- La mayor torre funeraria romana y el mayor recinto funerario más amplio de época romana de Hispania, están en la Comunidad Valenciana, concretamente en La Vila Joiosa (Alicante).
- La tumba, que en realidad es un complejo funerario privado para el señor romano de la Villa, está rodeada por uno de los mayores recintos funerarios conocidos en Europa, lo que convierte a este enclave en un lugar de obligada visita por ser un espacio único y significativo de la historia de la Hispania romana. La foto del monumento funerario de la Torre de Hércules (antes de San José) de la Vila Joiosa, ha sido cedida por Dani Ferrer.
A unos 3 kilómetros al noreste de La Vila Joiosa (Alicante), se encuentra la Torre Sant Josep, hoy conocida como la Torre de Hércules, el mayor monumento funerario de época romana de Hispania.
Declarada Bien de Interés Cultural desde 1990, se trata de uno de los principales iconos de la arqueología romana de la Comunidad Valenciana, dado que además de ser la mayor torre o monumento funerario romano de Hispania, está rodeada por el recinto funerario más amplio de época romana de Hispania.
La Torre de Sant Josep, la mayor torre funeraria, y tumba romana, que se conserva de la Hispania Romana, fue investigada años atrás por equipos científicos, quienes descubrieron que, además de la certeza que la torre pudo tener una altura equivalente a un inmueble actual de cuatro plantas, también hallaron una inscripción que, con toda probabilidad, da el nombre del difunto allí enterrado entre 150 y 170 d. C.
El hallazgo fue de gran importancia arqueológica, ya que es la única inscripción que se conserva de las tres grandes torres funerarias romanas conservadas en la Península Ibérica. Fue restaurada en 2015 (el recinto funerario en 2016) y visitarla es todo un espectáculo.
La inscripción hallada en la finca de Almiserá, a 2 km. de la Torre, tallada en un bloque de mármol de Buixcarró (Valencia) -el cual se usó desde mediados del s. I y durante el s. II, precisamente cuando se construyó la torre-, y que debió estar empotrada en la cara norte de la torre, está dedicada a Lucio Terencio Mancino, hijo de Marco, y solo se ha perdido la mención de su tribu (en las que se dividía el pueblo romano para ejercer su derecho al voto). Al parecer, Terencio fue un personaje principal de la época de esplendor del municipium romano de Allon (Villajoyosa), a juzgar por la costosísima tumba que se mandó construir, rodeada de uno de los mayores recintos funerarios conocidos en Europa.
El cerro donde se sienta el casco antiguo de La Vila Joiosa, capital de la comarca alicantina de la Marina Baixa, fue una ciudad ibera y se identifica con la antigua ciudad griega de Alonis y la romana Allon.
El nombre de la ciudad romana de Allon aparece reflejado en diversos textos antiguos, siendo situada por Pomponio Mela entre las ciudades de Lucentum (La Albufereta, Alicante) y Dianium (Denia). Se cree que fue elevada al rango de municipium en el año 74 d.C. gracias al edicto del emperador Vespasiano. Allon, cuyo territorium abarcaba la actual comarca de la Marina Baixa, contaba con un importante puerto marítimo, centro de carga y descarga de los navíos procedentes o con destino a las Islas Baleares.
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Según la descripción que aparece en la ficha del BIC de la Torre de Hércules (antes de San José, monumento funerario) elaborada por la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana, se trata de un monumento funerario romano bien conservado, a pesar de faltarle el remate.
Es de planta rectangular y, consta de un podium escalonado de cinco gradas estando la primera parcialmente enterrada. Sobre este se encuentra el cuerpo central, en cuyas esquinas se sitúan pilastras de refuerzo, mientras los paños de los muros son lisos. La construcción se remata con un segundo cuerpo realizado muy probablemente en el siglo XVIII ya que aparece en los dibujos de Laborde. El interior consta de una única sala cubierta con una bóveda de cañón. Por los restos encontrados en los alrededores se sabe que los capiteles de las pilastras eran de orden corintio; también se han hallado restos del arquitrabe.

Sus dimensiones son 36 metros de perímetro, con un alzado de encofrado (hormigón romano) de 50 cm de grosor construido sobre unos cimientos de mampostería algo más anchos y con las dos esquinas de la fachada que daba al mar de sillería (grandes piedras rectangulares labrada). El lado del recinto que da al actual municipio tuvo una puerta con un umbral de 2,4 m (8 pies romanos), enmarcado por unas jambas de sillería ligeramente adelantadas respecto a la línea exterior del muro.
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Se ha planteado la hipótesis (según L. Aband) de que el remate del monumento era un cuerpo piramidal, al ponerlo en relación con otros monumentos funerarios de época romana. Este monumento funerario esta representado en diversos documentos gráficos del Conde de Lumiares (siglo XVIII) y A. Laborde (siglo XIX) donde se representa como esta en la actualidad. La cronología es altoimperial de mediados del siglo II d.C.
La gran construcción funeraria, con forma de torre, se cree que fue construida en el segundo cuarto del siglo II d.C. Uno de sus aspectos más llamativos es que fue construida sobre un talud, visible principalmente desde el mar. Las excavaciones llevadas a cabo, dentro del proyecto Villajoyosa Romana, han permitido descubrir el muro que delimitaba el recinto funerario rectangular, que fue estaurado y musealizado. Tras los trabajos de restauración realizados en la torre, con la colocación de un capitel original y tres réplicas y el arquitrabe, la torre alcanza casi los diez metros de altura. Originariamente la torre estaría rematada por una pirámide, que no ha sido reconstruida dado que no se conserva ningún elemento original de la misma.
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Los trabajos de recuperación del monumento comenzaron en el año 2008. Un año antes, en 2007, el Ayuntamiento de Villajoyosa, dentro de la urbanización de la zona, acometió la demolición del cuerpo superior moderno construido sobre la torre y de la casa anexa al monumento, la cual puede verse en el grabado que adjuntamos a continuación de Alexandre de Laborde a principios del siglo XIX en su viaje por España.

El primer historiador que da noticias sobre el monumento es Gaspar Escolano (1610). En el s. XVIII el primer arqueólogo alicantino, Antonio de Valcárcel, Conde de Lumiares, realizó excavaciones en la zona. A finales del s. XVIII, Alexandre de Laborde visita y describe el monumento en su obra Voyage Pittoresque et Historique de l’Espagne, publicado en 1806 e ilustrado con espléndidos grabados del monumento, obra de François Dequevauviller. Lorenzo Abad y Manuel Bendala publicaron el primer estudio detallado del monumento en 1985, y, recientemente, el primero de ellos ha publicado una revisión y actualización del mismo.
Así mismo, también se acometieron las excavaciones del entorno, ya propiedad municipal, dentro del Proyecto Villajoyosa Romana: de la República a la Antigüedad Tardía, desarrollado por Vilamuseu (Sección Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos) y el Área de Arqueología de la Universidad de Alicante, bajo la codirección de Lorenzo Abad, Sonia Gutiérrez e Ignacio Grau (Universidad de Alicante), y de Diego Ruiz, Amanda Marcos y Antonio Espinosa (Vilamuseu). Durante esta etapa, se hallaron 25 nuevos sillares procedentes del monumento, que según el cronista Escolano se desmontaron en 1543 para obtener piedra para reparar las murallas de La Vila, destruidas ese año por corsarios turcos; pero los sillares nunca llegaron a trasladarse a La Vila y se quedaron en las inmediaciones de la torre.
En 2011 se retomó dicho proyecto de restauración de la torre por la Dirección General de Patrimonio de la Generalidad Valenciana y el Ayuntamiento de La Vila. El proyecto original, obra del arquitecto Santiago Varela, fue por entonces revisado y adaptado a los recientes descubrimientos e investigaciones, siendo ejecutado posteriormente. En 2012 comenzaron a realizarse visitas guiadas al monumento, así como eventos de recreación con la colaboración del grupo recreacionista Legio VIIII Hispana de la Asociación Hispania Romana, para su puesta en valor incluso antes de su restauración.
En la actualidad se encuentra completamente reconstruido y, desde hace unos años, forma parte del festival de recreación histórica de la Vila Joiosa: FESTVM ALONIS (en latín, “la fiesta de Allon”), un festival romano de acceso gratuito que se realiza anualmente gracias a un convenio entre el Ayuntamiento de Villajoyosa y la Asociación Cultural Hispania Romana, decana de la recreación histórica romana en España.
En este evento se recrea fielmente un campamento militar romano (“castra”) en diferentes espacios naturales de Villajoyosa (en 2017 fue en la playa de Puntes del Moro), para rememorar aquel campamento que se instaló en pleno centro de la actual Villajoyosa durante las Guerras Sertorianas, en el s. I a. C.: hoy por hoy aún sigue siendo el único castra conocido en la Comunidad Valenciana.
Festum Alonis presta una especial atención a la vida civil, no solo a la militar. Cada año se muestra al público aspectos de la vida cotidiana en época romana como las clases sociales, los oficios, la vida de las mujeres, etc.
Todo en el campamento reproduce fielmente la vestimenta, el armamento, los símbolos, los objetos cotidianos de un legionario de la Legión VIIII Hispana, la famosa “legión perdida” cuyo rastro se pierde hacia 130 en Noviomagus (Holanda). La Asociación Hispania Romana recrea la época de las Guerras Cántabras (29-19 a. C.).
