- Nos comentan, al parecer, y tras ver movimientos en nuestra visita (aunque no hemos podido confirmarlo), que alguien está pensando en abrir de nuevo este lugar como discoteca a lo largo de este año. Según nos han comentado en diversos grupos y por comentarios, al parecer se está debatiendo su nombre y otros temas, donde tras varios intentos de volverla a «resucitar» (entre tres y cuatro por diversas fuentes), parece ser que aquello de «untar» funciona de nuevo sin tener en cuenta la protección del lugar (cercano) y el entorno histórico. No podemos certificar esta información, pero de ser cierta se estaría cometiendo un grave delito patrimonial.
En el término municipal de Valencia, al este de la pedanía de Benimàmet y muy cerca de Beniferri, junto a la actual autovía CV-31, se encuentra un lugar que bien conocerán aquellos asiduos al ocio nocturno en la primera década del siglo XXI.
De sobra conocida en la noche, la discoteca Giorgio et Enrico fue lugar de reunión para los hoy en día son bautizados como «tetes y tetas», aquellos con un culto máximo al cuerpo, a más no poder, con un bronceado evidente de rayos uva y con una vestimenta más propia por encima de su nivel económico, entre otras características y atribuciones que no vienen a cuento. Aquel lugar fue «el templo de los metrosexuales» y «el palacio del postureo», así lo llamaron. Lejos de todos esos calificativos, que no decimos nosotros y que se siguen encontrando en las redes sociales cuando se menciona Giorgio, sus sesiones fueron míticas, además de ser la discoteca de más nivel en su momento y cercana a Valencia capital sin que hubiese que hacer mucho trayecto. Tenía buen ambiente y buenas instalaciones, y por norma general el público que asistía «molaba» (oye, que nos gusta hacernos la pelota a nosotros mismos y a todos vosotros que la visitasteis).
No faltaba una noche en la que, un servidor que os escribe (que no era un «tete» ni un metrosexual), viera algún jugador del Valencia Club de Fútbol al acabar un partido si daba la casualidad de jugarse en sábado, por no hablar de que si dicho jugador estaba sancionado o lesionado (no vamos a decir el nombre, no vaya a ser que metamos la pata…), pues que mejor lugar que Giorgio para tomar fuerzas para el siguiente partido. Jugadores como Juan Sánchez, «el Romario de Aldaya»; Angulo o Albiol, entre otros, disfrutaron de las zonas y espacios más «vips» de Giorgio et Enrico.
Conocido también como el palacio del huerto del Canónigo de Benimàmet, Giorgio et Enrico era un complejo de ocio nocturno que englobaba restaurante, discoteca y terraza, además de tener diversas zonas VIP y estar disponible para eventos diversos. Giorgio era, sin duda alguna, sumamente conocido en el mundo de la noche valenciana, donde el house, y sus variantes, eran la música dominante de este lugar, donde también había cabida para algo más comercial y latino en la zona conocida como café latino.
Pero si tenemos que hablar, y rajar también (porque no, ya que hemos abierto antes la caja de pandora), vamos a decir que este lugar jamás debió de ser discoteca. Y no porque no nos gustase o porque no acudiésemos (que lo hacíamos), sino porque tanto su entorno como el propio lugar donde estuvo ubicada es uno de los conjuntos más importantes del catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Naturaleza Rural de Valencia, debido a que las alquerías, el molino, las acequias y el entorno, es de alto valor histórico, además de estar protegido.

La Alquería del Canonge; la Casa del Torréon, donde estuvo la discoteca, y que también es conocida como Alquería de la Torre (no confundir con la ubicada en Camino Viejo de Burjassot, s/n); el entorno y área de protección de las dos primeras mencionadas; el Molí de Bonany; les «llengües de Burjassot – Benicalap» (acequia de Tormos); la Alquería Monzó o Casa Monzó; e incluso el área que se tenía que haber restaurado paisajísticamente (da pena ver algunas zonas tras nuestra visita y ver basura acumulada), forman el conjunto que fue declarado Bien de Relevancia Local como consecuencia del DECRETO 73/2006, de 26 de mayo, por el que se declara bien de interés cultural inmaterial el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia.
Dicho esto último uno se pregunta quien tuvo la maravillosa idea de conceder la licencia de apertura para una discoteca en un entorno protegido, aunque bien es cierto que la protección del lugar, como BRL, llegó años más tarde. Como muchos sabréis, aquí en Valencia hubo un tiempo donde los permisos y licencias de aperturas se concedían como si no hubiera un mañana, obviando en numerosas ocasiones la normativa o, como en este caso, los daños ambientales y patrimoniales que se podían causar a un lugar histórico.
¿Y por qué estamos rajando tanto de un lugar que ha estado en ruinas, ha sido saqueado y ahora está vigilado con cámaras después de una «actuación» y requerimientos?
Pues porque resulta que todo lo ubicado en plaza del Canonge, el lugar donde estuvo Giorgio et Enrico, tiene siglos de historia. La llamada Alquería del Canonge, quizás lo más importante del lugar junto con el Molí de Bonany, es una alquería construida en el siglo XVIII (se cree que su origen anterior es musulmán) como lugar de descanso de canónigos y beneficiados de la Catedral de Valencia, construida en época del arzobispo Andrés Mayoral Alonso de Mella (1738-1769).
Junto a ella uno encuentra la Alquería Monzó o Casa Monzó, además de un entorno privilegiado y único al que una persona se puede transportar para imaginar el antiguo pueblo de Benimàmet. Y decimos imaginar porque, en la actualidad, una valla nos impide acercarnos tanto al Molino como al interior de la discoteca. Esto es debido a los continuos saqueos durante años anteriores y la dejadez patrimonial de dueños y consistorio, quienes estos últimos, a pesar de ser un bien privado, no se han preocupado de instar, o ayudar, a recuperar este patrimonio de Benimàmet.
Respecto al cierre de la discoteca, unos afirman que fue debido a la presión de la época y extorsión, más propia de la mafia, por lo cual se dice que por entonces el PP concedía licencias a cambio de pagos que, en este caso, Enrique de Mingo Calvo (uno de los ex-antiguos propietario de Giorgio) no aceptó y por eso se lo cerraron (hay algunos que relacionan lo ocurrido con el «club de alterne» MAJESTIC, en cuanto a las extorsiones); otros afirman que por el túnel de acceso no cabía un camión de bomberos, una de las leyendas urbanas más conocidas sobre su cierre y que todavía hoy se sigue creyendo; y otros, sin embargo, achacan a que la licencia de apertura tenía una validez de 5 años que caducó tras una inspección, siendo revisada por los responsables del ayuntamiento con importantes requerimientos confirmando que la distribución de la sala no se correspondía con la reflejada en los planos, siendo, al parecer, el motivo por el cual Giorgio et Enrico cerraba sus puertas (nos falta hablar de la teoría de la que, al parecer, los dueños debían mucho dinero a trabajadores y proveedores, donde los primeros hablan en redes y foros de que les dejaron a deber dinero).
¿El motivo real? Bueno, al parecer hay mucho más allá. Tal y como podemos leer en la página de un foro, donde se presentan los dos expedientes que en su día se plantearon, las deficiencias del lugar eran abundantes. Sin embargo, a los que conocimos Giorgio, nos preguntamos porqué esto salió de la noche a la mañana cuando la discoteca llevaba años funcionando. Son muchos los que defienden a los antiguos administradores como víctimas de una extorsión más de una Valencia mafiosa; otros, sin embargo, intentan olvidar ese pasado negro de un lugar protegido para recuperar parte de la historia de Benimàmet. Sin embargo, lejos nosotros de crear polémica de nuevo e intentar buscar la verdad sobre su cierre (que no es lo que buscábamos), sirva este escrito para que consistorio y dueños del lugar dignifiquen de alguna manera uno de los espacios más especiales de Valencia, siendo, sin un duda alguna, un conjunto de valor histórico único.





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