- San José, el carpintero y padre putativo de Jesús es el patrono de la Iglesia Universal.
- Cada 19 de marzo, San José, se celebra el santo de todos los pepes y pepas, josés y josefas, así como también se celebra su patronazgo -el de los carpinteros- y el Día del Padre.
- Para Valencia es el patrón de las Fallas de Valencia, fiestas que son llamadas josefinas.
- San José es, sin duda, un santo marcado a fuego entre los valencianos. El gremio de ‘fusters’ y San Juan de Ribera fueron trascendentales en su vinculación con los valencianos, tal y como menciona Oscar Calvé en un artículo.
- Y es que en la ciudad de Valencia, tal y como manifiesta Baltasar Bueno, la popularidad de san José llegó al extremo de que el Consell de la Ciutat solicitara al arzobispo (san) Juan de Ribera lo declarase también patrón y protector especial de la ciudad, hecho que ocurrió en 1609. El Gremio de Carpinteros, potente en aquella época, le declaró en 1497 protector y patrono del oficio.
- Por eso, por toda la historia que conlleva, pinturas e imágenes artísticas dejan la huella de San José en templos, parroquias, ermitas y museos de la diócesis valenciana.
- A continuación, os contamos la huella de San José en Valencia. Por el día de San José y el Día del Padre, felicitamos a todos los Josés, Josefas, Pepes, Pepas y a todos los papás, además de felicitar a todos los valencianos por ser San José el santo patrón de las Fallas.
La huella de San José está presente, a través de pinturas y esculturas, en numerosos templos de la Archidiócesis, desde los más representativos, como la Catedral o la Basílica de la Virgen, hasta la ermita del pueblo que lo tiene como patrono canónico, Alginet; en capillas y altares, en las cúpulas y en museos pero también al aire libre, en el puente en que recibe la ofrenda de las Falleras Mayores.
Aunque San José «es un santo relativamente moderno, y por eso en la época gótica no hay nada sobre él, existen obras de arte relevantes en la Archidiócesis que lo representan», tal como explica Jaime Sancho, presidente de la Comisión de Bienes Culturales y Patrimonio Histórico Artístico de la Diócesis.
EN EL MUSEO, CAPILLAS Y CÚPULAS DE LA CATEDRAL:
El recorrido comienza en la Catedral de Valencia, en la capilla dedicada a San José, construida en el siglo XVIII, que es la tercera de la nave lateral derecha, cuyo altar central preside una imagen del santo obra de José Ponsoda (1882-1963), de madera policromada. En la misma capilla, en las pechinas de la cúpula, pueden verse, en estuco, las alegorías de San José: el cepillo, la vara florida, la sierra y la escuadra de carpintero.


Cerca de esta capilla josefina está el acceso al Museo de la Catedral, que alberga, en la segunda planta, el óleo sobre lienzo de «San José con el Niño», del siglo XVII, de Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-1667). Igualmente, en la Sala Relicario hay un grupo de figuras, en terracota, que muestran la escena de la Circuncisión de Cristo, y una de ellas es la de San José.
Siguiendo por la misma nave, en la girola encontramos la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, con un lienzo que representa al santo patriarca con Jesús, del pintor de Segorbe José Camarón (1731-1803), y en la Sacristía Mayor hay otra pintura del santo, de autor desconocido, del siglo XVII. Antes de abandonar la Catedral podemos ver en la capilla de la Santísima Trinidad, junto a la entrada al Micalet, una pintura del santo en la predela del retablo, realizada por Luis Antonio Planes en el siglo XVIII.
EL SANTO RECIBE A LOS FIELES EN LAS ENTRADAS A LA BASÍLICA DE LA VIRGEN:
El paseo por las obras josefinas nos lleva a la Basílica de la Virgen de los Desamparados, que recibe a los visitantes, en sus puertas de acceso, con dos grandes pinturas del valenciano Francisco Llácer (1781–1857) que reflejan la influencia de su maestro Vicente López y que fueron restauradas por Ricardo Manent.

La primera es «La glorificación de San José» y lo representa a los pies de la Santísima Trinidad, recibiendo una corona de santidad del Padre y el cetro, de manos de Cristo y donde destaca la figura de un ángel, con una vara florecida, trazado con escorzo.
La segunda, «La muerte del patriarca San José», muestra el momento de su muerte cuando recibe la visita de Cristo y de un grupo de ángeles, y otros tres van a entrar en la estancia, ha detallado Sancho, que ha recordado que a San José se le considera el patrón de la Buena Muerte.
Además, en la Sala de San José del Museo Mariano (MUMA) también se pueden contemplar varias obras dedicadas al santo patriarca.
RECUPERADAS POR «LA LUZ DE LA IMÁGENES»:
Seguimos la pista de San José en la ciudad de Valencia hasta la iglesia de San Juan de la Cruz, en la calle Poeta Querol, 6, que fue en 2009 una de las sedes de la exposición «La Luz de la Imágenes. La Gloria del Barroco». En su interior destacan «dos preciosas pinturas», como las define Jaime Sancho, ubicadas en la capilla de San José, realizadas por José Camarón, que fueron restauradas, como otras muchas de grandes maestros de la pintura valenciana del siglo XVIII, con motivo de la citada exposición.

Estos lienzos representan dos de los pasajes más conocidos de la vida del santo: los «Desposorios de San José y la Virgen» y «El Sueño de San José». En el primero San José aparece según la iconografía tradicional, con túnica morada y manto amarillo y con la vara florida. En el segundo San Gabriel se aparece a José, que está durmiendo, para comunicarle la concepción divina de su esposa.
Otro céntrico templo con una huella josefina es la iglesia parroquial de San Martín Obispo y San Antonio Abad donde dos imágenes, una de San José y otra de San Joaquín, esculpidas por Ignacio Vergara (1715-1776) y también restauradas por la Fundación Luz de las Imágenes, flanquean la ventana sobre la puerta principal en el interior.

Igualmente, también formaron parte de la exposición «La Gloria del Barroco» imágenes de San José en otras iglesias de la capital, como la de San Andrés Apóstol, con una escultura de Ponsoda, o la de San Esteban Protomártir, que cuenta con una imagen del santo obra de José Mª Bayarri.
Igualmente, el catálogo de la exposición hace referencia a la escultura «San José con el Niño dormido en brazos», de Vergara, del monasterio franciscano de Santo Espíritu de Gilet, que forma parte de una colección de bocetos en barro cocido del escultor; a otra talla de madera policromada, también de Vergara, que se encuentra en paradero desconocido desde 1995 y que ocupaba el retablo de la capilla de San José de la iglesia del convento de Santo Domingo de Valencia.
Destaca el mismo catálogo que de todas las imágenes que talló Vergara destacan cuatro de San José: la de la iglesia de San Juan del Mercado, la del convento de San Francisco, la del convento de Santa Tecla y la del convento de Predicadores, de las que sólo se conservaba la última pero está desaparecida.
Por su singularidad, incluimos en este recorrido la «Sagrada Familia de la Pera», óleo sobre tabla de Nicolás Borrás (1530-1610) que puede verse en el convento franciscano de San Sebastián, en Cocentaina, donde aparece San José enseñando una pera a Jesús, «fruta que hace referencia a Cristo encarnado y alude a su amor por la humanidad», apunta el catálogo de «La Gloria del Barroco».
SAN JOSÉ Y LAS FALLAS:
El paseo josefino en Valencia sigue en el Puente de San José, en el Llano de Zaidía, entre sus vecinos puentes de las Artes y de Serranos, llamado así por encontrarse frente al convento de San José y Santa Teresa, y cuya construcción en piedra es de principios del siglo XVII.

En el puente hay una escultura al aire, obra de Octavio Vicent, que representa a San José como carpintero y al Niño Jesús, con una inscripción en la que puede leerse: «Las fallas a su santo patrón. Valencia 1951». Cada 19 de marzo, antes de participar en la misa solemne en la Catedral, las Falleras Mayores de Valencia y sus Cortes de Honor realizan una ofrenda de flores ante esta imagen.
Otra imagen «fallera» de San José, que pertenece a la Junta Central Fallera (JCF), es la que se instala en la Plaza de la Virgen, los días de la Ofrenda, desde el año 2014, frente al catafalco de la Virgen de los Desamparados. En los tres años anteriores la imagen del santo fue cedida por las Hermanas de la Caridad del Colegio Santa Ana de Valencia.

También sale en procesión cada 19 de marzo -el año pasado y éste no podrá ser, a causa de la pandemia- la imagen de San José de la Casa General de la congregación San José de la Montaña en Valencia, copia de la que preside el altar, de los talleres de Inocencio Cuesta. En la misma iglesia destacan las vidrieras que representan los siete dolores y gozos del santo patriarca.
El recorrido lo conforman muchas otras imágenes y pinturas josefinas en templos y ermitas, como la imagen tallada por Carmelo Vicent de Alginet, que tiene a San José como patrono canónico, así como en las cerca de treinta parroquias de la Archidiócesis dedicadas al santo, como la de San José Artesano, en el barrio de la Ciudad Fallera de Valencia, o las de Alcoi, Torrent, Carlet, Burjassot, Ontinyent, Gandia o Benissuera.
UNA CURIOSA TRADICIÓN CADA 19 DE MARZO EN HONOR A SAN JOSÉ: QUEMAR LAS “CARTAS A SAN JOSÉ” EN VALENCIA, UNA TRADICIÓN INICIADA EN EL SIGLO XIX.
Religiosas de la congregación Madres Desamparados y San José de la Montaña de Valencia queman cada 19 de marzo, en la fiesta de San José, y siguiendo una tradición iniciada en el siglo XIX por su fundadora, la beata Petra de San José, las cartas que reciben a lo largo de un año con peticiones de devotos solicitando la intercesión del santo.

A lo largo del año, fieles y devotos escriben sus peticiones, “implorando la intercesión de San José ante problemas familiares, de salud o económicos, y las entregan ellos mismos en un buzón a los pies de la imagen de San José”, en la iglesia de la Casa Generalicia de la congregación, o bien las envían por correo postal.
Estas cartas son quemadas cada 19 de marzo, como hacía la beata Petra de San José (Málaga, 1845- 1890), cuyos restos mortales reposan en el propio templo en la capital valenciana.
La quema se produce con un fin simbólico, “igual que sube el humo, con él, suben las peticiones y, de esta forma, llegan más rápidas al Señor” y esta tradición “se ha ido transmitiendo entre las religiosas y los propios devotos del santo que escriben las cartas o que traen sus peticiones escritas”, según indica la agencia AVAN fuentes de la comunidad de religiosas.
Así, matrimonios jóvenes “que no podían tener hijos y que se encomendaron al santo en estas cartas, han venido a darnos gracias con un bebé en brazos”, así como personas en paro, o familias en crisis.
Se trata de una tradición que se remonta a cuando la beata Petra de San José impulsó, alrededor de 1886, el primer santuario del mundo dedicado a San José, en Barcelona, y una feligresa enferma les dejó una nota con una petición.
Tras su curación, la tradición de las llamadas “Cartas a San José”, se expandió y en Valencia, se lleva realizando desde la llegada de la congregación en 1893, precisamente en una zona de huerta, llamada “Huerto de San José”, donde construyeron la casa de la comunidad.
UNA MELODÍA DEDICADA A SAN JOSÉ Y LAS CAMPANAS EN HONOR A ÉSTE:
Un centenar de campanas en la diócesis de Valencia están dedicadas a San José en numerosas parroquias e iglesias. Es el 19 de marzo cuando voltean en honor a su patrón, en el día de su festividad litúrgica.
En el caso de la Catedral de Valencia, la campana ´El Jaume` suena cada 19 de marzo desde la torre del Miguelete para que pueda oírse la única melodía para campana que existe dedicada a la fiesta de San José”, según explicó en años anteriores el presidente de la Asociación Campaners de la Catedral de Valencia, Francesc Llop.
Se trata de una obra “compuesta en el siglo XVIII por el maestro de ceremonias de la Catedral de Valencia Teodosio Herrera, que incluye el repique y el volteo de ´El Jaume`, campana del año 1429 y la segunda con mayor peso -1.750 kilos- de las cinco grandes que hay en la sala de campanas del Miguelete”.
En la ciudad de Valencia, una veintena de campanas tiene el nombre de José, la más antigua de las cuales es la de ´Sant Josep, antiga mitjana`, situada en el campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia del barrio de Campanar, que fue fundida en el año 1756. Además, las localidades de Carcaixent, Requena, Ontinyent, Ayora, La Pobla de Vallbona y Els Poblets, entre otras, cuentan con campanas dedicadas al santo bajo los nombres de ´Josefa`, ´Josefina`, ´María José`, o dedicadas a la Sagrada Familia con el nombre de ´Jesús, María y José`.
LA PRIMERA ÓPERA VALENCIANA, DEDICADA A SAN JOSÉ, CUMPLIÓ SU 300 ANIVERSARIO EL PASADO 2018. SÓLO HA SIDO REPRESENTADA UNA VEZ, EN EL SIGLO XVIII, CON MÚSICA Y ESCENOGRAFÍA.
La “Ópera al patriarca Sn. Joseph” del compositor castellonense José Pradas Gallén (1689-1757), que está considerada como la primera ópera compuesta en la Comunitat Valenciana y que se representó en el siglo XVIII, con música y escenografía, cumplió en 2018 su 300 aniversario.
Pradas, natural del municipio castellonense de Villahermosa del Río y uno de los compositores más relevantes del barroco español de su época, escribió en 1718 esta ópera, cuya partitura fue encontrada en el año 2000 en el Archivo de la Catedral de Valencia por los investigadores Rodrigo Madrid, de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y José Luis Palacios, de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI).
Los investigadores siguieron la pista de la partitura que encontraron en el libro “El villancico y la cantata del siglo XVIII en Valencia”, escrito en 1935 por Vicente Ripollés, en el que el autor hacía referencia a que “había hallado una ópera barroca incompleta y no se atrevía a completarla dado que ´falten instruments necessaris per a omplir les veus i el continuo`, tal como recordó Rodrigo Madrid, profesor colaborador e investigador de la UCV y Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.
Finalmente, tras hallar la partitura en el año 2000, Madrid y Palacios emprendieron el proyecto de su reconstrucción e instrumentación -por parte del primero- y del estudio biográfico-musical -el segundo- con la financiación de la grabación por parte de la UJI y de la Institució Alfons el Magnànim de Valencia que editó la partitura en 2004, y que dio como fruto “su estreno en el Palau de la Música, por la Sociedad Filarmónica de Valencia y, más tarde en Castellón, aunque en ambos auditorios sólo como concierto”.
De hecho, la ópera “como tal, con parte musical y escenografía, creemos que fue presumiblemente representada en el segundo tercio del siglo XVIII en el desaparecido Oratorio de San Felipe Neri, anexo a la iglesia de Santo Tomás de Valencia”, según Madrid, que ha explicó que “en la partitura aparece escrito ´el tafetán y pañuelos importa todo 28 libras y 8 sueldos`, lo que confirma que se compró un vestuario y, por tanto, nos hace pensar que se representó”.
En el siglo XIX, tras la desamortización y demolición del Oratorio de San Felipe Neri, el facsímil original de la partitura “seguramente fue enviado desde allí al Archivo de la Catedral”. Esta partitura “contiene sólo las partes vocales y el bajo, aunque en su origen tenía acompañamiento instrumental pero las particellas se perdieron”.

Por este motivo, Madrid reconstruyó e instrumentó la partitura “añadiendo una obertura, varios intermedios instrumentales y el coro final para dar coherencia a la acción dramática”, siguiendo la práctica utilizada por Pradas cuyos usos compositivos aplicó después de estudiar su ingente catálogo compositivo.
La partitura, que fue grabada en CD por Capella Saetabis -formación fundada y dirigida por el propio Madrid-, fue reeditada en 2015 y presentada en el Queens College en Nueva York, y se espera “verla algún día como ópera representada en algún escenario valenciano, dada su importancia”.

Fuentes del artículo: AVAN