No son, ni mucho menos, los únicos ficus de Valencia, y puede que tampoco sean los más conocidos, dado que ese honor, para algunos, recae en el ficus de la plaza Legión Española, conocido como el ‘ficus de la condesa de Ripalda’ según Ballester-Olmos, el cual recibe su nombre por ser el único superviviente del jardín del palacio de Ripalda ordenado construir por María Josefa Paulín de la Peña, condesa viuda de Joaquín de Agulló y Ripalda.
Pero quizás sí son los que más recuerden diversas generaciones de valencianos porque desde siempre han sido objeto de entretenimiento, sobre todo para los más pequeños, quienes han jugado a su alrededor o han trepado por sus raíces. Son muchas las personas que, hace mucho tiempo, nos comentaban en otra publicación que aún recuerdan haber trepado entre los recovecos de uno de ellos como si fuesen monos o imaginando que eran piratas, escondiéndose entre los grandes huecos del tronco.
Hablamos del gran Ficus del Parterre, un gran ficus macrophylla -una higuera estranguladora- comúnmente conocido como Higuera de Bahía Moreton (Moreton Bay Fig), un gran árbol siempreverde baniano de la familia Moraceae que a pesar de ser nativo de la mayor parte de la costa este de Australia, puede encontrarse en diversos puntos de la ciudad de Valencia.
Su gran sombra ha permitido que numerosas generaciones lo admiren, jueguen, descansen o simplemente lean junto a él. Tiene un perímetro de tronco de 12,95 metros, una altura total de copa de 22,70 metros de altura y sobrepasa los 35 metros de diámetro (40,3 y 35) en las mediciones su copa, proporcionando una sombra que, según estimaciones, cubre una superficie cercana a los 1.000 metros cuadrados (ocupa, en realidad en torno a los 850 metros cuadrados). Casi nada.

Que esté ahí es pura casualidad, a pesar de que fue plantado en 1852 (incluso antes que la estatua del gran Jaume I), momento en el cual se ponen en el jardín mencionado un total de cuarenta y siete magnolias y dos araucarias. Por entonces, los jardineros se confundieron y en vez de plantar un magnolia grandiflora, plantaron este gran ficus quizás por error, dado el parecido de los dos árboles en edades tempranas.

A lo largo de su historia fue, incluso, lugar de estudio para los alumnos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid, quienes en 1915 hicieron un viaje de prácticas para conocer distintos puntos de interés de la geografía valenciana.

Por supuesto, con sus más de 150 años de historia, algunos percances ha sufrido a lo largo de su historia, como el ocurrido durante el gran vendaval de viento de dos días que tuvo lugar en la capital y provincia en la Navidad de 1926, o la gran riada del 57.


Según un informe realizado hace algunos unos años, se dijo que el ficus del Parterre tiene un valor estimado de unos 380.000 euros, aunque su valor sentimental sea aún mucho más mayor, siendo uno de los rincones más fotografiados de Valencia. Hace algunos años, en 2014, el anterior consistorio empezó a negociar con la empresa que gestiona la gasolinera cercana que hay junto al Parterre el traslado de las instalaciones por el peligro que desentraña la cercanía a sus poderosas raíces -pudiendo romper estas, por su crecimiento, los tanques de gasolina-, ya que las raíces han afectado a las aceras próximas, o por la caída de sus grandes ramas.
Finalmente, en 2020, Repsol desmanteló la gasolinera del Parterre. Para ello, antes el Ayuntamiento de Valencia completó la ansiada tramitación del permiso correspondiente para que la empresa iniciase los trabajos de desmontaje de los surtidores y las instalaciones.



Por cierto, este ficus ha visto quizás una de las mayores curiosidades que puede no guste a muchos. Durante los años 50 y 60 sobre todo, en Valencia, concretamente en el Parterre -los domingos-, se bailaban sardanas en plena dictadura. En un momento de la historia cuando muchos creen que la sardana fue prohibida por Franco –no es así, dado que tan solo era prohibida “La santa Espina”, sardana considerada como himno catalanista-, allí podía verse a gente con barretina bailar en coro junto a instrumentos tocando esta danza de Catalunya que se baila en círculo, muy cerquita de la Asociación Catalana o casa Cataluña, como conocen algunos, que estaba en la esquina de la calle Comedias con La Paz, siendo el Parterre un lugar cercano como motivo de reunión. Como muchos sabrán, la unión de ambas comunidades, histórica y culturalmente, a pesar de ya existir diversas rencillas -tal y como Blasco Ibáñez mostraba ya en algunos discursos o como el propio Fray Luis Galiana y Cervera, entre 1740 y 1771, dejase constancia del refranero popular valenciano donde se encontraban refranes como “Català si no la feta, la fará“- viene de numerosos actos producidos, sobre todo, en el siglo pasado, como el que os hablamos en un artículo.
Pero no solo las sardanas han sido protagonistas aquí, dado que el GAV -el Grup d’Accio Valencianista-, tenía su sede cercana al Parterre, motivo por el cual se bailaban danzas valencianas y que, como podemos ver en notas de prensa, aún se hace en alguna ocasión con los “Dumenges del Parterre”, con una solemne Jura a la Real Senyera. En estos domingos, es tradición ver bailes valencianos, música a ritmo de dolçaina i tabalet, discursos y “germanor”.
Así mismo, cabe decir que no solo el Parterre alberga grandes ficus centenarios, dado que se pueden encontrar ficus de gran tamaño en otros puntos de la ciudad.
- Otros puntos: La Beneficencia, Serranos, Gran Vía Marqués del Turia, Alameda, los jardínes de Ayora y del Hospital también cuentan con estos árboles.
- Les Corts: La sede del parlamento valenciano alberga en su jardín un ejemplar de 22 metros de altura.
- En la calle de Morella, en el Carmen, detrás del Mesón de Morella y el Palau de Raga.
En este caso, nos centramos en tres ficus cercanos al del Parterre, los ficus de la Glorieta, los cuales albergan junto a ellos diversos monumentos a destacar, como el de Pintor Muñoz Degrain, y que detallamos a continuación, con la respectiva ficha de cada uno, cada una de las características de estos enormes árboles:



Como podéis imaginar, al igual que el ficus del Parterre, estos ficus también han sufrido lo suyo a lo largo de la historia, como el viento huracanado de 1916, un año después del sufrido por el Parterre en 1915.

Si habéis podido observar en las fichas anteriores, cada uno de los ficus tiene una edad estimada diferente, desmintiendo que fueran plantados a la vez que el ficus del Parterre en 1852. Tan solo uno de ellos, el que se estima de la edad cercana al del Parterre, se sabe que fue plantado en 1855 junto a diversas magnolias –cometiendo por entonces los jardineros el mismo error que el primer ficus mencionado-, donde un año antes, en 1854, se plantan gran cantidad de palmeras.



Sea como fuere su plantación, lo cierto es que todos estos ficus forman parte de la historia de Valencia, un auténtico patrimonio de la ciudad que cada vez que se podan, se retiran kilos y kilos de follaje y ramas que se cuentan por cientos. Por cierto, si pudiesen hablar, nos contarían miles de historias. Larga vida a cada uno de ellos, auténticos supervivientes y titanes de esta vida que va tan rápida.