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La Comunitat Valenciana mantiene viva una afición ancestral: hacer encajes de bolillos para, por ejemplo, adornar trajes típicos de valenciana, encajes, mantones, abanicos o pañuelos, entre otras aplicaciones.
Esta arraigada tradición en numerosas poblaciones, en ámbitos pequeños y privados, y nunca a nivel comercial o industrial, se mantiene por ejemplo en la comarca de la Canal de Navarrés, en especial en poblaciones como Anna, Bicorp, Bolbaite, Chella, Estubeny, Millares, Navarrés y Quesa, se mantiene viva una afición ancestral de hacer encajes de bolillos gracias a las llamadas «bolilleras» de la Canal de Navarrés, donde también algunos hombres mantienen viva esta tradición.
Este viejo oficio, que lucha contra viento y marea para no desaparecer, es una antigua tradición que se ha convertido para muchas personas como un medio de vida y, para otras, una afición o hobby. Los jóvenes suelen tomar el testigo de mayores, quienes suelen enseñan este arte, y si bien son mujeres quienes siguen siendo mayoría ejerciendo o practicando el encaje de bolillos, cabe decir que no es un oficio exclusivo, pues también hay presencia masculina.
Mari Vidal, «la bolillera», es concejala de asuntos sociales y de colectivos sociales del Ayuntamiento de Navarrés, profesora de bolillos autodidacta, quien recorre los pueblos de la Canal enseñando las últimas técnicas de encaje de bolillos que vienen de Europa.
«La tradición de los bolillos se remonta hacia 1800», nos cuenta Mari Vidal, «cuando desde Europa esta afición penetró por el pueblo de Camariñas, en Galicia. Desde Bélgica o la Bretaña Francesa, la afición llegó hasta tierras españolas: Galicia, Cataluña, y finalmente a la Comunidad Valenciana y, en especial, a la Canal de Navarrés, donde se practica con gran interés.
En España, 4 son los lugares donde principalmente esta tradición perdura gracias a numerosas iniciativas para que este oficio no caiga en el olvido, bien sea como medio de vida, hobby o afición: las aldeas de Muxía, Camariñas y Vimianzo de la Costa da Morte (La Coruña, Galicia) se han convertido en un punto de referencia de España de la tradicional labor del encaje de bolillos; también Almagro o Campo de Calatrava (Ciudad Real, Castilla-La Mancha); y en algunos municipios de Catalunya, destacando Arenys de Munt y Arenys de Mar (Barcelona).
En algunos rincones de la Comunitat Valenciana, como por ejemplo Segorbe (Castellón) o en la comarca de la Canal de Navarrés (Valencia), se practica en mucha menor medida.
«Yo compro libros Belgas y Franceses sobre encaje de bolillos para estar a la última», confiesa Mari Vidal, «y enseño a mis alumnas las últimas técnicas para seguir innovando». Después del arduo y artesanal trabajo, las mujeres de la Canal ven con satisfacción cómo lucen estos encajes en los trajes de las festeras, en los trajes tradicionales valencianos, en los abanicos, o en los pañuelos.
Y es que en los municipios de La Canal Territorio Turístico, podemos encontrar rutas maravillosas, parajes naturales de ensueño, la mejor gastronomía y alojamientos y comercios, en los que realizar una escapada perfecta, cercana, diferente, sostenible y segura para toda la familia. Y también, en estas fiestas, mucha artesanía local, tradicional y maravillosa.
Cabe decir que, realmente, no existe relevancia en la Comunitat Valenciana, como lugar, en la práctica de los encajes de bolillos como la que tiene Camariñas, por ejemplo.
En el pasado, esta tradición era legada de madres a hijas, pero no en la relevancia que tenía Camariñas o Almagro en la producción de los encajes de bolillos para comercios -allá existía gran volumen de encajeras que trabajaban para su sustento con la venta de las piezas de encaje de bolillos-. Se trataba de una artesanía que generaba ingresos que mantenía a la familia, y eso en la Comunitat Valenciana no pasaba en los encajes de bolillos, ya que nunca llegó a nivel industrial o de negocio. En cambio, sí ocurre en nuestra tierra, llegar a nivel industrial o de generar ingresos para sustentar familias, con en el bordado en tul (blonda bordana), las vainicas o el encaje de red o de malla.
Lo cierto es que la única tradición de los encajes de bolillos la Comunitat Valenciana es la que ha sido legada de madres a hijas para hacerse el ajuar o como regalos de algún pañuelito o un mantelito, pero no de carácter comercial y de gran volumen como las citadas anteriormente, aunque podemos destacarlo igualmente.
LA COMUNITAT VALENCIANA ALBERGA, CADA AÑO, UNO DE LOS ENCUENTROS DE ENCAJE DE BOLILLOS MÁS MULTITUDINARIOS DE ESPAÑA:
A Segorbe se le conocía por su encuentro numeroso, pero no el más importante. En la actualidad Oliva, es la ciudad, tanto nacional como internacional, donde se hace el encuentro más importante y numeroso de la Comunitat Valenciana. En dicho encuentro se reúnen miles de personas que presencian, viven y comparten experiencias, patrones, ideas y pasan el día entre encajes de bolillos, además de realizarse charlas y vivencias, convirtiéndose en uno de los encuentros de bolillos más multitudinarios de España.
Otros rincones como Pego o la ciudad de Alicante, con el Encuentro Nacional de Bolillos que organiza la asociación cultural Mare Nostrum, también son lugares a destacar entre los numerosos que podríamos mencionar.
PARA COMPRENDER MEJOR ESTA TRADICIÓN:
Cabe mencionar, que tal como nos relata nuestra querida amiga Mª Isabel Albert, el encaje de bolillos no entró únicamente a España por parte de Camariñas con la influencia Belga o francesa.
El encaje de bolillos nació para abaratar el encaje de aguja y su procedencia documentada viene de Venecia (Italia) «aunque sí hay que decir que existe una competencia sobre la procedencia del encaje de bolillos en Europa por parte de Bélgica y de Ialia». Pero el escrito más antiguo es de procedencia veneciana. La influencia de los encajes y bordados en la comunidad valenciana y todo el litoral mediterráneo nos viene de la ruta de la seda. Tenemos mucha influencia italiana. Para el encaje de bolillos, esta influencia es mucho más, de la parte de Cataluña que de Camariñas.
Para entenderlo mejor: el encaje de Camariñas es un encaje llamado encaje popular o Torchón. El encaje de Torchón fue visto por primera vez en Suecia finales del s. XVII – principios del s. XVIII, y su procedencia dicen algunos escritos es Austriaca.
Los tercios de Flandes nos influenciaron también trayendo los encajes belgas, pero fueron más de la mano de las monjas, por eso todavía podemos ver su legado en muchos conventos de toda España, además de que muchas niñas aprendieron de ellas en su infancia. De Francia hubo más influencia en los bordados y el encaje de aguja, que en el encaje de bolillos. Y también los encajes ingleses, sobre todo los de Honiton.
Muchas mujeres de la nuestra tierra aprendieron el arte de los encajes y bordados en la escuela, cuando eran niñas. Estas labores eran enseñadas por las monjas.