palacio, hoy biblioteca de Caro Hotel. Digno de ver sin ninguna duda. Por cierto, si uno es un apasionante la lectura, tendrá ocasión de encontrar esta estancia, la biblioteca o salón de lectura, perfecta para el deleite de todos sus sentidos. La sala de lectura es sin duda uno de los espacios del hotel donde os dejaran sorprendidos, gracias a su Tapia Real o Tapia Valenciana, que en otro tiempo fue el hall de acceso a la planta noble del Palacio del Marqués de Caro. Una estancia perfecta para disfrutar del silencio y de una bella afición como la lectura, donde podemos contar con un aliciente más que hará de esta parte del Hotel un lugar especial: La pared más antigua del palacio gótico.
Ya es hora pues, de profundizar más en el Hotel y descubrir más tesoros. Adentrándose en las estancias y habitaciones, es curioso, por ejemplo, lo que uno puede encontrarse frente a la puerta de entrada a la habitación número 2, que es ni más ni menos que los restos de una ventana de acceso o arco, por así decirlo, al patio gótico del primer Palacio que mando construir Jaume I en el siglo XIII. También se destaca en esta misma habitación la bóveda y la viguería que se descubrió tras el falso techo que cubrió la estancia durante más de dos siglos.
La “habitación de la muralla”, la número 3, es una de las estancias más mágicas de Caro Hotel. En ella se da cita una parte de la muralla árabe del siglo XII en la que literalmente se hunde sobre varias vigas de madera que datan del siglo XVIII.
La habitación número 4 tiene aún una sorpresa aún más interesante. Sobre la cabecera de la bañera asoma parte de un elemento que en su momento constituyó una de las puertas árabes por las que se accedía a la ciudad de Valencia. Como bien indican nuestros amigos de Caro, el sistema de acceso de la muralla árabe obligaba a entrar a la ciudad a través del cuerpo de alguna de sus torres de vigilancia, y es precisamente este cuerpo el que forma la parte principal de esta estancia, denominada “La bodega del Palacio”, por el grosor de sus muros, originalmente defensivos y que mantienen la habitación a una temperatura estable todo el año dando al huésped una agradable sensación de bienestar habiendo sido empleada como bodega en el siglo XIX . Cabe destacar, justo en la entrada de la habitación, una chimenea del siglo XIV, que fue dada como consecuencia del vaciado de la muralla árabe, conservándose durante todo el tiempo en perfecto estado.

Por cierto, decir que las habitaciones 4 y 15 están literalmente dentro de la torre árabe, que marcaba el límite entre la ciudad y el exterior de la misma hace 800 años. Qué lugar tan magnífico!!!
Otro de los elementos originales del Palacio del siglo XIX que fue restaurado es una maravillosa puerta de hierro forjado que hoy permite el acceso a la terraza que se asoma sobre el patio privado del hotel en la habitación 10. Bellas son las palabras que dedican en su web a dicha puerta, como tan bien lo es el pequeño animal mitológico como manecilla de una de las hojas, tan esbelto y sutil como cuando fue moldeado hace casi 200 años.

La única habitación que se halla fuera de la Valencia árabe es “La puerta de la ciudad” o habitación número 14, una estancia cuya pared principal es la cara exterior de la muralla árabe del siglo XII que arranca en las entrañas de este lugar, el restaurante Alma del Temple, y que asciende por el inmueble. Curiosamente, el restaurante Alma de Temple, que se halla en el semisótano, es un espacio único en el mundo ubicado en los mismos cimientos de la muralla árabe del siglo XII y ha sido elegido en ediciones pasadas, 2014, como uno de los diez restaurantes más bonitos del mundo.

En la parte posterior del hotel-monumento, donde se encuentra la habitación 15, se encuentra una curiosa terraza: «La terraza de Escolanía». En la terraza se exponen cuatro bellas basas romanas originales que aparecieron en la excavación arqueológica y que se han integrado a los elementos del hotel como si se tratasen de piezas mágicas colocadas para transmitir poder, energía y una armonía perfecta entre el románico y la moderna arquitectura.

Pasamos por la habitación 16, que ocupa exactamente el espacio que en otro tiempo fue empleado como cocina del Palacio. Una curiosa huella de piedra casi en el cabecero de la cama otorga testimonio del hueco de acceso a la antigua alhacena o lugar para labores correspondientes, justo en el límite con la muralla árabe, abierto durante el siglo XVII y reconvertido de nuevo en pared durante la rehabilitación de Caro Hotel.

En la habitación 32, la llamada “Antigua buhardilla” del Palacio, destacan las grandiosas vigas de madera que conforman el techo de la habitación que data del siglo XVIII y soporta toda la cubierta del Palacio, aportando una atmósfera auténtica y muy especial cuyas marcas, además, cuentan la historia de la procedencia de estos troncos desde los bosques de Teruel hasta su llegada a Valencia, flotando a través del río Turia, tal y como relatan en palabras propias Caro Hotel.
Y por último, cabe destacar también la curiosa historia que se esconde en la habitación número 25 de este Hotel donde se dispone, dentro de ella y en su principal pared, la cara interior de uno de los arcos que daban acceso a la torre árabe. Y es que, en otro tiempo, el carril de madera que discurría paralelo a la misma habitación fue exactamente el paso de ronda de la muralla árabe de Balansiya. Pero lo más sorprendente de esta sucesión de arcos es el detalle que el huésped podrá observar si se fija con atención: entre dos de los arcos, casi pasando desapercibida, hay una curiosa marca de una cruz que se hace visible tras siglos en la sombra y oculta a los ojos de alguien que pudiera descubrirla. El dibujo no es nada más ni menos que una cruz cruzada, donde se intuye como posible una marca de un templario o caballero cristiano en favor de defensa de aquella Valencia conquistada por los cristianos en el siglo XIII. Así que si un día os hospedáis en esta habitación, los arcos y quizás vuestros sueños puedan transportaros a otra época de nuestra bella y querida Valencia.
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Fuentes:
- Artículo de 2012 de Las Provincias
- Carohotel.com
- Jdiezarnal y su artículo sobre el Palacio del Marqués de Caro
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