- Existe la posibilidad de conocer, con un solo ticket de 12 euros, tres espacios patrimoniales de Valencia. Se trata de una entrada combinada para visitar San Nicolás, el Museo de la Seda y los Santos Juanes que se puede obtener en Visita San Nicolas y el Museo de la Seda de Valencia | Menta Valencia. Con la entrada está incluida la audioguía en español, valenciano, inglés, francés e italiano.
- Las entradas individuales también pueden adquirir en https://valenciabonita.tixalia.com/SantosJuanes, en https://valenciabonita.tixalia.com/MuseoDeLaSeda o también en https://valenciabonita.tixalia.com/IglesiaSanNicolás.
- Descárgate las audioguías en tu móvil mediante un código QR en cada espacio.
- RECUERDA: Puedes adquirir tu entrada directamente en la taquilla de cualquiera de los espacios, pudiendo comprar visita individual o la conjunta de los tres espacios por 12 euros.
- Tras casi 2 años de restauración, el Colegio del Arte Mayor de la Seda volvió a la vida el pasado 17 de junio de 2016 como Museo de la Seda, aunque su apertura de puertas al público y las visitas guiadas comenzaron el día después de la inauguración (18 de junio).
- La restauración del Colegio del Arte Mayor de la Seda, impulsada por la Fundación Hortensia Herrero, empezó el pasado 10 de noviembre de 2014, siendo ejecutada por la empresa Bertolín, seleccionada entre un total de 20 aspirantes.
- La sede del Gremio más antiguo de la ciudad que fue fundado en 1477, declarado en un real decreto de 1981 como monumento histórico artístico de carácter nacional, ofrece un servicio de atención al visitante, mediación cultural y visitas guiadas.
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La importancia del comercio de la seda en el cap i casal en el pasado, en el antiguo Reino de Valencia, queda constatada gracias al legado de la Lonja de la Seda y al Colegio del Arte Mayor de la Seda (Museo en la actualidad), que necesitaba una restauración urgente. El gremio de los sederos fue referente mundial y, en nuestro antiguo Reino de Valencia, fue uno de los motores de la economía de por aquel entonces.
Al-Andalus fue la primera región del continente europeo donde se documenta la cría del gusano de forma masiva (esto se puede certificar gracias al calendario de Córdoba del año 961). Anteriormente, se sabe que el primer dar al-tiraz (fabrica estatal de sedas) se creó en Córdoba en tiempos del califato de Abū l-Mutarraf `Abd ar-Rahmān ibn al-Hakam, conocido como Abderramán II (822-852). Sin embargo, hubo muchos artesanos de la seda con negocios privados tanto en la capital cordobesa como en ciudades como la nuestra, Valencia. Era, además, tradición que en Al-Andalus, en los textiles santuarios, apareciese el nombre del soberano que gobernaba, como símbolo de su poder.
Ya con la caída del califato cordobés, la Taifa valenciana dio continuidad a tejidos de tradición islámica con mayor importancia, donde las formas geométricas se inspiraban en tejidos que fabricaron los persas o los almohades.
Tras la Conquista cristiana de Jaume I en el siglo XIII, se siguió dando continuidad a los tejidos de tradición islámica y a nuevas introducciones en la fabricación de tejidos. Uno de los culpables de la gran producción sedera en Valencia fue la expansión del cultivo de la morera, cuyo aumento se produjo a finales del siglo XIV en forma de árboles aislados en los lindes de los caminos que conectaban poblaciones con la capital. Fue la caída del precio de los cereales y la demanda de seda la que originó un cultivo en plantaciones o, comúnmente conocido, “moreral cerrado”, hecho que transformó por completo el paisaje agrario del Reino de Valencia.
Los verdaderos protagonistas de la seda en Valencia desde la Edad Media fueron los trabajadores y comerciantes que como maestros, aprendices, oficiales y familias enteras, dedicaron sus vidas entre la gran variedad de actividades agrarias, artesanales y comerciales al cultivo de la seda. En Valencia existieron decenas de cofradías o gremios vinculados a la seda o al textil que no fuera ésta. Así pues en el siglo XV existían, en relación a la seda, els Abaixadors o Tornejadors, Teixidors de fil i seda, Tintorers menors o de seda, Velluters, Toquers, Velers, Condoners, Llisters, Galoners y Passamaners; en cuanto a otros gremios vinculados al textil no sedero existían els Paraires, Cardadors, Carders, Pinters, Teixidors de llana, Teixidors de cordellats, Tintorers majors o de la llana, Vanovers, Manters, Flassaders, Tira-sacs, Matalafers, Corders de cànem o Soguers, Esparters y Esparters de Curt o Espardenyers.
Fue a partir del año 1465 cuando, tras la llegada de centenares de sederos genoveses, en Valencia se introdujo el arte de tejer velluto o terciopelo de seda, produciendo el despegue de esta industria en Valencia, siendo los diseños italianos los que se convierten en modelos universales. Este aumento se hace constatar con la existencia de más de 2000 velluters durante la segunda mitad del siglo XV en el cap i casal. Valencia era, sin lugar a dudas, una ciudad “de seda”.
Tras una década de convivencia entre genoveses y valencianos en la capital del antiguo Reino de Valencia, en 1477 se aúnan y crean la cofradía de San Jerónimo del Art de Velluters de Valencia. Una propuesta que intentaba lanzar, aún más si cabe, la producción y el comercio de los tejidos sederos.
Así pues, el origen del Gremio de la Seda en Valencia tuvo lugar el 18 de Octubre de 1477, cuando por aquel entonces un grupo de maestros sederos crearon la «Lloabre Cofraria o Almoina de L’Ofici de Velluters, sota la protecció de Sant Jerónim» y las primeras ordenanzas del oficio, dictadas por 56 maestros reunidos en casa del velluter genovés Lazzaro Negro, en la calle de las Barcas. Os preguntaréis el porqué de la elección de San Jerónimo como patrón del gremio, que no es otra a que rendirle devoción por ser el primer cardenal en introducir la seda en su vestimenta habitual de cardenal.
Por entonces la cofradía celebraba misas de fiesta patronal en la iglesia del convento de San Agustín hasta 1483, que por intervención personal de María Enríquez, viuda del Duque de Gandía, se firmó una nueva concordia con los frailes de San Jerónimo de Cotalba, vinculado el principal gremio de la ciudad con los territorios Borja.
No fue hasta el 16 de febrero de 1479 cuando las autoridades municipales de Valencia aprobaron su fundación, donde el 13 de octubre del mismo año, el rey Fernando el Católico, les concedió el título de “Art dels Velluters”, reconociendo la autonomía de su estructura administrativa, con el derecho a monopolizar el comercio de tejidos y el control sobre el mercado laboral de su profesión en la ciudad.
El descubrimiento de América, en 1492, movió el interés comercial de muchos teixidors, creando un nuevo espacio de mercado monopolizado, por entonces, por el Reino de Castilla que desvió el comercio del Mediterráneo al Atlántico. Con la llegada de Carlos V, se generaron nuevas formas en las relaciones políticas, donde las ciudades perdían su protagonismo. Hechos, entre otros, que generaron las revueltas urbanas de “Las Germanías” que fueron aplacadas por el emperador siendo els “Velluters” los principales afectados.
La seda jugó, además, un papel importante en la aparición de la moda a finales del siglo XVII en Europa, donde ésta permitía diferenciar aquellos que contaban con los medios suficientes a través de las vestimentas preciosas y de textiles que marcaban la posición dominante de muchos. Por desgracia, la decadencia textil española a lo largo del siglo XVII permitió que los diseños franceses se convirtieran en los nuevos referentes.
Es por eso que era necesario, aún más, un reconocimiento social del oficio del Arte Mayor de la seda, cosa que se incrementó gracias al privilegio otorgado por Carlos II el 31 de octubre en 1686, donde dicha concesión se justificaba por la cualificación superior que debían tener sus miembros para ejercer la actividad frente al resto de oficios mecánicos, puesto que requería disponer de conocimientos de aritmética y pintura. Las atribuciones de control del Colegio se reforzaron con las ordenanzas de 1722 y 1736, y la jurisdicción del colegio se extendió al conjunto del Reino de Valencia.
Como la moda francesa imperaba por entonces, con el fin de estimular la adecuación de la sedería valenciana a ella, la Monarquía impulsó la creación de la Real Fábrica de Tejidos de Seda de Valencia, que puso bajo la dirección del organismo financiero de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Con esta finalidad, se contrató a diversos fabricantes y dibujantes franceses y se otorgó a la empresa en 1756 la facultad de elaborar los géneros siguiendo los criterios utilizados en las fábricas de Lyon, donde se llegó a crear también una escuela de dibujo, y posteriormente una Sala de Flores, Ornatos y otros diseños adecuados para la confección de tejidos en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.
La resistencia planteada por los artesanos de algunas localidades agudizó su decadencia y acentuó la concentración de la actividad en la ciudad, que agrupaba en la década de 1760 más de 3500 telares, frente a los 242 existentes en los restantes lugares del Reino.
Finalmente, fue la industrialización surgida en el siglo XIX la que supuso un duro golpe para la sedería, que tuvo que competir con tejidos más económicos y producidos en serie. Un añadido negativo fue la producción sedera oriental y sus precios, donde finalmente acabaron con gran parte de la industria sedera de Valencia y con los cultivos de morera y crianza de gusanos.
En la actualidad es muy difícil encontrar telares manuales, siendo ya escasos y auténticas reliquias, donde su producción alcanza minorías. Es gracias, sobre todo, a la moda, alta decoración o a las fiestas tradicionales (como las Fallas o decenas de fiestas en las que intervienen trajes típicos de indumentaria valenciana), donde todavía se le rinde tributo a la tradición sedera, bien sea por realización manual o mecánica, haciendo perdurar este gran oficio.
En cuanto al edificio de nuestra visita, el Colegio del Arte Mayor de la Seda, cabe decir que el solar gremial, donde hoy se ubica dicho edificio, fue adquirido por los sederos valencianos en 1492, aunque no se firmaría escritura hasta el 26 de septiembre de 1494, siendo constancia de un archivo ante el notario Don Luis Gasset y que se halla en el «Archivo de Protocolos de San Juan de Ribera». Cabe recordar que por aquel entonces la palabra gremio no se utilizaba, ya que era una terminología posterior. Lo que hoy en día conocemos por gremios, por aquel entonces eran llamados corporaciones de oficio en época medieval.





A lo largo de la historia, El Colegio del Arte Mayor de la Seda ha sufrido numerosas transformaciones y modificaciones de su estructura, donde la más importante fue pasar del estilo gótico al barroco. De aquellos restos góticos apenas queda constancia, donde en la actualidad predomina el barroco por las obras realizadas en el siglo XVIII y que puede verse en su fachada principal “AÑO 1756”.

La magnitud de la recuperación de este edificio era de vital importancia, dada la historia que en él se alberga y de la gran riqueza patrimonial que en su interior se dispone, donde destacan los frescos, murales y mosaicos, haciendo hincapié en el suelo del Salón de la FAMA (2117 piezas cerámicas) o en la planta noble en general, ya que cabe destacar que entre las diversas salas, la sala de secretaría, la de vitrinas, la capilla y la sala de la Fama, hay alrededor de 7.000 baldosas artesanales que las hacen únicas y de un valor incalculable.



El Salón de la FAMA es una de las estancias más visitadas del colegio, lugar donde antaño se reunían los máximos dirigentes de la institución. En el techo podréis observar un precioso fresco de San Jerónimo, patrón del gremio, realizado por José Vergara, y por la parte terrenal del suelo, con una auténtica joya de la cerámica valenciana compuesta por un pavimento que representa los cuatro continentes conocidos en esa época (ambas obras realizadas en 1757). Este impresionante suelo pretende destacar la fama (representada por una mujer) de la seda valenciana en todo el mundo. El autor del pavimento, Vicente Navarro, se inspiró en la fuente de Bernini de la Piazza Navona de Roma, en la que los continentes se representan a través de sus ríos principales (Danubio, Nilo, Ganges y Río de la Plata). Navarro representa los continentes por medio de una mujer sobre un carro que en cada continente está tirado por animales propios de la región, como son los caballos para Europa, los elefantes para Asia, los leones para África y una especie de lagartos o caimanes para América.
Dado el deterioro que había experimentado este pavimento, fue necesario desmontar todas sus piezas, restaurarlas y volverlas a instalar. Para ello, se utilizaron los últimos avances tecnológicos disponibles en este campo. La gran importancia de esta preciosidad de pavimento barroco, sin duda alguna, vale ya su peso en oro la visita al Museo, que vuelve a ser uno de los lugares más visitados de nuestra Valencia desde su inauguración y reapertura del Colegio. Un lugar para viajar al pasado, para ver con todo detalle aquella obra de 1756 restaurada.
El archivo histórico del Museo de la Seda está compuesto por innumerables documentos que se han ido guardando a lo largo de cinco siglos y que guardan la historia del gremio y de sus ordenanzas, los libros de actas, los libros de maestros, oficiales y aprendices, los libros de administración e inspección de fábricas y comercios… No hay que olvidar que el Colegio, en su labor de inspección, podía llegar a decomisar y quemar telas que no se ajustaran a las ordenanzas.
El archivo del Colegio del Arte mayor de la Seda de Valencia es una de las piezas fundamentales para poder estudiar la evolución de la economía valenciana, al menos desde el siglo XV hasta finales del XX. Su condición de institución corporativa y delimitada en el territorio ha aportado muchísima información al conjunto de los investigadores de diversas disciplinas, pero especialmente aquellas que estudian los procesos protoindustriales, las instituciones gremiales y las producciones de sericultura de la tierra valenciana. Pero, sobre todo, para entender los procesos comerciales y sociales en la Valencia del siglo XV y todas las relaciones con las rutas y tratados comerciales de la época.
El del Colegio del Arte Mayor de la Seda es el archivo gremial más importante de Europa. Consta de 48 pergaminos, 660 libros y 97 cajas de archivo con diferentes legajos desde los inicios del propio Colegio. Casi todos los documentos hacen referencia al Gremio de Velluters, aunque también se conserva alguna documentación de otros gremios.
ESTADO DEL COLEGIO DE ARTE MAYOR DE LA SEDA ANTES DE LA GRAN RESTAURACIÓN:






Así pues, es, por tanto, una de las mayores obras de restauración llevadas a cabo desde las últimas décadas junto a la también realizada por la Fundación Hortensia en la Iglesia de San Nicolás, con la llamada Capilla Sixtina, para poder verla en todo su esplendor. La Fundación Hortensia Herrero es una entidad sin ánimo de lucro que se financia con las aportaciones de su única mecenas, Hortensia Herrero, vicepresidenta de Mercadona.
El emblemático edificio del Barrio de Velluters puede, por fin, disponer de la belleza que le corresponde. El proyecto de rehabilitación, llevado a cabo en parte por la Fundación Hortensia Herrero, fue ejecutado por la empresa Bertolín, siendo seleccionada entre un total de 20 aspirantes.
Tras nuestra visita, hemos podido ver una de las grandes maravillas que alberga nuestra ciudad tras su gran restauración, siendo una de las más grandes y esperadas en las últimas décadas junto con las ya realizadas de la Iglesia de San Nicolás y La Lonja de la Seda en el pasado.
El museo de la seda alberga, entre otras cosas, una zona donde se puede ver la crianza de gusanos de seda en el piso inferior; En la planta noble, en la sala de secretaría, se exponen las artes menores, como pasamanerías o etiquetas tejidas con imágenes; en la capilla van las prendas litúrgicas; en la sala de vitrinas se podrán ver muestras de tejidos; en la sala de la FAMA, puede verse con todo su esplendor el suelo, donde se respeta el pavimento de forma que los visitantes no lo puedan dañar y puedan verlo de primera mano; en la entreplanta podéis ver libros históricos del gremio con una biblioteca dispuesta; en las naves, maquinaria de tejer; en la tienda del gremio, que sirve de mantenimiento del museo por sus costes y beneficios, podéis encontrar objetos como corbatas o pañuelos, por ejemplo, de seda; y finalmente, en el patio llamado Espai Seda, un espacio único en la ciudad de Valencia, podéis encontrar un lugar de descanso para tomar un refrigerio.






Fuentes:
- Museodelasedavalencia.com
- Fundación Hortensia Herrero
- Jdiezarnal.com
- Turiart
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