- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
Nuestra querida Valencia tiene tantos encantos que te será imposible visitarlos todos en un día (incluso en varios). Hoy, a través de este escrito, queremos acercarte a esos rincones que debes de visitar si vienes a Valencia, estando también dirigido el artículo a todos aquellos que, aun residiendo aquí, les falte conocer muchos de ellos.
Y es que Valencia, además de ser tierra de flores, luz y amor, también es ciudad de rincones mágicos y bellos, residencia de patrimonio que vale la pena visitar por su preciosidad y rareza. En valenciabonita.es, nos detenemos en 27 rincones mágicos que debes visitar si vienes a Valencia capital.
La catedral de Valencia, su Museo y el Micalet:
- Horarios y precios en https://museocatedralvalencia.com/.
El museo expone al público más de 300 obras de arte, como la versión de “La Zingarella” de Antonio Allegri da Correggio, del siglo XVI; los relicarios de la Corona de Aragón, además del maravilloso recorrido subterráneo, estructurado en cinco espacios o salas, por la Valencia romana; el primitivo campanario descubierto; o un precioso óleo sobre tabla de Paolo da San Leocadio del siglo XVI: Los siete dolores de la Virgen María, donde pueden verse siete espadas que recuerdan la profecía del anciano Simeón hecha a María: “Una espada atravesará tu alma” (Lucas 2,34). Las escenas circulares muestran los momentos más dolorosos que experimentó en su vida la Madre del Señor: La huida a Egipto, la profecía de Simeón, el niño perdido y hallado en el templo, el encuentro camino del calvario, el descendimiento de la cruz y la sepultura de Jesús.

El actual Museo Catedral de Valencia o Museo Catedralicio-Diocesano de Valencia tuvo su punto de partida en el “Museo de Antigüedades” o “Museo Diocesano Valentino”, el cuál fue creado por el arzobispo Andrés Mayoral en 1761. Este primer museo estuvo en el Palacio Arzobispal hasta que desapareció durante la invasión francesa en 1812.
El “Museo Arqueológico Diocesano” fue constituido a finales de 1922 por el cardenal Enrique Reig Casanova, que deseaba reunir las obras que se encontraban dispersas por la diócesis en una única colección organizada y accesible.
En 1954, el Cabildo y el Arzobispado crearon el Museo Catedralicio, con el fin de catalogar y exhibir de una manera más racional que en su emplazamiento original, algunas piezas de destacado valor, de la colección catedralicia. A la vez, pudieron mostrar los materiales de excavación y los elementos arquitectónicos suprimidos en las reformas más recientes de la Catedral.
Fue hacia 1966 cuando el arzobispo Marcelino Olaechea, dispuso que el Museo Catedralicio pasara a ser también Museo Diocesano, fundiendo ambas instituciones en una sola, en la que se reunieran todas las obras. Para ello se construyó un edificio nuevo, adosado a la Catedral y con acceso único desde el interior de la misma.
Edificio que, finalmente, fue rehabilitado en 2015 para dar lugar al Museo Catedral de Valencia tal y como hoy lo podemos visitar desde su inauguración en junio de 2016.




También en esta planta se sitúa la sala del “Tesoro”, dedicada a la orfebrería, con un contrafuerte del s. XIII, que exhibe las escasas piezas conservadas del relicario de los Reyes de Aragón que Alfonso el Magnánimo depositó en la Catedral en 1437.

Las salas dedicadas al Renacimiento ofrecen una visión de los muros del s. XIII y la fábrica superpuesta, y muestran obras, del siglo XV y del XVI, de autores como Filipo Paolo de San Leocadio, Vicente Masip o el “Maestro de Alzira”, pintor anónimo del XVI, con su tabla sobre los “Improperios”, que ha sido restaurada, además de maquetas de la Catedral de Valencia.


El museo se complementa con un precioso recorrido subterráneo de la Valencia romana encontrado en las excavaciones realizadas bajo la Seo que fueron sacadas a la luz hace algunos meses. En este recorrido, que está distribuido en cinco salas, podréis ver los vestigios encontrados de aquella Valentia. Nada más bajar, entrando a la derecha, tendremos un pequeño espacio donde podremos ver un aljibe de fábrica de ladrillo, reutilizando parte de muros de fábricas más antiguas (s. XVIII y anteriores), junto con un pozo debajo de la calle Barchilla (S. XVIII).

Tras salir de esta estancia tenemos una noria ovalada de fábrica de ladrillo con un mortero de cal y arena sobre un pozo anterior (S.XVI), los restos de una vivienda romana, una cista funeraria visigoda, un cimiento de un edificio islámico o un sistema de desagüe de calle romana.


Caminando más adelante, para adentrarnos en el resto del recorrido, observaremos un fragmento de reja de hierro de época romana imperial, el cimiento de contrafuerte de la antigua capilla de San Miguel y San Pedro (S. XIII), y dos muros: uno islámico y otro de una vivienda romana.

En el siguiente espacio encontraremos un enterramiento con restos humanos, el llamado cementerio parroquia de San Pedro (S. XIII), un gran muro islámico y un muro de casa romano, para pasar, finalmente, al último espacio del recorrido subterráneo. En éste encontraremos un cementerio, una cimentación muro bajomedieval cristiana del S.XIV, un muro del aula capitular, una cimentación de columna gótica de la Llibrería Nova (S. XV), un pavimento de aljibe islámico y otro romano, y los muros de una casa romana del S.II.


En definitiva, el recorrido subterráneo os dejará boquiabiertos tras conocer este gran atractivo histórico y patrimonial que se añade al ya existente en el Cap i Casal. Toda una joya que tenéis que visitar sin dudarlo. El Museo y los subterráneos de la Valencia Romana se incluyen en la visita general de la Catedral de Valencia, sumando así un gran atractivo para recorrerla.
La Torre del Micalet o Campanar Nou (Campanario Nuevo) de la Catedral (para diferenciarlo de la antigua torre de planta cuadrada y factura románica) debe su nombre a la gran campana de las horas, que ha servido para denominar por metonimia al conjunto. El campanario se construyó entre 1381 y 1425, siendo maestro de obras Andreu Julià. Originariamente era una torre exenta, unida a la Catedral a finales del siglo XV. La torre, de planta octogonal, mide 50,85m hasta la terraza, siendo su perímetro igual que su altura. La altura total hasta la espadaña es de unos 70 metros de altura. La torre presenta tres salas en su interior: en el segundo cuerpo se encuentra la antigua “Presó” o Asilo de la Catedral con un solo ventanal exterior; el tercer cuerpo es la “Casa del Campaner”. El piso superior es la sala de campanas, abierta por 8 ventanales, 7 de ellos ocupados por las campanas. La espadaña actual es un remate construido entre 1660 y 1736.

En la sala de campanas encontramos once, utilizadas para las diversas funciones diarias, festivas, de muerto y extraordinarias. La más antigua es la Caterina, de 1305, hasta el momento la más antigua en uso de toda la Corona de Aragón, mientras que la más nueva es la Violant, de 1735. Se trata de uno de los conjuntos más numerosos de campanas con epigrafía gótica de todo el Estado (9 de las 14 campanas son góticas). Sobre la cubierta del cimborrio está “el Cimborriet”, antigua campana de señales, ahora en desuso. En la espadaña están las dos campanas del reloj: la dels Quarts, de 1736, y el Micalet, de 1539, destinada exclusivamente a tocar las horas, y la mayor en uso de toda la Corona de Aragón. Los nombres de cada campana, su año de fundición y kilos, son los siguientes:
“La Caterina” | 1305 | 554 Kg. | (Catalina) |
“El Jaume” | 1429 | 1.750 Kg. | (Jaime) |
“L’Ursula” | 1438 | 209 Kg. | (Úrsula) |
“El Pau” | 1489 | 422 Kg. | (Pablo) |
“L’Arcis” | 1529 | 481 Kg. | (Narciso) |
“El Micalet” | 1539 | 7.514 Kg. | (Miguel) |
“La Maria” | 1544 | 1.765 Kg. | (María) |
“El Vicent” | 1569 | 835 Kg. | (Vicente) |
“L’Andreu” | 1605 | 1.243 Kg. | (Andrés) |
“El Manuel” | 1621 | 1.980 Kg. | (Manuel) |
“La Barbera” | 1681 | 526 Kg. | (Bárbara) |
“La Violant” | 1735 | 317 Kg. | (Violante) |
“De quarts” | 1736 | 750 Kg. | (Los cuartos) |
“El Cimboriet” | 1805 | 16 Kg. | (El Cimborriet) |
La Lonja de Valencia:
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La Lonja de Valencia es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, pieza maestra de la arquitectura civil gótica. Se comenzó a construir en 1483 según el proyecto del maestro Pere Compte. El conjunto está formado por tres cuerpos que, observados desde la plaza del Mercado, comprenderían primero el salón de contratación seguido del torreón central y, a su izquierda, el Consolat del Mar.

El salón Columnario o Sala de Contratación se inició en 1483 y consta de una gran sala dividida en tres naves longitudinales por columnas helicoidales. El edificio está concebido como un templo al comercio y presenta un marcado carácter simbólico, en el que se ha querido ver la representación del paraiso en el que las columnas sería los árboles y las cúpulas representarían la cúpula celeste. El municipio instaló aquí la «taula de canvis» para realizar las operaciones bancarias del momento.
La torre central consta de planta baja y dos pisos altos, que en origen se dedicaban a cárcel de los mercaderes declarados en quiebra.
Completa el conjunto el edificio del Consolat del Mar, construido en el año 1498 bajo la dirección de Pere Compte quien falleció sin verlo concluido. Varios maestros continuaron las obras después de su muerte, finalizándolas en 1548. Es de destacar en la parte alta de la fachada recayente a la plaza del Mercado la galería corrida de arcos y los cuarenta medallones representando el busto de emperadores romanos y personajes ilustres, todo ello de época renacentista. Para observar mejor estos detalles sitúese en la acera de enfrente, junto a la iglesia de los Santos Juanes, donde dispondrá de una mejor perspectiva del conjunto.
La Torre-Campanario de Santa Catalina:
Para los expertos y entendidos de la arquitectura, esta joya, la Torre Campanario de Santa Catalina está considerara como una de las más bellas obras del barroco en España, donde además se le considera una obra única y original por su particulares ornamentaciones, capiteles y por ser la primera en utilizar columnas salomónicas.

El acceso a lo alto de la torre se realiza a través de una trampilla, y la subida nos recompensa con estas espectaculares vistas:



El horario de visita de la Torre Campanario es el siguiente:
- De lunes a domingo de 10:30 a 13:00 horas y de 19:00 a 20:00 horas.
- Precio: 2 euros adultos y 1 euro los niños.
Las Torres de Serranos:
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Las torres de Serranos, imponente puerta de la muralla bajomedieval, fueron construidas por el maestro Pere Balaguer entre 1392 y 1398. Se trata de una obra de cantería formada por dos grandes cubos pentagonales que flanquean la puerta propiamente dicha, en arco dovelado de medio punto.

Parece que el modelo de inspiración fue la puerta Real del monasterio de Poblet, pero la de Valencia tiene unas dimensiones mayores, lo que le dan un aspecto de gigantesco arco triunfal. La fachada interior presenta grandes aberturas rematadas en arco, concebidas como tribunas a diferentes alturas donde se situaban las familias principales de la ciudad para seguir las celebraciones populares o la entrada de personajes ilustres que llegaban a ella.
Las torres de Serranos se convirtieron en cárcel para nobles y caballeros a partir de 1586, manteniéndose este uso hasta el año 1887.
El monumento ha sido declarado de interés Histórico Artístico. Desde sus terrazas se contemplan unas magníficas vistas de la ciudad y del cauce del río Turia.
Las Torres de Quart:
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Las torres de Quart formaban parte de la muralla cristiana de la ciudad y su construcción se realizó entre 1441 y 1460 sobre una puerta anterior, siguiendo el modelo de la puerta de Castel Nuovo de Nápoles, levantado por Alfonso el Magnánimo.
En 1623 el Consell municipal acordó que se habilitasen como cárcel para mujeres, y en 1813 pasaron a ser prisión militar -y siguieron siéndolo hasta 1932-. Tradicionalmente eran conocidas como las Torres de la Cal, debido a que en el siglo XVIII se exigía que la cal que entraba a la ciudad se hiciera por esta puerta.
El edificio consta de tres cuerpos: las dos torres propiamente dichas, de forma cilíndrica, construidas en mortero y asentadas sobre un basamento en forma de talud, y el cuerpo central, de planta rectangular, donde se abre el portal, formado por un arco de piedra de medio punto
En el enlucido exterior todavía se conservan las señales del intenso bombardeo sufrido durante el sitio francés a la ciudad en 1808, aprovechado por una colonia de loros para anidar.
El Patriarca: Real Colegio Seminario del Corpus Christi
- El Colegio del Patriarca San Juan de Ribera fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1962 y Bien de Interés Cultural en 2007.
- Si queréis visitar el Real Colegio Seminario del Corpus Christi o del Patriarca consulta la web https://www.seminariocorpuschristi.org/visitas-guiadas
Juan de Ribera fue un obispo plenamente identificado con el ideal de la reforma de la Iglesia tal como tomó cuerpo en el Concilio de Trento. Nació en Sevilla en 1532: estudió Humanidades y Teología en la Universidad de Salamanca; en 1562 fue nombrado obispo de Badajoz; Patriarca de Antioquía en 1568 y poco después Arzobispo de Valencia.
Este Real Colegio, conocido entre los valencianos como Colegio del Patriarca, tuvo como principal misión la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio de Trento, tal como recoge el propio fundador en las constituciones, y se convierte, por tanto, en un ejemplo y paradigma de la Contrarreforma en Valencia.
Una de las joyas del Patriarca es la Capilla de los Tapices, la cual está incluida en la visita al Museo.

El Palacio del Marqués de Dos Aguas, un lugar para perderse:
- Este palacio, que impresiona a muchos por su espectacular fachada, fue construido en el siglo XV por la familia Rabassa Perellós y reformado siglos después en el siglo XVIII por el III Marqués de Dos Aguas, Ginés Rabassa de Perellós y Lanuza.
- Más información sobre horarios y precios en https://www.culturaydeporte.gob.es/mnceramica/home.html

¿Te imaginas poder volver a la Valencia de los nobles y burgueses? Cuando uno pasea frente a la fachada del palacio del Marqués de Dos Aguas (rinconada C/Federico García Sanchiz, nº6 y que tiene también entrada por C/Poeta Querol, nº2), intenta echarle imaginación a cómo sería la “rica” Valencia de aquellos siglos pasados. Su fachada, presidida por la imagen de la Virgen desde la cual descienden dos caudales de agua en alusión al título de los marqueses y que dispone de dos atlantes a los lados que simbolizan dos ríos, asombra sin ninguna duda. Uno no se imagina como serían los frescos de Rovira, ya que en 1867 el palacio sufrió una remodelación, obra de José Ferrer, donde por desgracia desaparecieron las pinturas que estaban en mal estado por la humedad.

En su interior, aguarda al visitante con tesoros vacíos de vida y que en otros tiempos pertenecieron a clases altas pero que ahora solo se exponen para regocijo de la ciudad. A ello hay que sumar que el palacio alberga en la actualidad el Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí, además de poder contemplar gran parte de sus estancias, como el Salón Chino, la Sala de Porcelana, el Dormitorio del Marqués, el Comedor o el Salón de Baile.









Antiguo cementerio medieval (Patio Sur) y la iglesia de San Juan del Hospital:
- La iglesia de San Juan del Hospital Fue la primera que se edificó en la ciudad tras la entrada de Jaume I. La fundó en el año 1238 la Orden Militar de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (hoy Orden de Malta), sobre un territorio concedido por el rey Jaume I junto a la puerta de Xerea, próximo a su campamento, como agradecimiento por la colaboración de esta Orden en la conquista.
- Como era práctica habitual de los Hospitalarios, junto a la iglesia construyeron un hospital, una residencia y un cementerio para los caballeros de la Orden.
La Iglesia de San Juan del Hospital se puede visitar de forma libre y gratuita siempre que se desee respetando los horarios de culto. También se pueden realizar visitas guiadas a la Iglesia o al Patio Sur y la espina del circo romano.
Visitas guiadas al cementerio medieval de San Juan del Hospital y la espina del circo romano
Iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Fuente: © Valenciabonita.es – Por favor, si compartes esta imagen indica la fuente 🙂
En el interior de la iglesia podremos ver la arqueta de la Real Capilla de Santa Bárbara, una réplica de la que contenía los restos de la emperatriz Constanza II de Hohenstauffen; o también unas pinturas murales únicas en Valencia: las Pinturas Murales de la capilla de San Miguel Arcángel, ubicadas en una primitiva capilla de traza románica (gótico de transición), dedicada a San Miguel Arcángel, donde si alzamos la vista en ella, podremos ver uno de los escasos testimonios de pinturas murales de transición del románico al gótico.

Pinturas Murales capilla San Miguel Arcángel de la Iglesia de San Juan del Hospital de Valencia. Fuente: © Valenciabonita.es – Por favor, si compartes esta imagen indica la fuente 🙂
«El patio sur es el único cementerio medieval urbano que conserva la ciudad de Valencia y su capilla es única en Europa, donde tan solo hay otra como ella en la ciudad de Brujas».



En el lugar donde el gran emir de la ciudad se refrescaba, los hospitalarios erigieron un cementerio. Las clases altas y los gremios financiaron tumbas suntuosas, en forma de arcosolio, y aquellos que no disponían de recursos económicos fueron sepultados en tierra e identificados con estelas, losas o túmulos. La capilla funeraria es un elemento inseparable de la arquitectura hospitalaria medieval, y la de San Juan es uno de de los escasos templos que quedan en Europa.
La importancia de este Patio Sur estriba en que se trata de un área sepulcral del S. XIII que aún conserva todas sus características de cementerio medieval: Claustro de arco-solios rodeando a una pequeña Capilla hospitalario-funeraria de estilo gótico cisterciense, llamada del Rey D. Jaime I (mitad del siglo XIII). Las criptas y estelas funerarias, los escudos policromados, canecillos, losas antiquísimas y restos de cruces rojas de los cruzados marcadas en los sillares, añaden interés al recinto. En este patio se encuentra también el pozo descrito en la monografía sobre San Juan del Hospital de Fernando Llorca Die, yerno de Vicente Blasco Ibañez, escrita a principios del s. XX, así como la entrada a la cripta de Sta. Bárbara.
En este cementerio descansan muchas de las familias que acompañaron al rey Jaime I en la conquista de la ciudad de Valencia: los Arnau de Romaní, los Peramola, los March, los Benet… Así mismo, se hallan los enterramientos de las familias de gremios y cofradías como el de los Sastres, el de Sogueros o el de los Maceros. En el subsuelo del patio se encuentran elementos pertenecientes a culturas anteriores, como son la espina del circo romano (que está cerrada pero que podéis ver gracias a una línea imaginaria) y una pequeña fuente islámica.
La Iglesia de San Juan del Hospital se puede visitar de forma libre y gratuita siempre que se desee, respetando los horarios de culto.
Museo de Historia de Valencia:
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
El edificio que acoge el museo fue en origen un depósito de aguas, el primer depósito de aguas de Valencia. Lo construyeron Ildefons Cerdà y Leodegario Marchessaux a partir de un diseño original de Calixto Santa Cruz dentro del proyecto general de abastecimiento hidráulico a la ciudad.

El proyecto contemplaba la captación de aguas del río Turia en el vecino municipio de Manises, su decantación y conducción hasta el depósito y finalmente la distribución por la ciudad en ocho fuentes públicas, la primera de las cuales era la de la plaza del Negrito, la cual debe su nombre a la escultura infantil que preside la fuente, ennegrecida por el paso del tiempo. El servicio se inauguró en 1850, uno de los primeros de Europa.
El depósito, con una superficie de 2600 m2, estaba en origen excavado en el suelo, y se cubría con once bóvedas de ladrillo apoyadas sobre 250 pilastras. A plena capacidad, permitía alojar más de 9000 m3 de agua. Su ubicación, en el extremo del término municipal de Valencia, se justifica por la necesidad de conseguir presión para el suministro.
Con el tiempo, la demanda se incrementó y fue necesario construir nuevos depósitos, como el del Collado en 1932 (foto). Nuestro depósito fue pasando a un segundo plano dentro del sistema de abastecimiento, hasta que en la segunda mitad del siglo XX quedó fuera de servicio y casi abandonado. “Redescubierto” a mediados de los 90, se restauró para volver a la vida una de las joyas más notorias de la arquitectura industrial valenciana.
La rehabilitación se llevó a cabo entre 1998 y 2001 y fue muy respetuosa con el edificio original.
El MhV se creó por acuerdo municipal de enero de 2001 con el mandato de estudiar y difundir la historia de la ciudad. La moción manifestaba la voluntad de crear un museo de historia integral, que abarcara desde la fundación de la ciudad a la actualidad, e hiciera uso de recursos expositivos de vanguardia, incluida la tecnología audiovisual.
Se inauguró como Museu d’Història de València el 7 de Mayo de 2003.
La Estación del Norte y la preciosa antigua Cantina (hoy Sala de los Mosacios):
Declarada Monumento Histórico Artístico en 1961 y catalogada desde 1983 como Bien de Interés Cultural, además de la consideración de “Estación Histórica” por parte de Adif, la Estación de Ferrocarriles de la Compañía del Norte, hoy Estación del Norte (aunque en realidad debería decirse «de Norte»), es uno de los lugares más transitados a diario, y también de los más fotografiados, de Valencia, esto último, sobre todo, gracias a su fachada principal de estilo modernista.

Los elementos y motivos decorativos de su fachada, y también de su interior, dejan evidente y a la vista, al que pasa a diario, el gran amor que por entonces se le quiso dar a la estación durante su construcción, tanto con los motivos emblemáticos, regionalistas o modernistas. Quien nos habla muy bien de este tipo de detalles es Paloma Mínguez Mate, en su trabajo de Grado en Hª del Arte, quien recalca que los motivos regionalistas aparecen tanto en el interior como en el exterior del edificio, hablando que la fachada tiene numerosas aplicaciones de cerámica de relieve, la flor de azahar, la hoja de naranjo o la rosa, siendo los motivos más repetidos, y que cubren superficies completas en los remates de las torres y en las enjutas de los arcos.
Nos habla que también están realizadas en relieve las guirnaldas de flores, motivo claramente inspirado en las coronas de laurel de la escuela vienesa. El color de la fachada, verde, naranja, rosa…, adquiere gran protagonismo y la naranja es su símbolo. Es el reflejo del gran auge que experimenta por entonces Valencia con la exportación de este cítrico; es pues el símbolo más adecuado del momento económico que vivía aquellos años la ciudad.
El nacimiento de esta estación fue, sin embargo, algo tardío a lo previsto por entonces, debido diversas dificultades de la época, tal y como podemos observar en el folleto con la historia al completo de la Estación editado por Adif. Eso sí, una vez definido el proyecto, se tenía claro que la organización de la estación sería para dos usos diferentes e independientes: por un lado el destinado a trenes de mercancías y por otro a los de viajeros, que a su vez se organizaría en gran distancia y cercanías.

El nuevo proyecto contó con la primera propuesta en agosto de 1906 debida a la colaboración de Sanz con el joven arquitecto Demetrio Ribes Marco, que se venía formando en la Compañía en diversas obras en la madrileña estación de Príncipe Pío (a quien también se le debe el proyecto de los edificios de oficinas de Renfe en el Paseo del Rey de Madrid). La nueva estación del Norte vería el comienzo de sus obras el 2 de agosto de 1907 y se prolongarían hasta diez años más, inaugurándose el 8 de agosto de 1917.
Contaría con 15.476 m² frente a los escasos cinco mil de la antigua estación, destacando como premisa fundamental un grande y suntuoso edificio de viajeros con la fachada principal en la calle de Játiva. Sus delicadas formas geométricas evidencian el esfuerzo subyacente para que todos los objetos que constituyeran el entorno de la actividad humana fueran una obra de arte. De la mano del ingeniero Enrique Grasset en mayo de 1907, corrió el diseño de la cubierta o marquesina, una gran estructura metálica única sobre apoyos mínimos.
Pero no solo su fachada es objetivo de cientos de cámaras a diario. También lo es, aunque de manera más desapercibida, la antigua Cantina, hoy convertida en la preciosa Sala de los Mosaicos. Lo que muchos desconocen todavía es, quizás, que la mujer que se encuentra en el panel cerámico de la izquierda es Josefina Momblanch Llopis, de la que ya os contamos su historia en otro artículo, cuñada del propio Demetrio Ribes Marco, arquitecto de la Estación del Norte.

Por suerte esta sala fue recuperada el 5 de julio de 2008, después de estar 20 años cerrada. Esta joya visual llena de paneles cerámicos con temática tradicional valenciana es obra del pintor y ceramista Gregorio Muñoz Dueñas, quien tuvo en su día la colaboración de Azulejos Antonio Bayarri Hermanos de Burjassot, también conocida como la fábrica «Valencia Industrial», una fábrica que fue pionera por aquel entonces en esmalte y cocción de cerámica.
Para que la sala volviera al estado del día de su inauguración, tuvo que pasar por un exhaustivo proceso de restauración que duró cuatro años, luciendo ahora en toda la plenitud todos sus colores y hermosura. El realce del artesanado es espectacular, las tallas de madera, la forja de los complementos, sus mosaicos pintados, cerámicas vidriadas y el trencadís convierten este espacio en un deleite para los sentidos.


Y qué decir de su construcción, una auténtica obra de arte que mientras duró su realización, en la vieja estación de San Francisco se hubo de mantener el servicio como terminal de viajeros. Por ello, y debido a que la única salida de las vías se veía invadida por el cuerpo central de la nueva construcción, hubieron de habilitarse dos vanos de fachada y la zona prevista para la recepción de equipajes del vestíbulo principal, para permitir sin interrupciones el tráfico ferroviario pasante, tal y como se muestra en la fotografía de 1915. (Madrid, Archivo RENFE).

Así pues, hasta que no fue inaugurada la nueva estación en 1917, los trenes continuarían su trayecto hasta finalizar en la antigua, con la curiosa particularidad de que dada la ubicación de la nueva en el mismo eje de dirección que marcaba la línea, atravesaban la fachada principal de la terminal por dos de sus puertas a la derecha (fotografía anterior), por lo que sería la primera estación que se conozca que antes de nacer ya recibía los trenes aunque estos pasasen de largo.
Museo de Bellas Artes de Valencia:
- El palacio fue uno de los primeros edificios renacentistas de la Península Ibérica, estilo que se introdujo desde Valencia. Tanto el Museo como el patio pueden visitarse de manera gratuita en el horario del Museo de Bellas Artes, de martes a domingo de 10:00 a 20:00 h.
- Es una de nuestra joyas, considerada como una de las pinacotecas más importantes de España (la segunda), todo un referente nacional.
Desde su apertura en 1839 hasta el momento actual, han trascurrido casi dos siglos, en los que ha sido testigo de numerosos avatares unidos al devenir histórico de la ciudad de Valencia. Fundamentalmente sus colecciones artísticas están formadas por una gran pinacoteca, con obras de Jacomart, Joan Reixach, Paolo de San Leocadio, Joan de Joanes, Francisco Ribalta, Jerónimo Jacinto de Espinosa, José de Ribera, Diego Velázquez, Bartolomé Esteban Murillo, Francisco de Goya, Vicente López, Ignacio Pinazo, Joaquín Sorolla, Antonio Muñoz Degraín y Cecilio Pla. También dispone de un amplio fondo de dibujos y grabados, además de esculturas, piezas arqueológicas, fragmentos arquitectónicos, fotografías y artes decorativas.

El origen del Museo está relacionado con la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, que vio aprobados sus estatutos por el rey Carlos III en 1768. En el seno de dicha corporación se reunió un pequeño núcleo de obras con las donaciones de maestros y alumnos, cuyo conjunto se convertiría en la primera aportación importante del futuro museo. En 1812, con la ocupación francesa de Valencia, el mariscal Luis Gabriel Suchet, queriendo atraer a la causa napoleónica a las corporaciones más influyentes de la ciudad, expresó su voluntad de formar un museo con las pinturas, esculturas, medallas y libros requisados a los conventos de regulares. Recobrada la paz y restablecido el gobierno nacional en 1813, las obras de arte fueron devueltas a sus respectivos lugares de origen.
El impulso definitivo para la creación del Museo vino dado por las medidas desamortizadoras de 1835-1837 que propiciaron la formación de museos provinciales de Bellas Artes con las obras de arte incautadas a los conventos suprimidos. Las obras pasaron primero al edificio del Temple y después al convento del Carmen Calzado para dar cabida al nuevo museo, que finalmente abrió sus puertas al público el 5 de octubre de 1839. En el año 1936, con la Guerra Civil, el Museo fue desmontado y utilizado como almacén del Tesoro Artístico, trasladando parte de sus fondos a Madrid. Al final de la guerra, y como consecuencia del estado ruinoso del edificio, se decidió trasladar el Museo al Colegio Seminario de San Pío V, actual sede del Museo de Bellas Artes de Valencia.
El Colegio de San Pío V, actual Museo de Bellas Artes y sede de la Real Academia de San Carlos, fue fundado por el arzobispo Juan Tomás de Rocabertí para formación de sacerdotes. Proyectado por Juan Pérez Castiel en 1683, su ejecución se demoró hasta bien entrado el siglo XVIII. Está compuesto por dos partes: el colegio y el templo. El primero es de planta cuadrangular dispuesto alrededor de un claustro, y sus dos torres en la fachada que se asoma al Turia le dan un cierto aspecto de alcázar, como era frecuente entonces en los monasterios y en ciertos palacios de la ciudad. En dicha fachada destaca el almohadillado de las esquinas, en forma de puntas de diamante, los frontones alternados rectos y curvos que coronan las ventanas, las cornisas y los remates de jarrones y globos.
El templo se adosa a este rectángulo con su planta octogonal y su gran cúpula de vidriado azul, reconstruida después de haber sido derribada en 1925. Es de destacar también su fachada, obra de José Mínguez con dos pisos, pilastras en resalte y un frontón curvilíneo que la remata, todo lo cual se sitúa en el paso del barroco al neoclasicismo.
Entre 1820 y 1826 fue sede de la Beneficencia, y en 1835 pasó a depender del Estado, que lo dedicó a almacén de provisiones del ejército y, durante la Guerra Civil, a hospital militar.
Tras el conflicto pasó a albergar el Museo de Bellas Artes, que en la actualidad está en proceso de ampliación. Sus colecciones incluyen uno de los conjuntos de pintura gótica más importantes del país, y obras de Juan de Juanes, Ribera, Velázquez, Goya, Pinazo o Sorolla entre otros insignes artistas.
Además, en su interior se encuentra el precioso patio del Embajador Vich, un claustro renacentista que fue reconstruido e inaugurado en 2006. El patio perteneció al Palacio del Embajador Vich, un edificio que se ubicaba en el barrio de Sant Francesc y que se situaba en la actual calle del Embajador Vich, entre la «Rinconada de Federico García Sanchíz» y la «Plaza Rodrigo Botet».

Real Convento de Santo Domingo de Valencia:
- Con más de 750 años de historia, el Antiguo Real Convento de Santo Domingo de Valencia, también llamado de Predicadores y situado en la Plaza de Tetuán, es en la actualidad la sede del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad (CGTAD), donde además se le conoce, todavía, como antigua Capitanía General de Valencia. Lugar único, donde los haya, del que podríamos decir que tras cruzar su puerta de entrada estaremos viajando constantemente en el tiempo en cada una de sus estancias y rincones. Entre sus piedras se albergan más de 7 siglos de antigüedad, historias y…restos de grandes personajes de nuestro pasado. Actualmente, la protección y el mantenimiento de este lugar mágico lo hace el Ministerio de Defensa, que además ofrece la posibilidad de visitarlo, todas las semanas, para que cualquier persona lo conozca con sus visitas guiadas (son gratuitas).
El Antiguo Real Convento de Santo Domingo de Valencia, situado en la Plaza de Tetuán, es uno de esos lugares dignos de visita cada cierto tiempo.
Para realizar visitas al antiguo Real Convento, de manera GRATUITA, tenéis que llamar al teléfono oficial 96 196 32 37. Si nada ha cambiado, el horario de las visitas guiadas son los martes y miércoles a las 10:00 y otra a las 12:00. La preciosa Capilla de los Reyes puede visitarse los jueves con entrada libre de 11:30 a 13:00 horas. NECESARIA RESERVA PARA CUALQUIER VISITA.
Sus inicios fueron entre los años 1250 y 1252, cuando se realiza la primera Iglesia, de la que hoy no se conserva mucho. Cabe decir que su historia se comienza a labrar un 11 de abril de 1239, fecha en la que Jaime I firma el permiso para la construcción del Convento de Predicadores de Valencia de la orden de los Dominicos, colocando la primera piedra para ser fundado por Miguel de Fabra, con la curiosidad de que el entonces obispo de Valencia, en aquellos momentos, Andrés de Albalat, mandará en 1252 levantar un tramo de muralla para que el conjunto quedase dentro de la ciudad.
Al acercarnos a su gran portada, la de la Capilla Castrense, uno ya se puede dar cuenta de la majestuosidad que nos espera en el interior de este antiguo convento. Actualmente, como hemos mencionado anteriormente, su visita guiada es totalmente gratuita bajo unos horarios establecidos.









Por cierto, para los curiosos, existe una escultura de yeso (original) que emula a la situada en bronce, sobre un basamento de piedra, que se encuentra justo al lado de las Torres de Quart. ¿Sabéis de quién hablamos? Y es que la de las Torres de Quart, solo está ahí desde 1966…además de una tercera situada en el San Pío.

Real Monasterio de la Santísima Trinidad de Valencia:
- Actualmente el convento está habitado, aunque estuvo años deshabitado tras la marcha a principios de 2014 de las últimas monjas de clausura. No sabemos si a fecha de 2022 se realizan visitas guiadas. Información y reservas (se recomienda la reserva anticipada): www.monasteriotrinidad.es
La Trinidad de Valencia, que es así como comúnmente se le conoce, es un edificio de notable importancia histórica y artística, siendo construido en el margen izquierda del río Turia, junto al comienzo de la calle de Alboraya. Su conjunto arquitectónico es el más antiguo conjunto monástico de la ciudad que conserva su uso inicial, realzando, pues, aún más su valor.
Es, además, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica mediterránea, siendo declarado Monumento Nacional en 1982 y Bien de Interés Cultural en 1983.
Su fundación fue realizada por la reina María de Castilla, esposa de Alfonso V el Magnánimo y regente del reino durante la larga ausencia de su marido, sobre el solar de un convento trinitario establecido en 1256, para el cuidado del hospital adjunto de San Guillén. Fue en 1444 cuando el monasterio fue ocupado por las religiosas Clarisas por expreso deseo de la reina María, que quería disponer de un lugar de retiro junto a la ciudad, y a tal efecto lo colmó de donaciones y privilegios. La reina, que vivía con sus damas en el vecino Palacio del Real, tenía estancias propias en el monasterio.
María de Castilla consiguió que los trinitarios abandonasen su convento y mediante sendas bulas del Papa Eugenio IV, dadas en 1444 y 1445, la supresión de la comunidad trinitaria y el establecimiento de otra de clarisas, procedentes del convento de Santa Clara de Gandía.
Curiosamente, la propia reina, tía de Isabel la Católica, está sepultada en él, en un bello sárcofago de piedra que fue restaurado hace poco, lo que convierte al monasterio en el único Panteón Real enclavado en nuestras tierras, tal y como ya os contamos en nuestro artículo de «el sepulcro de la Reina María de Castilla: la única tumba real ocupada en la Comunitat Valenciana» (las otras tumbas que se conocen solo portan restos).


«Si queréis visitar el Real Monasterio de la Santísima Trinidad, tenéis que contactar con el teléfono 692 491 769 (de 10h a 14h) o a reservas@monasteriotrinidad.es»
Durante la segunda mitad del siglo XV y los comienzos del siglo XVI el Monasterio vivió una etapa de gran brillantez como foco cultural y espiritual del Siglo de Oro valenciano, convirtiéndose en un referente social importantísimo para la ciudad de Valencia. Durante esta época fue abadesa, entre 1463 y 1490, la célebre escritora y humanista sor Isabel de Villena, la más insigne escritora de nuestras letras.
En esos años fue médico de la comunidad el genial poeta Jaume Roig, y allí profesó y fue sepultada la infanta María de Aragón, hija natural de Fernando el Católico. Palabras como las de Jerónimo Münzer, tras visitar Valencia en 1494, dejaron constancia de la importancia del Monasterio, por entonces, durante el Siglo de Oro Valenciano refiriéndose a este Monasterio, señalando que:
Nunca vi iglesia tal, según la cantidad de ricos y magníficos retablos y ornamentos con que está decorada. Causa este espectáculo la mayor admiración.
Palabras del médico humanista alemán Jerónimo Münzer
El Monasterio cuenta, además, con la única Escala Santa de la ciudad de Valencia que concede los mismos privilegios e indulgencias que la famosa Escalera Santa de Roma ubicada en el Santuario Pontificio de la Escalera Santa (Santuario della Scala Sancta). Recorrer sus 28 peldaños, que allá puede uno encontrarse, nos servirá para obtener las mismas indulgencias y méritos que la ubicada en Roma, la que nos habla de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
“Aquellos que suban de rodillas y en oración la Escala Santa de Valencia, recibirán las mismas indulgencias y méritos que la ubicada en Roma, la que nos habla de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo”.


Podríamos descubriros muchos más bellos lugares y curiosidades de este Monasterio, que sin duda os encantará cuando lo visitéis. Rarezas como un cristo sin brazos, un Ecce Homo que os sorprenderá por su «realidad virtual» o un claustro que os enamorará por su pequeño jardín con un pozo y una curiosa campana. Sin embargo, tan solo os vamos a mostrar unas fotos de nuestra visita para incitaros a recorrer este precioso Monumento Nacional que merece ser visitado por todos los valencianos y para que así podáis conocer todas sus curiosidades.






La Cripta Arqueológica de la Cárcel de San Vicente Mártir:
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
Es, sin duda alguna, uno de los lugares más mágicos de Valencia, quizás el que más llama la atención de todos los espacios vicentinos, aunque, eso sí, también es de los más solitarios. En dos ocasiones que la hemos visitado, en ambas hemos paseado solos durante más de media hora sin que hubiera nadie más en su interior que nosotros y el técnico del ayuntamiento a la entrada. Quizás sea por su poca promoción, por pasar casi desapercibida o porque, todo hay que decirlo, tenga que ver algo el precio de la entrada (apenas 2 euros), a pesar de haber días gratuitos y descuentos.

La llamada Cripta arqueológica de la Cárcel de San Vicente Mártir alberga en su interior una de las joyas de la ciudad, estando considerado dicho lugar como los orígenes del cristianismo en Valencia. La capilla funeraria de época visigoda fue descubierta en el curso de una excavación arqueológica. Todo comenzó a finales de la década de los 80, cuando el SIAM, el departamento municipal de arqueología dependiente del Servicio de Patrimonio Histórico, inició la excavación arqueológica en este lugar en 1989, con ocasión del derribo del inmueble que envolvía la llamada Cárcel de San Vicente, puerta de entrada a ésta última que recae en la parte posterior a la Cripta.
Para quien no lo sepa, la Cárcel de San Vicente se encuentra en el interior de moderno edificio recayente a la plaza de Décimo Junio Bruto (también conocida como plaza de la Almoina), donde se abrió una capilla que nos recuerda que, según la tradición, es el lugar donde se encontraba una de las cárceles donde fue encerrado San Vicente Mártir allá en el siglo IV. Esta casa, de nueva planta, perteneció en antiguo a la casa del Chantre hasta la desamortización de Mendizábal (un chantre era el canónigo de las iglesias catedrales, a cuyo cargo estaba antiguamente la dirección del canto en el coro).
Se tiene constancia que desde el siglo XIV existía la capilla dedicada al santo y que ya en 1427, se construyó una capilla de nueva planta, que es la que nos ha llegado hasta nosotros con varias restauraciones en su historia. La portada de acceso se realizó en 1831 a expensas del chantre don Miguel Cortés, quien además reconstruye la capilla a la cual se accede a través de esta portada formada por un arco de medio punto a la que flanquean dos columnas adosadas toscanas que sostienen un entablamento de metopas y triglifos. Por encima de este, un segundo cuerpo en cuyo nicho central encontramos una pequeña figura de San Vicente Mártir obra de 1998 del escultor valenciano Rafael Orellano.
Según cuenta la tradición, la capilla fue mandada construir por el propio rey don Jaime I, cuando éste entró en la ciudad. Se sabe que en 1238, aún era visible el brazo norte del monumento funerario, erigiéndose sobre él una capilla gótica que ya en el siglo XV la tradición popular identificaba como una de las cárceles de san Vicente.
Ésta está dividida en su interior por dos espacios separados por un arco apuntado, donde al fondo de la estancia hay un altar y un panel frontal de «socarrats» representando una escena del martirio de San Vicente Mártir, en cuyo ángulo inferior derecho dice: Pintó: Lola Miralles. Dibujó: Antonio Tomás. Enero 2004. Quart de Poblet.
En la clave de la bóveda de la capilla, en el primer tramo, se encuentra la misma escena que en el panel frontal, una representación del martirio del santo muy conocida y representada a lo largo de la historia. En la misma el santo esta sujeto al potro mientras le clavan unos garfios para romper su piel a tiras. En la clave del segundo tramo, puede verse al santo protegido por unos cuervos y así evitar que su cuerpo fuera devorado por otros animales. La restauración integral de la capilla fue llevada a cabo en 1970 por el arquitecto municipal Emilio Rieta López, fecha en que se colocó además el retablo en forma de «socarrat» que la adorna.
LA CRIPTA:
En cuanto a la cripta, fue durante la mencionada excavación, bajo el edificio, cuando se encontraron restos arqueológicos, cuyo nombre recibieron el de Cripta Arqueológica de la Cárcel de San Vicente Mártir al musealizarse en 1998 los elementos encontrados (restos del conjunto episcopal visigodo valentino junto con otros elementos).


La cripta arqueológica alberga una capilla funeraria visigoda con planta de cruz, probablemente conectada con la catedral de la época, de la que también se conserva la cabecera de la misma y dos monumentales tumbas de losas de época visigoda. Cuatro canceles ricamente decorados enmarcan la sepultura de un obispo valentino fallecido a mitad del siglo VI.
La cripta, que en realidad es una capilla funeraria, se encontró en espectacular estado de conservación, y se erigió como sepultura de un obispo valentino, probablemente Justiniano o anterior, cuya tumba está situada en el crucero, siendo flanqueada por dos líneas de canceles. Con la dominación musulmana el edifico se transformó en baños palatinos.
En la cripta se exhiben también piezas de gran interés, como un zócalo con una pintura mural romana con la representación del dios Mercurio y un bucráneo, un fragmento de un sarcófago esculturado paleocristiano, canceles visigóticos, así como también una figura de San Vicente Mártir del s. XIX o piezas de un ajuar palatino de época islámica (s. X-XI). También puede observarse un audiovisual de 25 minutos en castellano, valenciano e inglés y subtitulado en francés, italiano y alemán sobre la vida de San Vicente y el edificio (necesaria reserva), pero que no es posible verlo faltando 30 minutos para el cierre del espacio museístico.
Llama la atención el altar junto a los restos, ya que este formaba parte del relleno de un pozo islámico que fue cegado hacia el siglo X, y que apareció en las excavaciones de la Almoina.

DESCRIPCIÓN DE LA CRIPTA ARQUEOLÓGICA DE LA CÁRCEL DE SAN VICENTE MÁRTIR:
El edificio visigodo se corresponde con una capilla funeraria erguida en el siglo VI para albergar los restos mortales de algún prelado. Está construida con una fábrica mixta de sillería (reutílizada) y mampostería, poniendo especial atención en el acabado exterior, en el que se utilizan encantados de mortero para señalar los sillares. El edificio se cubría con bóveda de cañón y cabe la posibilidad de que tuviera una segunda planta. En los pies de la nave se construyeron arcosolios para contrarrestar los empujes de la cubierta, probablemente usados a modo de capillas para disponer sarcófagos.
El crucero está separado de la nave y del presbiterio por una doble línea de canceles, realizados en piedra caliza finamente labrada y sostenidos por barroterras de mármol.
En el centro del crucero se halló una tumba y, en su interior, los restos mortales de un individuo masculino de edad madura. Por la posición de los huesos y las características de éstos se llegó a la conclusión de que se trataba de una inhumación secundada, esto es, que el cuerpo fue sepultado en otro lugar y posteriormente se desenterró y trasladó a esta tumba.
En el exterior del edificio, en cada una de las esquinas, hay tumbas en cista construidas con grandes fajas de piedra. Este edificio formaba parte del conjunto episcopal, integrado además por la catedral, la cuña, una iglesia junta a ésta, un posible baptisterio y otra capilla gemela a la estudiada, así como una extensa necrópolis. Es muy probable que nuestro edificio estuviera comunicado con la catedral.
En los niveles inferiores de la excavación se halló el Kardo máximo, prolongación de la Vía Augusta dentro de la ciudad. Así mismo fueron excavadas diversas estructuras de una domus recayente a esta calle, destacando la aparición de una pintura mural con una efigie del dios Mercurio.
Por encima de la vía se encontró un edificio de planta cruciforme, datado en época visigoda. Posteriormente se descubrió que se trataba de una capilla funeraria construida para alojar los restos de algún prelado, la cual formaría parte del conjunto episcopal, probablemente como un anejo de la catedral. Su estado de conservación era excelente e incluso uno de los lados del crucero conservaba la cubierta.
El espacio interior de la capilla se hallaba dividido en diferentes estancias mediante tabiques. A lo largo del proceso de excavación se llegó a la conclusión de que éstos se habían construido en época islámica para transformar el edificio en baños palatinos. En los niveles de amortización se encontró una ingente cantidad de cerámicas decoradas y sin decorar, así como dos espléndidos jarros de bronce, un huevo de avestruz decorado, y un dínar fechado en el 1007-1008.
A principios del siglo XI se amortizó está fase, arrojando tierra y escombros dentro de la construcción.
CÓMO LLEGAR:
- La Cripta Arqueológica de la Cárcel de San Vicente mártir se halla en la Plaza del Arzobispo, 3, enfrente del Museo de la Ciudad y a pocos pasos de la Catedral.
- Teléfono: 96 208 45 73
- Email: patrimoniohistorico@valencia.es
El antiguo Almudín de Valencia, el lugar donde se almacenaba el trigo de la ciudad:
- Declarado BIC (Bien de Interés Cultural) y Monumento Histórico Artístico desde el 13 de marzo de 1969, el Almudín, o L´Almodí en valenciano, es un bello edificio construido a principios del siglo XV para centralizar el comercio del trigo, cuyo almacenamiento y distribución, control sobre los precios, peso y calidad, eran supervisados por el gobierno de la ciudad. De planta trapezoidal, con un gran patio central porticado protegido por unas almenas aún visibles, se cubrió en el siglo XVII resultando un edificio de tres naves separadas en carcos. En la nave central destacan las inscripciones y pinturas populares relacionadas con el comercio del trigo. En la actualidad su visita es gratuita y alberga exposiciones de arte.
- También cabe destacar, y mencionar, los Silos de Burjassot, pues las grandes cantidades de trigo que llegaban a la playa de El Grao no podían ser almacenadas en almacenes o lugares habilitados para ello como el Almudín, siendo transportadas hasta Burjassot.
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.

En el ambiente del antiguo conjunto histórico de la ciudad de Valencia, el Almudín o Almodí nos trae el recuerdo de aquellas funciones mercantiles (almacenaje, custodia, distribución y venta del trigo) de tan destacada significación en el siglo XV valenciano, así como el de los Organismos y personajes que en ellas intervenían: el Tribunal, presidido por el guardián del Almudín; los oficiales, y los gremios y compañías de los medidores, tirasacos, garbilladores y paleros.
El edificio, de severa traza, cuya fábrica actual data de mil quinientos diecisiete, da carácter a le calle que lleva su nombre y ofrece al exterior como elementos notables los escudos de la ciudad, que lo ennoblecen, la portada con arco de medio punto, los grandes ventanales protegidos por rejas, y en la parte superior, debajo del mismo tejado, tocando el alero y siguiendo su contorno, las cuarenta y siete ventanas cuadradas enrejadas que corresponden a los espacios dejados entre sí por las almenas, ya que el Almudín se construyó en disposición de defensa.
El interior, variado en los aspectos arquitectónico y artístico, está formado por una nave o espacio central de techumbre superior a las laterales, con treinta y ocho ventanales para la iluminación. La rodea un claustro de veinte arcos, en su mayoría de medio punto, si bien hay otros ojivales y aún alguno de incipiente herradura. Son muy bellos y de singular trazado los arcos rebajados que sirven de paso entre las galerías del claustro y que a manera de arbotantes unen en los ángulos le nave central con los muros del exterior.
Se conserva, como muestras de la riqueza artística de este antiguo local, el pequeño retablo en forma de artesa con remate gótico florido del siglo XVI y pintura ya renacentista, denominado del Santísimo Cristo de la Penitencia; la bella azulejería policroma; los frisos y la serie de pinturas al temple, de gran valor documental, con sus leyendas y anotaciones que recuerdan las funciones a que estuvo destinado el edificio o sus piadosas invocaciones.
En este palacio, de tan excepcional interés, albergó el Museo Paleontológico desde 1908 hasta 1991, obra del benemérito valenciano José Rodrigo Botet; hecho que contribuyó de modo muy destacado a la procedencia de incluir el Almudín en’ el Catálogo de Monumentos Histórico Artísticos de España, mediante la oportuna declaración en 1969.









Una reforma a mediados del siglo XIX modificó considerablemente su configuración, se observa una portada con arcos de medio punto y ventanales con rejas de los cuales había dos en la fachada de la calle del Almudín, que debieron ser arcos y otros dos más pequeños en el extremo izquierdo de la misma portada. En la portada de la calle del Salvador un ventanal más moderno y dos ventanales de proporciones menores en la parte norte donde también se abrió una puerta de servicio.
Otras tres puertas se realizaron en la plaza cegando los arcos. En la parte superior del muro se situaban ventanas enrejadas que se correspondían con los huecos entre las almenas. Debido a esta reforma desapareció la escalera que daba acceso a la zona almenada y el entramada del paso de ronda. Posteriormente el acceso a la plaza de San Luis Bertrán fue cegado cuyo resultado fue un gran ventanal de arco de medio punto y otros dos a los lados, todos ellos enrejados. En esta remodelación se perdió lo característico de este edificio que era su gran voladizo, y se cegaron los espacios entre las almenas.
A comienzos de este siglo, hacia 1906, se acondicionó el Almudín para albergar la colección paleontológica donada por Rodrigo Botet a la ciudad. Para ello se eliminaron los muros interiores que sirvieron para la separación del grano. Así el edificio permaneció hasta 1991 como Museo Paleontológico. Durante ese extenso periodo fueron restauradas las pinturas murales interiores en 1942. El 5 de mayo de 1996 fue inaugurada la última restauración. Esta restauración consistió en recuperar el porche de la plaza de San Luis Bertrán, actual acceso, así como la cubierta. Actualmente es una sala de exposiciones.
(Extracto de la Ficha BIC’s de la web de la D.G. de Patrimoni Cultural Valencià)
Dirección:
- Plaça de Sant Lluís Bertran, s/n, 4Valencia (teléfono 962 08 45 21)
La iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, la Capilla Sixtina valenciana:
- DURANTE EL HORARIO DE CULTO NO SE PERMITEN LAS VISITAS TURÍSTICAS NI LAS FOTOGRAFÍAS O GRABACIÓN DE IMÁGENES (AQUÍ EL CALENDARIO).
- Visita San Nicolás, Santos Juanes y el Museo de la Seda, con la audioguía de cada espacio en tu móvil mediante un código QR (precio único, sin tarifa reducida). + INFO EN https://www.valenciabonita.es/2019/09/13/menta-valencia/).
La iglesia parroquial de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, está ubicada en una plaza homónima dentro del enclave histórico urbano valenciano de reminiscencias medievales. Pertenece al grupo de iglesias góticas levantadas sobre una antigua mezquita, siendo una de las primeras parroquias de Valencia.

Gianluigi Colalucci, el gran restaurador italiano de la Capilla Sixtina, la obra de Miguel Ángel, colaboró en la restauración de la valenciana. El especialista italiano no pudo acudir a la rueda de prensa de presentación de la restauración por motivos de salud, pero envió un WhatsApp a Pilar Roig, Hortensia Herrero, dando lugar al sobrenombre de San Nicolás. El mensaje, donde transmitía su satisfacción, decía: «¡Viva la Capilla Sixtina valenciana!».
Las primeras noticias históricas sobre la bendición y fundación de las primeras iglesias valencianas tras la conquista de Valencia por Jaime I confirma el dato, respecto a la parroquial de San Nicolás, de pertenecer al grupo de los primeros templos cristianos por orden del rey y llevado a cabo por el Arzobispo de Tarragona, D. Pedro de Albalate. El primer narrador que recoge esta información es el eclesiástico valenciano y humanista, Pere Antoni Beuter en so obra Crónica General de toda España, y especialmente del Reino de Valencia.
También establece, respecto a la historia fundacional de las primeras parroquiales valencianas, otro cronista de la época, Gaspar Juan Escolano, en su obra Decada primera de la historia de la insigne, y Coronada Ciudad y Reyno de Valencia.
Otra fuente, donde vuelve a nombrarse por orden de bendición las parroquiales de la Ciudad aparece en la obra “Siglo IV de la Conquista de Valencia”, del historiador valenciano Marco Antonio Ortí. Pascual Esclapés de Guilló, en la obra “Resumen historial de la fundación y antigüedad de la ciudad de Valencia” realiza una revisión crítica de las obras de los historiógrafos valencianos Beuer, Diago y Escolano (Esclapés, confirma que la octava mezquita que se bendijo era una breve ermita que tenía como protector a San Nicolás Obispo, y no a San Pedro Mártir, como aseguraba Diago).
Los datos en los que se basa para realizar esta información y contradecir a los mencionados, Beuer, Diago y Escolano, los obtiene del padre dominico Juan Bautista Corachán en su obra “Noticias breves de la portentosa vida, martirio, glorias, y patrocinio del glorioso San Pedro Mártir de la orden de los predicadores”. Así pues, se puede confirmar que tras la revisión historiográfica realizada para constatar el origen de la cotitularidad de los santos patronos del tempo, se puede manifestar que San Nicolás de Bari habría sido el primer santo titular desde la Conquista.
El Marqués de Cruilles en su “Guía Urbana de Valencia antigua y moderna”, esclarece y apoya la tesis de Esclapés en cuanto a la controversia de la advocación de los titulares de la iglesia.
La iglesia parroquial de san Nicolás y san Pedro Mártir constituye un caso muy particular del devenir de las iglesias parroquiales de la ciudad de Valencia. Construida después de la Conquista de la ciudad en 1238, en un área que ya tenía precedentes religiosos, cabe decir que en la zona ante la actual puerta de los pies, se excavaron los restos del podio de un templo de la época romana, que ocupaba parte de la plaza.

«En época paleocristiana y visigoda el templo fue cristianizado, convirtiéndolo en iglesia, con un cementerio a su alrededor. Sobre sus restos se levantó una gran casa en época musulmana (siglos XII/XIII) con un patio y alberca, hasta llegar a la conquista de Jaime I».
Es aquí donde los documentos históricos afirman que la primera edificación se hizo en tiempos del rey Jaime I, quien fue éste el que hizo donación del lugar a los dominicos que le acompañaban. Años más tarde los dominicos fundaron el Convento de Santo Domingo (actual edificio de Capitanía General) y el templo quedó directamente vinculado a la diócesis de Valencia y al clero secular.
«Erigida como parroquia hacia 1242, se engloba, por tanto, en lo que se denominan las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad de Valencia después de la Restauración de la Diócesis llevada a término bajo el rey Jaime I en el año 1238».
La primitiva iglesia medieval se renovó a partir de 1419, momento en que era rector Alfonso de Borja, posteriormente sería el Papa Calixto III, y se ampliaría hacia los pies a costa de parte del cementerio en 1455, época de construcción de la portada gótica, la única de ésta época conservada en una iglesia parroquial de Valencia. Es en este momento de la historia cuando también se construiría la bóveda gótica de crucería en la nave central.
Avanzando más en el tiempo, hasta el siglo XVII, sabemos que entre 1690 y 1693 se lleva a cabo la renovación barroca, en la cual se recubre el interior gótico con decoración barroca al gusto de la época, reforma atribuida a Juan Bautista Pérez Castiel. Se atribuye también a la renovación de entre 1690-1693 la cubierta de teja a dos aguas, aunque se carece de datos sobre la fecha de construcción de la misma. Fue el propio Castiel quien había realizado la reforma de la bóveda del prebisterio de la Catedral de Valencia, encontrándose, en el caso de San Nicolás, una situación singular.
La altura del templo, relativamente baja respecto de otras construcciones, impidió la ejecución de una bóveda de cañón bajo la orinal gótica. Por tanto sólo quedaba la posibilidad de realizar un revestimiento interior que suavizara las aristas de los elementos de nervaduras góticas originales. Esta superficie reproduce el sistema de arcos y bóvedas, pero mantiene una cierta continuidad de las bóvedas, lo que permitiría desarrollar la superficie pictórica sin interrupción.
«La iglesia gótica contaba con unas ventanas superiores en la nave y en cada una de las capillas, dotando al conjunto de un nivel luminoso importante. La reforma barroca redujo la dimensión de los ventanales de la nave, al transformar las ventanas en ojiva en huecos adintelados. Además se eliminaron los ventanales de las capillas, de los que sólo quedan visibles actualmente en la fachada interior los correspondientes a dos capillas del lado sur. La construcción de los arcos formeros de medio punto redujo de modo importante la proporción de los frentes de las capillas, circunstancias constructivas que muestran que el cambio operado en el templo no es meramente decorativo sino especial, es decir arquitectónico».
Es aquí donde cabe destacar, quizás, lo que más llama la atención de esta bella iglesia. Al entrar nos sorprenderá, y de que manera, las pinturas al fresco diseñadas por Antonio Palomino y ejecutadas por su discípulo Dionís Vidal (entre 1694-1701), quien recubrió las bóvedas góticas, pilares y muros con escenas de la vida de San Nicolás de Bari (en la Epístola) y de San Pedro Mártir (en el lado del Evangelio), junto con alegorías de las Virtudes en arriesgados escorzos.
«Palomino, en su tratado “El museo Pictórico y Escala Óptica”, describe la idea para la pintura de la iglesia Parroquial de San Nicolàs de Bari y de San Pedro Mártir que ofrecerá a su discípulo Dionís Vidal, una vez advertido de la viabilidad simbólica que proporciona la disposición arquitectónica de la parroquial de la iglesia».
La técnica pictórica utilizada es el fresco, pero con las peculiaridades propias del barroco: jornadas amplias, presencia de yeso en el arriccio y multitud de retoques a seco y pinceladas empastadas con cal.

La restauración, llevada a cabo por la Fundación Hortensia Herrero, comprendió hasta 2012 la restauración de la cubierta y fachada de la iglesia. Posteriormente, se inició un proceso que tenía por objetivo la intervención sobre el interior del templo, sobre todo sobre la pintura mural diseñada por Antonio Palomino y ejecutada por Dionís Vidal.
En dicha intervención, iniciada en 2013 por la Universitat Politècnica de València (UPV), con la colaboración de la parroquia de San Nicolás, y el apoyo de la Fundación Hortensia Herrero, ha permitido recuperar, entre otros elementos artísticos, los frescos diseñados por Antonio Palomino y realizados entre 1694 y 1701 por su discípulo Dionís Vidal.
Fue desde 2013, pues, cuando se realizaron los trabajos de levantamientos y toma de datos, así como la redacción del proyecto para acometer la tan necesaria restauración de las pinturas interiores, sin lugar a duda, la joya más preciada de la Parroquia.
Las diferentes capillas de la nave también fueron restauradas, donde en abril de 2015 se iniciaron los trabajos de restauración.
Estas capillas laterales son (comenzando por la cabecera):
En el lado del evangelio:
- Capilla de San Dionisio.
- Capilla de San José Capilla de estilo neoclásico del siglo XVIII.
- Puerta entrada callejón calle Caballeros
- Capilla de San Rafael Arcángel y del Beato Gaspar Bono. Capilla barroca realizada en el siglo XVIII sobre otra anterior gótica del siglo XV.

- Capilla del Sagrado Corazón de Jesús.
- Capilla de San Antonio de Padua.
Lado de la epístola (continuando por los pies):
- Capilla de San Vicente Ferrer.
- Capilla de la Inmaculada Capilla de estilo neoclásico. Siglo XVIII.
- Capilla de San Judas Tadeo Capilla de estilo neoclásico del siglo XVIII.
- Puerta de entrada plaza de San Nicolás
- Capilla de la Virgen de la Paz.
- Capilla de la Crucifixión. Retablo formado por una imagen Cristo Crucificado sobre un fondo pictórico realizado por Vicente Macip y su hijo Joan de Joanes. Es el conocido como retablo de la Crucifixión. A sus pies imagen de Cristo yacente.
Sobre el gran proceso de restauración que debía llevarse a cabo sobre las pinturas murales, cabe destacar las diferentes actuaciones y el gran trabajo realizado, comprendiendo la limpieza de éstas (a través de láser y biolimpieza), procesos de consolidación (recuperación, sellado y readhesión) y la reintegración pictórica, consiguiendo así devolver, con todo su esplendor, devolver la bella obra mural a un gran estado tras el gran deterioro que sufría.
Después de la gran restauración, se habilitó una gran exposición sobre el proceso de restauración de la parroquia de San Nicolás, la cual ha recibido la la visita de más de cien mil personas, siendo clausurada a partir el domingo 6 de noviembre de 2016.
El texto que aquí habéis leído, se basa en esta exposición, la cual ha tratado diferentes aspectos como la contextualización histórica y orígenes del templo, los trabajos de restauración realizados tanto en el exterior como en el interior de la parroquia, el estado de conservación y diagnóstico, técnicas de restauración empleadas, seguimiento y control posterior a la restauración así como el estudio iconográfico del ciclo pictórico de los santos cotitulares del templo que son San Nicolás y San Pedro Mártir.
En la actualidad, el horario de la visita cultural a la parroquia de San Nicolás se mantiene de manera habitual. Así, una vez desmontada la exposición desde noviembre de 2016, la visibilidad de la nave del templo mejoraró considerablemente, cosa que agradecerán enormemente los apasionados y aficionados a la fotografía.
El Palacio de Cervelló, residencia de reyes y personajes ilustres en la Valencia del siglo XIX:
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
- Frente al Convento de Santo Domingo, formando parte del entorno de la histórica plaza de Tetuán, se halla el palacio de los condes de Cervelló, edificio de singular importancia en la historia contemporánea de la ciudad ya que, cuando fue derribado el Palacio del Real en 1810, pasó a convertirse en la residencia oficial de los monarcas en sus visitas la ciudad. En 1814, por ejemplo, fue recibido en él Fernando VII, engalanándose al efecto con arcos de triunfo, alegorías y retratos del rey; en el palacio firmó el decreto que disolvía las Cortes y derogaba la Constitución de 1812, y años más tarde, en 1840, su esposa María Cristina abdicó aquí de la regencia.
- El edificio fue construido en el siglo XVIII por los condes de Cervelló, señores de Oropesa, aunque sólo la fachada se conserva con su aspecto original, de estilo neoclásico, flanqueada por dos torres y con dos pisos de balcones. Tras su reciente rehabilitación, el palacio acoge además del museo, el Archivo Municipal de Valencia y la Biblioteca Municipal Serrano Morales.

El Palacio de los Condes de Cervelló fue residencia de reyes y personajes ilustres durante el siglo XIX. En él se instaló el mariscal Suchet durante la invasión de la ciudad hasta 1813, y entre sus paredes Fernando VII abolió en 1813 la Constitución de Cádiz de 1812 y restauró el absolutismo, y también donde, en 1840, su esposa María Cristina abdicó de la regencia. Isabel II habitó también varias veces el inmueble.
Situado en la plaza de Tetuán, fue en su origen un conocido palacete gótico llamado Palacio de los Castellví por ser una casona gótica perteneciente a la familia Castellví, adquirido por Ponç de Castellví como residencia familiar a mediados del siglo XVI. Por desgracia, uno de sus grandes reclamos hoy no puede verse en su fachada ya que desapareció, donde uno de sus propietarios, en los primeros siglos de existencia, lo decoró con pinturas al fresco de temática mitológica, siendo un edificio muy popular por entonces. Llama también la atención la ornamentación del palacio, pues está basada en estucos que imitan mármoles y pinturas al fresco realizadas por artistas italianos residentes en Valencia.
No sería hasta el siglo XVIII cuando Juan Basilio de Castellví y Coloma casa en 1702 con Francisca María de Mercader y Cervelló (cuarta condesa de Cervelló), momento en el cual se entroncan los apellidos Castellví y Cervelló en una misma familia y donde desde entonces el palacio comienza a ser conocido como del conde de Cervelló. Con nuevos propietarios, en el mismo siglo XVIII, se configura la nueva fisonomía del palacio tal y como ha llegado hasta nuestros días, aunque en la actualidad sólo la fachada conserva su aspecto original, ya que su interior ha sido profundamente remodelado en diversas ocasiones. Se dice que la fachada actual es de finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX.
Algunos de los frescos más llamativos son el techo de la sala de baile que representa a La Aurora y a La Noche de R. Orozco, donde en otra de las salas otra pintura, también en el techo, representan la alegoría de las Artes, de J. Benlliure.
Una de las salas más bonitas es la biblioteca que José Enrique Serrano Morales donó a la ciudad de Valencia a su muerte en 1909, con la condición de que la colección no fuera desgajada y que siempre estuviera a disposición y consulta de todos los valencianos.
En cuanto a otros aspectos del palacio, en la torre meridional se conservan unas pinturas murales de temática mitológica de la época de Fernando VII. El edificio fue rehabilitado e inaugurado como museo en 2003, devolviéndole el ambiente palaciego de la planta noble, en la que destaca la “Galería Borbónica», y recuperando elementos únicos en su género como los frescos de la torre sur, de época fernandina.


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El palacio ha llegado a ser:
- En los años anteriores a la Guerra Civil española, el Palacio fue la sede de la Derecha Regional Valenciana (1930).
- En 1936 sería la sede del Partido Comunista de España.
- Después de la Guerra Civil, el palacio fue alquilado por zonas o plantas ejerciéndose diversas actividades; así el palacio ha llegado a ser Academia de estudios (Academia Triunfo y Academia Cid), sede de la O.J.E e incluso pensión (La Vasca) que muchos valencianos recordaran todavía.
- En 1976 el edificio es declarado Monumento Histórico Artístico Provincial y pasa a propiedad del Ayuntamiento de Valencia.
El palacio acoge en la segunda planta el Archivo Histórico Municipal, creado en 1238, uno de los más antiguos, completos y mejor conservados de Europa.
La adecuación museística del inmueble se completa con sendas exposiciones ubicadas en la planta baja. La primera, El Palacio de Cervelló, sede de personajes ilustres durante el siglo XIX, muestra de forma intimista y con una cierta estética decimonónica, los avatares históricos acaecidos en el palacio. En la segunda, El Tesoro de la Memoria, se exhibe una parte de los ricos fondos del Archivo Municipal. Destaca, en la planta baja, la «Taula de Canvis» y la letra de cambio más antigua del mundo (aunque hay ciertas disputas por esta afirmación histórica).
Gracias a la red de ‘Palaus Transparents’, que incluye un total de 27 edificios visitables en la Comunitat, a algunos de los cuales ya se podía acceder, se puede visitar el Palacio de Cervelló de manera gratuita, tratando así de acercar las instituciones públicas a los ciudadanos y la posibilidad de acceder a los espacios de gestión.
El edificio inspirado en el Micalet, la Lonja y las Torres de Serranos: el Palacio de la Exposición
- Ubicado en el barrio de Mestalla, en el distrito de El Pla del Real entre las calles Galicia y Arquitecto Mora, nombre, esta última, del propio arquitecto de esta maravillosa construcción, el Palacio de la Exposición es un precioso edificio neogótico que recuerda al Micalet, la Lonja y las Torres de Serranos, símbolos de los poderes eclesiástico, civil y militar.
- Según el propio Francisco Mora Berenguer, quien fuera también arquitecto de construcciones como la Iglesia de San José de la Montaña, el Mercado de Colón, el Hospital asilo de San Juan de Dios o el proyecto para ampliar el ayuntamiento de Valencia con una nueva fachada, entre otras, el edificio está inspirado en los monumentos que posee Valencia de su época de mayor esplendor.

Pocos son los edificios, tan solo 5, que quedan en pie de aquella gran Exposición Regional Valenciana de 1909, la llamada exposición «de las primeras veces». Por entonces, estaba previsto derribarse gran parte de las construcciones tras acabar la Exposición Nacional del año siguiente (1910), donde sólo algunas edificaciones se salvaron de la desaparición de aquella efímera exposición, siendo reutilizados con otros fines, como lo ocurrido con el Palacio de la Exposición (llamado Palacio Municipal en origen).
Construido en origen como salón de recepciones para la Corporación Municipal durante la Exposición Regional de 1909, cabe destacar que la construcción del edificio fue asignada por el entonces Ayuntamiento de Valencia, siendo alcalde José Maestre Laborde-Boix, al prestigioso arquitecto Francisco Mora Berenguer, que tuvo que levantar este Palacio en tan sólo setenta días para cumplir con la fecha de inauguración de la Exposición: el sábado 22 de mayo de 1909 (aunque en realidad se siguieron ultimando detalles de la obra una vez inaugurada la exposición). Para dicho propósito, se utilizaron elementos de cemento u hormigón realizados con moldes y reforzados con armado y alambres de anclaje.
De titularidad pública, del Ayuntamiento de Valencia, el Palacio, que actualmente está catalogado como un BRL (Bien de Relevancia Local), fue concebido como arquitectura efímera a principios del siglo XX. Según Francisco de Mora, el edificio está inspirado en los monumentos que posee Valencia de su época de mayor esplendor, modelos de arte ojival que los ciudadanos valencianos admitirán como propios. Proyectado en estilo neogótico y conjugando elementos de la arquitectura civil, religiosa y militar del llamado gótico florido, el edificio evoca un momento de auge en la historia de la ciudad.
Configuración original:
El Palacio, es un edificio singular de cinco fachadas, y dos plantas organizadas alrededor de un patio. Se ubica en la esquena de la manzana compartida con otra edificación construida para la Exposición: el Antiguo Asilo de Lactancia.
El edificio se desarrolla en dos sectores, el ala noble o cuerpo principal, que ocupa todo el frente de la calle de Galicia, y la otra zona que ocupa el resto del solar y se organizada en torno a un amplio patio. Ambas partes están rematadas en las esquinas extremas por una torre cuadrada y se articulan en el chaflán mediante la torre octogonal.
La zona noble está integrada por un semisótano y dos plantas de gran altura con terraza, junto con el remate de las torres por encima de la cubierta. Una amplia escalinata que ocupa tres de los cinco arcos de la fachada principal, conduce únicamente a la planta superior. Está iluminada mediante un lucernario de vidrios de color emplomados y se adorna con un lienzo de la época, obra de José Genovés. En la planta noble se encuentra el salón de recepciones, con vidrieras recayentes a la plaza de Galicia, artesonados de escayola, suelo de mosaico de Nolla y zócalos de azulejo. Contaba con lámparas e incluso con su propio mobiliario, diseñado para la ocasión en el estilo medieval del Palacio.
El ala del patio está integrada por un cuerpo de dos plantas de la misma altura que el principal, que ocupa todo el desarrollo de las fachadas con un fondo constante, dejando en su interior un patio. Aquí se encontraban las salas de exposición, con iluminación por los dos paramentos opuestos de las naves. En el chaflán se sitúa un arco de medio punto con una recia cancela dorada con el escudo de la ciudad.
La sucesión de esbeltas ventanas conopiales inspiradas en el consulado del Mar y la Torre cuadrada similar de la Lonja, la atrevida esbeltez de la torre octogonal evocando el Micalet; la gravedad de las almenas voladas y los livianos arcos de ojiva, en recuerdo de las puertas medievales de la ciudad, junto con su volumen rotundo enfatizado por la delicada filigrana de los rosetones y tracerías, de los pináculos y gárgolas, forman un conjunto que se hizo acreedor de todo tipo de alabanzas.




Elementos singulares: vidrieras de huecos de fachadas, cúpula emplomada sobre la escalera principal, artesonados y estucos, mosaicos y azulejos, mosaico de Nolla, zócalos de la escalera noble, puertas exteriores con madera con acristalamiento, carpinterías exteriores e interiores de madera, rejas, lámparas y mobiliario.
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Otros usos:
- 1950 – Local destinado para ensayo de la Orquesta Municipal junto con un Centro Sanitario.
- 1965 – Escuela de Arquitectura. Ministerio de Educación. En esta época se construye un bloque de aulas en el patio, junto a la medianera del Asilo de Lactancia y adosado a la trasera de la capilla.
- 1974-1984 – Facultad de Magisterio.
- 1984 – Propuesta de ubicación de Instalaciones de la Delegación Municipal de Tráfico, que no se lleva a cabo.
- 1995 – Se inicia el proceso de restauración integral del edificio.
- 2001-2002 – Centro de Recepciones y Exposiciones Municipales, y Biblioteca Pública (usos públicos).
INTERVENCIONES:
- 1995 – Consolidación I, arquitectura Gemma Meseguer Carrascosa. E. Constructora SECOPSA.
- 1998 – Consolidación II, arquitecta Gemma Meseguer Carrascosa, arquitectos técnicos: Domingo López, Mayte del Toro. E. Constructora SECOPSA.
- Escuela Taller Palacio de la Exposición I 1995-97. Ayuntamiento e Inem.
- Escuela Taller Palacio de la Exposición I 1997-99. Ayuntamiento e Inem.
- Escuela Taller Palacio de la Exposición I 1999-2001. Ayuntamiento e Inem.
- Rehabilitación del Palacio de la Exposición, 2001-02, arquitecto López Silgo, Ferrovial-Agroman.
UBICACIÓN E INFORMACIÓN PARA VISITARLO:
- CALLE GALICIA, 1, VALENCIA
- Teléfono: 96.352.54.78 Ext. 4475 y 4228 Fax: 96.353.99.83
- email: pexposicion@valencia.es
- HORARIO: Lunes a Viernes de 08:45 a 14:45 h y 16:15 a 19:45 h. Precio.Entrada gratuita – Imprescindible reserva previa
- OBSERVACIONES: Las salas de este Palacio podrán ser alquiladas por las personas o instituciones interesadas. El Palacio podrá ser visitado en el horario indicado siempre que la celebración de algún acto no lo impida.
El Mercado de Colón, 100 años de la gran joya del modernismo tardío:
- El Mercado de Colón cumplió 100 años en diciembre de 2016.
- La construcción del Mercado de Colón fue para cubrir las crecientes necesidades del Ensanche de Valencia, dominado por la clase burguesa. Las continuas peticiones de propietarios y vecinos al Ayuntamiento hacia 1890, en los que solicitaban la implantación de mercados provisionales o definitivos en la zona del Ensanche para evitar la venta ambulante que se generaba con la necesidad de obtener mercancías y artículos de primera necesidad sin la incomodidad de llegar a los alejados mercados Central o de Ruzafa, fue clave para la construcción de esta joya del modernismo tardío.
- El mercado de Colón se encuentra entre las calle Colón y Gran Vía Marqués de Turia (c/ Conde Salvatierra, c/ Jorge Juan, c/ Cirilo Amorós, c/ Martínez Ferrando), ubicado en lo que antiguamente fuera la fábrica de gas del Marqués de Campo.
- El edificio fue concebido y realizado por el arquitecto Francisco Mora Berenguer entre los años 1914 y 1916, siendo declarado, además, como Monumento Nacional. Francisco Mora Berenguer (1875-1961) estudió en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona y tuvo un contacto muy directo con el modernismo catalán, especialmente con la obra de Gaudí, la de Puig i Cadafalch, la de Doménech i Montaner y con la concepción de sus profesores Antonio M.ª Gallissá i Soque y Joan Torras i Guardiola de la arquitectura como una obra de arte total, fruto del compendio de todas las artes y oficios.

El Mercado de Colón, que se encuentra en el Ensanche de la ciudad, entre la calle Colón y la Gran Vía Marqués de Túria (c/ Conde Salvatierra, c/ Jorge Juan, c/ Cirilo Amorós, c/ Martínez Ferrando), está ubicado en lo que antiguamente fuera la fábrica de gas y luego de electricidad del Marqués de Campo.
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Fue proyectado en 1914 por Francisco Mora Berenguer (1875-1961) quien estudió en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona y tuvo un contacto muy directo con el modernismo catalán, especialmente con la obra de Gaudí, la de Puig i Cadafalch, la de Doménech i Montaner y con la concepción de sus profesores Antonio M.ª Gallissá i Soque y Joan Torrás i Guardiola de la arquitectura como una obra de arte total, fruto del compendio de todas las artes y oficios. En 1901 ganó por oposición el puesto de Arquitecto Municipal del Ensanche de Valencia, puesto que ocuparía hasta 1951 y que combinó con la profesión libre de arquitecto con el diseño y construcción de un buen número de edificios en la ciudad de Valencia (casa Manuel Gómez en la calle de la Paz, iglesia parroquial de Nazaret, Hospital Asilo de San Juan de Dios para niños escrofulosos en la playa de la Malvarrosa, fachada del Ayuntamiento de Valencia en 1909 con la colaboración de Carlos Carbonell, Palacio Municipal de la Exposición Regional Valenciana de 1909, casa y capilla para Jan Uhr, Casa Ordeig, casa Suay Bonora en 1909, Palau Baró de Quadras en 1904-1906, casa Noguera 1909.).

Además del Mercado de Colón, Mora construyó posteriormente en torno al Ensanche otros edificios de vivienda con un discreto presupuesto para la ornamentación de la fachada, donde se debatió entre los rescoldos fitomórficos modernistas y las formas más depuradas del clasicismo. Se trata de casos como el edificio de la calle Blanquerías n.º 31 (1918-1920), las casas gemelas en la calle Maestro Gozalbo (1924-26), las casas en la calle Vivons (1927-28) y el edificio en la Gran Vía Marqués del Turia n.º 42 (1928-30). Las obras de Mora no fueron consideradas modernistas en su época. El vocablo modernismo era entonces un término peyorativo que se utilizaba para calificar exclusivamente aquellas arquitecturas importadas de Bruselas o Viena, con formas o decoraciones banales. Tanto el modernismo de Mora como el de Doménech i Montaner y Puig i Cadafalch era considerado como una arquitectura moderna surgida a partir de la arquitectura tradicional, ornamentada y adaptada a las necesidades de su época con el concurso de los nuevos materiales.
Los antecedentes administrativos del Mercado de Colón se encuentran en las continuas peticiones de propietarios y vecinos al Ayuntamiento hacia 1890, en los que solicitaban la implantación de mercados provisionales o definitivos en la zona del Ensanche para evitar la venta ambulante que se generaba con la necesidad de obtener mercancías y artículos de primera necesidad sin la incomodidad de llegar a los alejados mercados Central o de Ruzafa.
La gestación del proyecto para el mercado de Colón no comenzó con el encargo que recibió Mora como arquitecto municipal en 1913, sino tres años antes, con su propuesta a concurso para el mercado central finalmente adjudicada a Alejandro Soler y a Francisco Guardia, en ella sugería muchas de las formas que posteriormente emplearía en el proyecto del Mercado del Ensanche. Demetrio Ribes fue nombrado Arquitecto director de las Obras dada su experiencia en el manejo de estructuras metálicas para estaciones de tren. Fue él quien ejecutó el diseño de la estructura metálica de la cubierta a base de marquesinas laterales abiertas en forma de Y que dotaban al edificio de una mejor ventilación. El proyecto original del mercado presentado por Mora el 17 de abril de 1913 fue modificado ante las sugerencias de la Comisión de ensanche en varias ocasiones afectando a la configuración y decoración de las fachadas recayentes a las calles Filipinas y Ciscar, la incorporación de los voladizos en las fachadas laterales y la distribución final de los puestos de venta. Los planos definitivos fueron entregados el 8 de agosto de 1913. La construcción del mercado estuvo salpicada de dudas sobre si se le dotaba de uno o varios sótanos en el subsuelo del mismo. Ante una solicitud del presidente de la comisión municipal del ensanche de 14 de julio de 1915, Mora elaboró un par de proyectos para su construcción finalmente rechazados por la misma Comisión. El mercado de Colón, como cualquier obra modernista participa de una vasta visión de la arquitectura como obra de arte total, en la que el diseño se extiende desde la concepción del edificio hasta cada uno de los elementos que lo forman, haciendo especial hincapié en las artes aplicadas. De esta manera, Mora puso especial interés en el diseño de las columnas de fundición de hierro, en el ladrillo, en la cerámica policromada: utilizada como elemento estético y ornamental en mosaicos y revestimientos de fachadas, el vidrio, la sillería de piedra, la piedra artificial, utilizada para el programa iconográfico del Mercado y la carpintería. A tenor de todo lo expuesto, queda patente el gusto de Francisco Mora por el detalle y la estima que este arquitecto sentía por artesanos y artistas.
Poco a poco el mercado fue decayendo a finales del siglo XX, los comerciantes que tenían arrendadas bancas al Ayuntamiento se fueron jubilando, retirando o simplemente cerrando debido a que el deterioro y la falta de mantenimiento del mercado ahuyentaba a sus clientes. A pesar de todo, la Tenencia de Alcaldía tuvo allí su sede hasta el año 2000. En la actualidad, tras la restauración que culminó en el 2003, el antiguo Mercado de Colón se ha transformado en una galería comercial de lujo, con tiendas de diseño, además de albergar eventos culturales.
MERCADO COLÓN VALENCIA
- Dirección: Calle Jorge Juan, 19, 46004. Valencia. España
- Coordenadas GPS: Latitud: 39.46889º, Longuitud: -0.36823º
- Teléfono: 96 337 11 01 – Fax: 96 337 1113
- E-mail: info@mercadocolon.es
- Horario de apertura y cierre: Lunes a jueves de 7:30 am a 2:00 am / Viernes y sábado de 7:30 am a 3:00 am
- Metro / Parada de Colón Líneas: 3-5
- EMT / Paradas cercanas al Mercado de Colón: 1 – 3 – 5 – 8 – 10 – 13- 18 – 22 – 30 – 32 – 40 – 79 – N1
El Mercado Central de Valencia:
- El Mercado Central de la ciudad de Valencia es una construcción de estilo modernista de los arquitectos Francesc Guàrdia i Vial y Alexandre Soler, ambos formados en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y habiendo trabajado en el equipo de colaboradores de Domènech i Montaner, arquitecto que se caracterizó por un estilo propio dentro de las líneas del modernismo.
- El Mercado Central agrupa a casi 400 pequeños comerciantes, movilizando en la actividad diaria a 1.500 personas. Es el mayor centro de Europa dedicado a la especialidad de productos frescos; y el primer mercado del mundo que ha afrontado el reto de la informatización de las ventas y distribución a domicilio, desde el día 2 de octubre de 1996.
La construcción de este mercado tenía como destino sustituir el que se inauguró en 1839 en la misma ubicación, siendo un mercado descubierto y de puestos ambulantes. Cabe destacar que los orígenes del mercado se remontan a la época árabe, cuando por entonces se montaban puestos de venta en los exteriores de la antigua muralla, la musulmana.


Hacia finales del siglo XIX este mercado es claramente insuficiente para la ciudad de Valencia, así que ya en el siglo XX se busca una solución hasta la decisión de la construcción de un mercado en condiciones. Los derribos de la zona (casas) comenzaron el 24 de octubre de 1910, lugar donde hoy se ubicaría el actual Mercado Central, con la particularidad de que el primer golpe de piqueta lo dio Alfonso XIII en la casa con nº24 de la plaza del Mercado. Aquel hecho sucedió a las 3 de la tarde, donde se instaló una tribuna y donde asistieron personas como el alcalde Ernesto Ibáñez, al frente, y acompañado de toda una larga comitiva (Azrobispo de Valencia, Capitan General, Gobernador Militar, Presidente de la Diputación, etcétera), y por supuesto la reina, que acompañaba a su esposo al acto.
Fue el 18 de mayo de 1914 cuando se aprobó el proyecto de los arquitectos que se habían formado en la Escuela de Barcelona y que formaban parte del taller de Lluis Doménech i Montaner: Alexandre Soler y Francesc Guàrdia Vial.
En algunas publicaciones veréis que la última versión del edificio fue presentada en noviembre de 1914, a pesar de que el proyecto fue aprobado con anterioridad. Esto significa que fue modificado por los mismos hasta la última fecha que se conoce de la última modificación (la fecha que se puede encontrar en el propio «último proyecto»: noviembre de 1914). El comienzo “oficial” de su construcción se dispuso con la primera piedra, un 30 de diciembre de 1915, a pesar de que el lugar ya se acondicionó mucho antes, dado el derribo de lo que había dispuesto con anterioridad.


La obra se terminó finalmente en 1928, a instancias de los arquitectos Enrique Viedma y Ángel Romaní. A pesar de que fue el 23 de enero cuando se inauguró el nuevo Mercado Central con una comida a los pobres que fue servida en las propias instalaciones del mercado y que fue incluido, este acto, entre los que se habían de celebrar con motivo del santo del rey Alfonso XIII, el mercado tardaría un poco más en inaugurarse para dar servicio como tal, en concreto hasta el 15 de marzo del mismo año, 1928.
El Mercado Central se encuentra en Plaza ciudad de brujas, s/n, Valencia
- Información: 963 829 100
- Servicio a domicilio: 963 829 101
Horario del mercado:
- De lunes a sábado de 07:00 a 15:00
- Información: de 08:00 – 14:30, de lunes a viernes
El Museo de la Almoina, el lugar donde viajar a la Valencia romana, visigoda y árabe:
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
Situada junto la Catedral, la Almoina es un gran espacio subterráneo en el que se puede contemplar la parte más monumental de la ciudad romana, visigoda y árabe. Su nombre, que en valenciano significa limosna (Almoina) se debe a que, antiguamente, la Almoina era una institución medieval de carácter benéfico que repartía comida y permitía el sustento material entre los más necesitados de la ciudad.
Es, sin duda alguna, un centro de historia urbana de Valencia y está considerado como uno de los mejores centros arqueológicos de Europa. En él se contemplan edificios que remontan a la fundación de la ciudad. De esta primera época se conserva un santuario de Asclepios, un horreum y unas termas. La destruyó Pompeyo en el 75 a. C., para renacer un siglo después. La curia, la basílica y el porticado del foro son los elementos de la época del Imperio Romano. Las vías principales son el eje vertebrador de la visita.
De cuando el cristianismo fue el elemento rector de la vida urbana, se exponen el baptisterio, un ábside ligado al culto de San Vicente y varias tumbas monumentales. También se conservan restos del alcázar musulmán: una noria, un patio con alberca y parte de la fortificación. Después de la conquista cristiana se levantó el edificio de la Almoina, que da nombre al lugar, destinado a la manutención de los pobres.

La Almoina:
El Centro Arqueológico de l’Almoina es un moderno y amplio espacio cultural abierto al público en 2007. De forma más o menos cuadrada, con unos 50 metros de lado, comprende una superficie de unos 2.500 m2 aproximadamente.
Alberga las excavaciones arqueológicas que entre 1985 y 2005 allí realizó el Ayuntamiento de Valencia. Esta labor supuso el descubrimiento de varios edificios monumentales, inscripciones, elementos arquitectónicos sueltos, más de 1000 monedas y más de 500 piezas cerámicas de categoría expositiva, junto a una inmensa documentación técnica, que representa una buena parte de los fondos arqueológicos de Valencia.









El interior del edificio cuenta con los más modernos medios audiovisuales para presentar una muestra selectiva de lo que contiene l’Almoina, fruto de los intensos trabajos que han tenido lugar en los últimos 20 años.
En el itinerario establecido, la parte oriental, ocupada por el Alcázar islámico, y vista desde el hall de entrada, es el lugar idóneo para explicar el periodo musulmán. La primera ciudad, la republicana, bien representada por las termas, es el momento predominante en el centro del recorrido. En el lado occidental se da mayor énfasis a los restos del imperio romano, caso del foro y la curia. En la parte sur se destaca la etapa visigoda, con la zona martirial y episcopal. Dentro de este planteamiento general, se usa el mismo viario romano, magníficamente reflejado por la conjunción de las 2 principales arterias, el cardo y el decumanus, como eje canalizador de la visita. Hacia el oeste, norte y este, se han dispuesto sendos puntos de fuga virtuales que continúan el recorrido por la ciudad romana más allá de los límites del Centro Arqueológico.
En el interior de La Almoina, un gran espacio museístico, se ubican restos arqueológicos conservados de la ciudad de Valencia. El centro de interpretación de la Almoina consta de planta baja donde se ubica la recepción, audiovisual introductorio sobre la historia del yacimiento y paneles explicativos sobre el edificio de la Almoina (siglo XIV), la rauda o panteón real musulmán y el alcázar. Se ven varias vitrinas con materiales cerámicos y numismáticos de época islámica y bajo medieval. Bajando a la cripta se conservan restos de una alberca, canalizaciones y parte de una torre perteneciente al Alcázar musulmán, así como una noria. De época visigoda es visible parte del Baptisterio, así como diversas tumbas construidas con grandes losas a modo de cista. Son tumbas colectivas posiblemente de carácter familiar.
En su interior se recuperaron diversos objetos del ajuar como collares con cuentas de pasta vítrea, pulseras, anillos metálicos, ungüentarios de vidrio o jarritas de cerámica. Una buena representación de estas piezas se exhibe en vitrinas acondicionadas al efecto. También se conserva el ábside de un de los edificios religiosos que formaba parte del conjunto episcopal valentino. De época romana son abundantes los restos que se pueden contemplar. De época Republicana cabe destacar un edificio de termas que conserva dos salas, una de ellas con la piscina y banco para masajes, así como restos del horno para calentar el agua. El edificio está pavimentado con losetas en forma de escama en dos colores combinados formando cenefas. También de esta época es el edificio del “horreum” o almacén, formado por varias estancias con muros de sillares destinados al almacenaje de diversos productos. Cabe destacar también los restos de un esqueleto relacionado con la ejecución de soldados durante las guerras Sertorianas en las que la ciudad se alió con el bando perdedor lo que provocó que fuera destruida y abandonada durante varios años. De época Imperial tiene especial significación el cruce de las dos calles principales de la ciudad (Cardo y Decumanos) pavimentados con grandes losas por debajo de las cuales discurren las canalizaciones del alcantarillado. También se pueden contemplar parte del edificio de la curia, así como los restos de un edificio dedicado a Asclepio.
El foro o plaza pública también está presente en la Almoina donde se ha encontrado el porticado Este del mismo y donde se ha podido reconstruir, con los elementos arquitectónicos recuperados en la excavación, una columna entera hasta la altura del entablamento. También hay que añadir la conservación de parte de una factoría de época tardo antigua y un pozo ritual de más de 4 metros de profundidad que estaba colmatado con cerámicas completas y huesos de animales correspondientes a los restos de una ofrenda. La cárcel de San Vicente es también un espacio expositivo donde se conserva una capilla funeraria perteneciente a la catedral visigoda. Es un edificio con planta de cruz griega, con el ábside orientado al Este y en el centro del conjunto se encuentra una tumba con los restos de un personaje que según algunos estudios se podría relacionar con el obispo Justiniano.
En época islámica este edificio fue convertido en baños áulicos, que fueron destruidos a principios del siglo XI. Cabe destacar la recuperación de un magnífico lote de materiales pertenecientes a época califal (siglo X) que se encuentran expuestos en el centro. Durante la excavación también aparecieron restos romanos como el caso de una vivienda que conservaba parte de las pinturas murales in situ con una representación del dios Mercurio y que también están expuestas en el lugar.
Localización:
- Plaza de Décimo Junio Bruto, Valencia.
- Teléfono 962084173
El refugio antiaéreo de la Guerra Civil del Ayuntamiento de Valencia y las interesantes salas del consistorio:
- Para visitar el refugio, que es totalmente gratuito, se tendrá que concertar con cita previa presencialmente en el ayuntamiento de Valencia, en el horario del ayuntamiento (días laborables, de lunes a viernes, de 8h a 15h) o al teléfono 962 081 390 de martes a viernes de 10.00 a 14.00 h y de 15.00 a 19.00 h, y los sábados de 10h a 14h.
- Podéis encontrar los horarios, actividades y cualquier información de los museos y monumentos municipales de Valencia capital en https://www.valencia.es/cas/cultura/inicio.
Se trata de un refugio de tipo escolar que fue construido en 1938, con capacidad para 700 niños, y que estaba en el mismo lugar donde estuvo el desaparecido centro educativo que estaba situado en un lateral del propio edificio del Ayuntamiento (antigua Casa de la Enseñanza). Constaba de dos entradas simétricas a través de escaleras y cinco naves cubiertas con bóveda rebajadas de hormigón. Todas las naves disponían de bancos corridos de obra para que los niños se sentaran mientras esperaban a que pasara el peligro. El refugio disponía de retretes y de electricidad.

En la recuperación del edificio se ha añadido también “una musealización en paneles para que los visitantes aprecien las instalaciones y recuerden cuál fue su cometido”.
Fue modificado parcialmente en los años 50 para construir la actual cochera, y en los 60 comenzó a utilizarse como almacén de documentos, por lo que se eliminaron algunos elementos originales como por ejemplo los bancos corridos. Además, se añadió un pavimento de baldosas hidráulicas y se picaron las paredes. También se modificó el aspecto original al compartimentar las naves con tapias y dichas naves se independizaron con puertas.
SI PINCHAS AQUÍ PODRÁS LEER NUESTRO ARTÍCULO SOBRE LOS REFUGIOS UBICADOS EN VALENCIA.
En cuanto a la exposición temporal, “Tempesta de ferro. Els refugis antiaeris a Valencia”, se presenta en tres ejes temáticos. El primero de ellos se dedica a los ataques que sufrió la ciudad por aire y mar, y a los medios para repelerlos. Los paneles informativos recuerdan que Valencia fue una de la ciudades que sufrió más bombardeos, más de 440, especialmente a raíz de ser sede del Gobierno de la nación. Los poblados marítimos fueron los más devastados, así como el puerto, que fue bombardeado de forma sistemática.
La segunda parte de la exposición muestra los efectos de los ataques en los edificios y en la población civil. El impacto se calcula en 825 víctimas mortales y 2.831 heridos a 31 de enero de 1939, según se recoge en la publicación editada con motivo de la inauguración de la restauración del refugio. El testimonio gráfico recogido por los fotógrafos de la época refleja la dureza del conflicto.
La tercera parte trata sobre la construcción de refugios acometida por la ciudad, que ha partido de este emblemático enclave del edificio consistorial. En proyecto queda la recuperación de otros refugios como el situado en la calle Serranos, que se estudia habilitar para actos culturales. Se llegaron a construir más de 300, aunque de la mayoría apenas queda testimonio. La Sala de Exposiciones es de entrada libre y tiene acceso por la calle Arzobispo Mayoral.
Balcón Principal, Salón de Cristal y Hemiciclo, visitables en horario de lunes a viernes de 08:00 h. a 14:45 h. Museo Histórico, en horario de lunes a viernes de 09:00 h. a 14:45 h. Las visitas guiadas se realizarán solamente al Museo Histórico Municipal y son gratuitas. Consultar fecha.
Las visitas guiadas se realizarán solamente al Museo Histórico Municipal, con el que habrá que concertar cita previamente en el teléfono 96.208.11.81. Las visitas son gratuitas.
El precioso artesonado del Salón Dorado del Palau de la Generalitat:
- El Salón Dorado del Palau de la Generalitat posee uno de los artesonados renacentistas del siglo XVI más importantes de Europa. Fue restaurado en 2006 tras una intervención de ocho meses de trabajo y una inversión de una cantidad entorno a los 436.000 euros.
El Palacio de la Generalitat (ubicado en c/Caballeros nº2 de Valencia), contiene en su interior un precioso salón un tanto especial por la majestuosidad de su artesonado, además de otros motivos dispuestos que lo convierten en una maravilla para admirar.

El llamado Salón Dorado, una estancia que ocupa el nivel inferior del torreón primitivo, es un lugar digno de mención y de obligada visita por su artesonado, una magnífica obra policromada en oro por Joan Cardona y realizada en 1534 por Ginés Llinares.
El Palau de la Generalitat – Presidència de la Generalitat (Calle caballeros nº2 de Valencia) se puede visitar de manera gratuita el primer y último sábado de cada mes entre las 15:00 y las 19:15 horas. Se podrá visitar el patio gótico y salones de alrededor. No se podrá visitar durante la preparación, recogida y celebración de actos institucionales.
Tal y como nos explica jdiezarnal.com en su texto, y os mostramos en fotos, son los artesonados dorados los que dan el nombre de las salas, mezclando arte renacentista y el gusto mudéjar.
Cada casetón cuadrado, un total de 35, lleva en su interior otra figura en forma romboidal que, a su vez, incluye un octógono con un florón colgante central. Todo ello trabajado con el minucioso corte mudéjar, pero salpicado ya por los más característicos motivos renacentistas, como son las hojas de acanto, bustos, ovas, cardos y dentículos, entre otros (también se observan ángeles, hojas, guirnaldas de fruta, aves o medallones).
Su acceso, así como al patio interior y otras estancias, solo es permitido cuando hay jornadas de puertas abiertas o durante días especiales como el 9 de octubre y las Fallas de Valencia. Este salón está situado a la derecha de la entrada por la calle caballeros, subiendo una pequeña escalera y cruzando una bella portada que a su lado hay un bajorrelieve en bronce firmado en 1898 por el escultor valenciano Emilio Calandin Calandin en Roma.


Pero no solo su artesonado es el que más destaca en esta sala que se divide en dos: el Salón Dorado grande o “Studi Daurat”, y el Salón Dorado pequeño o “Retret Daurat”. Estas salas, realizadas entre 1517 y 1538, disponen de otros objetos que pueden llamar la atención al visitante, como su suelo cerámico, una de las bellas portada que hay en su interior (destacando la que dispone dos centauros en su parte superior obra de mossen Joan Baptista Corbera), un retrato de El tribunal de las aguas obra de Bernardo Ferrándiz (1865); o el asalto final de Aníbal a la ciudad de Sagunto, representado en un tapiz y en el lienzo “El último día de Sagunto” (1869), este último obra de Francisco Domingo Marqués.

La Sala Dorada grande fue utilizada para reuniones y juntas extraordinarias, siendo utilizada como prisión de nobles. La Sala Dorada pequeña era donde se reunían los diputados en las juntas de común o de diario y en invierno (PINCHA AQUÍ PARA SABER MÁS SOBRE EL PALAU).
SOBRE EL PALAU DE LA GENERALITAT:
El Palau de la Generalitat está considerado en su conjunto y sucesivas ampliaciones, en las que destacan las fachadas, las torres y los patios interiores y los salones, un BIC (Bien de Interés Cultural) y Monumentos Histórico Artístico de carácter Nacional desde el 03/06/1931 (GM 04/06/1931).
Recayente a la Plaza de la Virgen se yergue airoso el torreón del Palacio de la Generalitat, sede desde finales del siglo XV de esta institución. Además de su simbolismo político, esta obra tardogótica con importantes intervenciones renacentistas, constituye uno de los mejores exponentes de la arquitectura civil valenciana del período foral, interviniendo en ella los principales maestros de su tiempo.
La antigua capilla Alfonso el Magnánimo, hoy convertida en sala de conciertos:

El “Centre Cultural de la Beneficencia”, que a su vez integra el “Museu de Prehistoria de Valencia” y el “Museu Valencià d’Etnlogia”, esconde una curiosa sala llamada “Sala Alfons el Magnànim”. Esta sala guarda sus encantos de aquella construcción en sus inicios (posterior al centro donde esta albergada) y maravilla a todo aquel dispuesto a dejarse recorrer sus sentidos por los conciertos de música o diferentes actos culturales que aquí se celebran como ya os contamos en nuestro artículo de «La curiosa, y preciosa, sala de conciertos y actividades que fue capilla neobizantina«.
Esta impresionante construcción, esplendorosa por su altura, su colorido y sus magníficas tallas, techo y vidrieras de colores, se unen a las pinturas de Antonio Cortina (el pintor, no el arquitecto). Mirar los mosaicos es recorrer sin duda alguna un libro abierto creado por Cortina que nos transporta hasta aquel pasado la Edad Media y que uno puede quedar asombrado sin necesidad alguna de viajar hasta Estambul o Venecia (Santa Sofía o Santa Madre Sofía y Catedral de San Marcos).
SI PINCHAS AQUÍ PODRÁS VER UN ÁLBUM DE FOTOGRAFÍAS DEL LUGAR.
En la actualidad, La Bene (como así se le conoce también) es un espacio cultural donde todo el público es protagonista y puede ser partícipe de este bello lugar, gracias a talleres, actividades culturales, conciertos o charlas y exposiciones. SOLO SE PUEDE VISITAR LA CAPILLA MEDIANTE AUTORIZACIÓN (DIFÍCIL DE CONSEGUIR) O EN CONCIERTOS Y ACTOS QUE SE CELEBREN EN ELLA (LOS CUALES SE PUBLICAN EN http://entradesvalencia.com/).
Los Baños del Almirante: los únicos baños medievales visitables en Valencia.
Los Baños del Almirante son un espacio único en Valencia, tanto por su historia (son los únicos baños medievales que quedan en Valencia), como por su arquitectura (edificio mudéjar según afirman muchos), aunque cabe afirmar que su entrada no es la original.

El arte mudéjar, desarrollado en los reinos cristianos de la península ibérica y que incorporaba influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán, fue la consecuencia de la mezcla de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas de la época entre los siglos XII y XVI. A pesar de esta afirmación, los hay quienes afirman que Valencia carece de arte mudéjar, como una entrevista que confirmo el profesor de Historia Medieval, Manuel Ruzafa, a pdreligion.wordpress.com donde afirma que en Valencia “no hay un monumento árabe siginificativo como si lo hay en Zaragoza o Toledo”, diciendo también que “Valencia es gótica, románica y Renacentista pura, por lo que se distancia mucho del arte árabe”, descartando así, también, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán o mudéjar: “que se sepa de momento, Valencia no tiene arte mudéjar”, señala. Este desenlace del patrimonio árabe es consecuencia de que “en el siglo XIV se considera que Valencia es mezquina y mora”, como apunta el catedrático, por lo que se eliminaron muchos de sus restos.
Decimos esto último porque siempre se habían considerado a los Baños del Almirante como unos baños árabes, pero investigaciones recientes afirman que en realidad son baños públicos de vapor de época cristiana medieval, del siglo XIV en concreto, donde se puede certificar ya su existencia desde 1313 gracias a un documento del rey de Aragón Jaime II autorizando al caballero Pere de Vilarasa (miembro del Consejo Real) construir unos baños públicos en terrenos de su propiedad, finalizando las obras en 1320 (EL MEJOR ESTUDIO PARA DEMOSTRAR ESTA TEORÍA ES EL QUE REALIZA MARÍA TERESA GALÁN HERNÁNDEZ).
Para contradecir ésta hipótesis, los hay quienes los incluyen en sus estudios como uno de los restos de la Valencia musulmana mejor preservados. Es el caso de un artículo de Anna Kawalec para la Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos (REIM) donde afirma que tras probablemente existir diez construcciones de este tipo en el antiguo Reino de Valencia, tan solo quedan los Baños del Almirante, donde data su construcción entre finales del siglo XII y XIII (Torreño Calatayud 2003: 7), debido a que en el Llibre del Repartiment aparece el nombre Abdolmelig, que procede de Abd al-Malik (Almirante), un gobernante que probablemente fundó los baños (Coscollá Sanz 2003: 85).
A pesar de que fueron reconstruidos en el s. XIX al cambiar las costumbres higiénicas de la época, demoliendo el vestíbulo medieval y adaptando en su decoración cierto regusto arabizante, los Baños del Almirante son los únicos que en la ciudad de Valencia han funcionado como baño público durante más de seis siglos, ya que mantuvo su funcionamiento hasta el año 1959.
Nosotros, después de todas las lecturas, damos más credibilidad al estudio ofrecido por María Teresa y a las afirmaciones hechas por el profesor de Historia Medieval Manuel Ruzafa, sin duda alguna.


Respecto a su nombre, este viene dado como consecuencia de la cercanía al Palacio de los Almirantes de Aragón, con el que forma conjunto, donde dicho nombre lo cede también a la calle donde se sitúa: calle de los Baños del Almirante (carrer dels Banys de l’Almirall, 3-5).
La construcción del edificio sigue los mismos patrones que los baños públicos de vapor de época árabe, conformándose el conjunto por un vestíbulo y tres salas (sala fría, sala templada y sala caliente), además de otras dependencias menores que fueron realizadas para el servicio de los bañistas.
Desde entonces, desde su construcción, la función de baños públicos ha sido de forma ininterrumpida hasta mediados del siglo XX (1959), donde antes sufriría, en el siglo XIX, importantes obras de renovación del inmueble y una importante dotación al edificio para caracterizarla de un aspecto más oriental con azulejos y yeserías de estilo neonazarí (aquí podría darse y atribuirse el arte mudéjar, cuando en realidad sería neomudejar dada su rehabilitación realizada en el siglo XIX).
Desde el año 1959 los baños cierran como baño público, a pesar de ser declarados monumento histórico-artístico, quedando en el aire un poco la finalidad que iban a albergar por entonces. Años más tarde, entre 1961 y 1963, se llevó a cabo un proyecto de restauración destinado a eliminar la transformación neoárabe del siglo XIX, donde después de su restauración funcionaría, desde 1963, como gimnasio hasta que en 1985 la Generalitat Valenciana compra el edificio. Desde ese momento los baños permanecen a la espera de su puesta en marcha y valor, tanto patrimonial como cultural. No fue hasta 1993 cuando son declarados Bien de Interés Cultural (BIC), para años más tarde, en 1999, trazar un gran proyecto de rehabilitación cuyas obras se iniciarían en el año 2001 , finalizando en 2005 para ser finalmente abiertos al público. Desde ese momento, los baños han pasado por diversas gestoras (penosas en muchos casos por cierto), que decidieron, incluso, que no se podían realizar fotografías en su interior durante algún tiempo.
Fueron declarados Monumento Histórico Artístico por el ministerio de Instrucción Pública en 1937 y, posteriormente, por el nuevo Gobierno en 1944 y la Generalitat los declaró en BIC en 1993.
Los Baños se pueden visitar de manera gratuita y se encuentran en calle de los Baños del Almirante, 3-5 (carrer dels Banys de l’Almirall, 3-5), Valencia.
El Museo de la Seda, el lugar donde puedes conocer la gran historia de la seda en Valencia:
- Tras casi 2 años de restauración, el Colegio del Arte Mayor de la Seda volvió a la vida el pasado 17 de junio de 2016 como Museo de la Seda, aunque su apertura de puertas al público y las visitas guiadas comenzaron el día después de la inauguración (18 de junio).
- La restauración del Colegio del Arte Mayor de la Seda, impulsada por la Fundación Hortensia Herrero, empezó el pasado 10 de noviembre de 2014, siendo ejecutada por la empresa Bertolín, seleccionada entre un total de 20 aspirantes.
- La sede del Gremio más antiguo de la ciudad que fue fundada en 1477, declarada en un real decreto de 1981 como monumento histórico artístico de carácter nacional, ofrece un servicio de atención al visitante, mediación cultural y visitas guiadas.
- Visita San Nicolás, Santos Juanes y el Museo de la Seda, con la audioguía de cada espacio en tu móvil mediante un código QR (precio único, sin tarifa reducida).+ INFO EN https://www.valenciabonita.es/2019/09/13/menta-valencia/).
La importancia del comercio de la seda en el Cap i Casal en el pasado, en el antiguo Reino de Valencia, queda constatada gracias al legado de la Lonja de la Seda y al Colegio del Arte Mayor de la Seda (Museo en la actualidad), que necesitaba una restauración urgente. El gremio de los sederos fue referente mundial y, en nuestro antiguo Reino de Valencia, fue uno de los motores de la economía de por aquel entonces.
Al-Andalus fue la primera región del continente europeo donde se documenta la cría del gusano de forma masiva (esto se puede certificar gracias al calendario de Córdoba del año 961). Anteriormente, se sabe que el primer dar al-tiraz (fabrica estatal de sedas) se creó en Córdoba en tiempos del califato de Abū l-Mutarraf `Abd ar-Rahmān ibn al-Hakam, conocido como Abderramán II (822-852). Sin embargo, hubo muchos artesanos de la seda con negocios privados tanto en la capital cordobesa como en ciudades como la nuestra, Valencia. Era, además, tradición que en Al-Andalus, en los textiles santuarios, apareciese el nombre del soberano que gobernaba, como símbolo de su poder.
Ya con la caída del califato cordobés, la Taifa valenciana dio continuidad a tejidos de tradición islámica con mayor importancia, donde las formas geométricas se inspiraban en tejidos que fabricaron los persas o los almohades.
Tras la Conquista cristiana de Jaume I en el siglo XIII, se siguió dando continuidad a los tejidos de tradición islámica y a nuevas introducciones en la fabricación de tejidos. Uno de los culpables de la gran producción sedera en Valencia fue la expansión del cultivo de la morera, cuyo aumento se produjo a finales del siglo XIV en forma de árboles aislados en los lindes de los caminos que conectaban poblaciones con la capital. Fue la caída del precio de los cereales y la demanda de seda la que originó un cultivo en plantaciones o, comúnmente conocido, “moreral cerrado”, hecho que transformó por completo el paisaje agrario del Reino de Valencia.
Los verdaderos protagonistas de la seda en Valencia desde la Edad Media fueron los trabajadores y comerciantes que como maestros, aprendices, oficiales y familias enteras, dedicaron sus vidas entre la gran variedad de actividades agrarias, artesanales y comerciales al cultivo de la seda. En Valencia existieron decenas de cofradías o gremios vinculados a la seda o al textil que no fuera ésta. Así pues en el siglo XV existían, en relación a la seda, els Abaixadors o Tornejadors, Teixidors de fil i seda, Tintorers menors o de seda, Velluters, Toquers, Velers, Condoners, Llisters, Galoners y Passamaners; en cuanto a otros gremios vinculados al textil no sedero existían els Paraires, Cardadors, Carders, Pinters, Teixidors de llana, Teixidors de cordellats, Tintorers majors o de la llana, Vanovers, Manters, Flassaders, Tira-sacs, Matalafers, Corders de cànem o Soguers, Esparters y Esparters de Curt o Espardenyers.
Fue a partir del año 1465 cuando, tras la llegada de centenares de sederos genoveses, en Valencia se introdujo el arte de tejer velluto o terciopelo de seda, produciendo el despegue de esta industria en Valencia, siendo los diseños italianos los que se convierten en modelos universales. Este aumento se hace constatar con la existencia de más de 2000 velluters durante la segunda mitad del siglo XV en el Cap i Casal. Valencia era, sin lugar a dudas, una ciudad “de seda”.
Tras una década de convivencia entre genoveses y valencianos en la capital del antiguo Reino de Valencia, en 1477 se aúnan y crean la cofradía de San Jerónimo del Art de Velluters de Valencia. Una propuesta que intentaba lanzar, aún más si cabe, la producción y el comercio de los tejidos sederos.
Así pues, el origen del Gremio de la Seda en Valencia tuvo lugar el 18 de Octubre de 1477, cuando por aquel entonces un grupo de maestros sederos crearon la «Lloabre Cofraria o Almoina de L’Ofici de Velluters, sota la protecció de Sant Jerónim» y las primeras ordenanzas del oficio, dictadas por 56 maestros reunidos en casa del velluter genovés Lazzaro Negro, en la calle de las Barcas. Os preguntaréis el porqué de la elección de San Jerónimo como patrón del gremio, que no es otra a que rendirle devoción por ser el primer cardenal en introducir la seda en su vestimenta habitual de cardenal.
Por entonces la cofradía celebraba misas de fiesta patronal en la iglesia del convento de San Agustín hasta 1483, que por intervención personal de María Enríquez, viuda del Duque de Gandía, se firmó una nueva concordia con los frailes de San Jerónimo de Cotalba, vinculado el principal gremio de la ciudad con los territorios Borja.
No fue hasta el 16 de febrero de 1479 cuando las autoridades municipales de Valencia aprobaron su fundación, donde el 13 de octubre del mismo año, el rey Fernando el Católico, les concedió el título de “Art dels Velluters”, reconociendo la autonomía de su estructura administrativa, con el derecho a monopolizar el comercio de tejidos y el control sobre el mercado laboral de su profesión en la ciudad.
El descubrimiento de América, en 1492, movió el interés comercial de muchos teixidors, creando un nuevo espacio de mercado monopolizado, por entonces, por el Reino de Castilla que desvió el comercio del Mediterráneo al Atlántico. Con la llegada de Carlos V, se generaron nuevas formas en las relaciones políticas, donde las ciudades perdían su protagonismo. Hechos, entre otros, que generaron las revueltas urbanas de “Las Germanías” que fueron aplacadas por el emperador siendo els “Velluters” los principales afectados.
La seda jugó, además, un papel importante en la aparición de la moda a finales del siglo XVII en Europa, donde ésta permitía diferenciar aquellos que contaban con los medios suficientes a través de las vestimentas preciosas y de textiles que marcaban la posición dominante de muchos. Por desgracia, la decadencia textil española a lo largo del siglo XVII permitió que los diseños franceses se convirtieran en los nuevos referentes.
Es por eso que era necesario, aún más, un reconocimiento social del oficio del Arte Mayor de la seda, cosa que se incrementó gracias al privilegio otorgado por Carlos II el 31 de octubre en 1686, donde dicha concesión se justificaba por la cualificación superior que debían tener sus miembros para ejercer la actividad frente al resto de oficios mecánicos, puesto que requería disponer de conocimientos de aritmética y pintura. Las atribuciones de control del Colegio se reforzaron con las ordenanzas de 1722 y 1736, y la jurisdicción del colegio se extendió al conjunto del Reino de Valencia.
Como la moda francesa imperaba por entonces, con el fin de estimular la adecuación de la sedería valenciana a ella, la Monarquía impulsó la creación de la Real Fábrica de Tejidos de Seda de Valencia, que puso bajo la dirección del organismo financiero de los Cinco Gremios Mayores de Madrid. Con esta finalidad, se contrató a diversos fabricantes y dibujantes franceses y se otorgó a la empresa en 1756 la facultad de elaborar los géneros siguiendo los criterios utilizados en las fábricas de Lyon, donde se llegó a crear también una escuela de dibujo, y posteriormente una Sala de Flores, Ornatos y otros diseños adecuados para la confección de tejidos en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.
La resistencia planteada por los artesanos de algunas localidades agudizó su decadencia y acentuó la concentración de la actividad en la ciudad, que agrupaba en la década de 1760 más de 3500 telares, frente a los 242 existentes en los restantes lugares del Reino.
Finalmente, fue la industrialización surgida en el siglo XIX la que supuso un duro golpe para la sedería, que tuvo que competir con tejidos más económicos y producidos en serie. Un añadido negativo fue la producción sedera oriental y sus precios, donde finalmente acabaron con gran parte de la industria sedera de Valencia y con los cultivos de morera y crianza de gusanos.
En la actualidad es muy difícil encontrar telares manuales, siendo ya escasos y auténticas reliquias, donde su producción alcanza minorías. Es gracias, sobre todo, a la moda, alta decoración o a las fiestas tradicionales (como las Fallas o decenas de fiestas en las que intervienen trajes típicos de indumentaria valenciana), donde todavía se le rinde tributo a la tradición sedera, bien sea por realización manual o mecánica, haciendo perdurar este gran oficio.
En cuanto al edificio de nuestra visita, el Colegio del Arte Mayor de la Seda, cabe decir que el solar gremial, donde hoy se ubica dicho edificio, fue adquirido por los sederos valencianos en 1492, aunque no se firmaría escritura hasta el 26 de septiembre de 1494, siendo constancia de un archivo ante el notario Don Luis Gasset y que se halla en el «Archivo de Protocolos de San Juan de Ribera». Cabe recordar que por aquel entonces la palabra gremio no se utilizaba, ya que era una terminología posterior. Lo que hoy en día conocemos por gremios, por aquel entonces eran llamados corporaciones de oficio en época medieval.





A lo largo de la historia, El Colegio del Arte Mayor de la Seda ha sufrido numerosas transformaciones y modificaciones de su estructura, donde la más importante fue pasar del estilo gótico al barroco. De aquellos restos góticos apenas queda constancia, donde en la actualidad predomina el barroco por las obras realizadas en el siglo XVIII y que puede verse en su fachada principal “AÑO 1756”.

La magnitud de la recuperación de este edificio era de vital importancia, dada la historia que en él se alberga y de la gran riqueza patrimonial que en su interior se dispone, donde destacan los frescos, murales y mosaicos, haciendo hincapié en el suelo del Salón de la FAMA (2117 piezas cerámicas) o en la planta noble en general, ya que cabe destacar que entre las diversas salas, la sala de secretaría, la de vitrinas, la capilla y la sala de la Fama, hay alrededor de 7.000 baldosas artesanales que las hacen únicas y de un valor incalculable.



El Salón de la FAMA es una de las estancias más visitadas del colegio, lugar donde antaño se reunían los máximos dirigentes de la institución. En el techo podréis observar un precioso fresco de San Jerónimo, patrón del gremio, realizado por José Vergara, y por la parte terrenal del suelo, con una auténtica joya de la cerámica valenciana compuesta por un pavimento que representa los cuatro continentes conocidos en esa época (ambas obras realizadas en 1757). Este impresionante suelo pretende destacar la fama (representada por una mujer) de la seda valenciana en todo el mundo. El autor del pavimento, Vicente Navarro, se inspiró en la fuente de Bernini de la Piazza Navona de Roma, en la que los continentes se representan a través de sus ríos principales (Danubio, Nilo, Ganges y Río de la Plata). Navarro representa los continentes por medio de una mujer sobre un carro que en cada continente está tirado por animales propios de la región, como son los caballos para Europa, los elefantes para Asia, los leones para África y una especie de lagartos o caimanes para América.
Dado el deterioro que había experimentado este pavimento, fue necesario desmontar todas sus piezas, restaurarlas y volverlas a instalar. Para ello, se utilizaron los últimos avances tecnológicos disponibles en este campo. La gran importancia de esta preciosidad de pavimento barroco, sin duda alguna, vale ya su peso en oro la visita al Museo, que vuelve a ser uno de los lugares más visitados de nuestra Valencia desde su inauguración y re-apertura del Colegio. Un lugar para viajar al pasado, para ver con todo detalle aquella obra de 1756 restaurada.





Visitas guiadas GRATUITAS en el monasterio de San Miguel de los Reyes todos los fines de semana:
- En las visitas podréis conocer la Iglesia de San Miguel, el claustro, la zona norte arqueológica, la cripta de los restos de Fernando de Aragón y Germana de Foix o las exposiciones que estén en ese momento.
- Como sabréis, hay visitas guiadas GRATUITAS todos los fines de semana y festivos. No es necesaria reserva previa y podéis acudir cualquier sábado, domingo y festivo a las 12:00h o a las 13:00h (acudir un poco antes, pues las visitas comienzan a esas horas indicadas). Las visitas duran 45 minutos y os mostrarán toda la belleza del lugar (iglesia, claustro, cripta…).
- El monasterio se levantó en el siglo XVI sobre la antigua abadía mercedaria de Sant Bernat de Rascanya, gracias al mecenazgo del Duque de Calabria, virrey de Valencia. El edificio se comenzó en 1546 por el claustro sur, donde concretamente se dispuso la primera piedra el 14 de julio de 1546 bajo la dirección de Alonso de Covarrubias siguiendo planos de éste y de Juan de Vidaña.
- Poco después de la muerte de su fundador, Fernando de Aragón, duque de Calabria y virrey de Valencia en 1550, las obras prácticamente se paralizaron sin reanudarse hasta la década de 1570 bajo la clara influencia de El Escorial. Finalmente, se terminaron tras pasar por ella diferentes maestros en el año 1644, aunque hasta mediados del siglo XVIII se hicieron numerosos añadidos en la cripta, la iglesia, los retablos, y las balaustradas o remates del monasterio.
- El Monasterio está bajo la advocación de San Miguel y recibe el sobrenombre «de los Reyes», en referencia a los tres Reyes Magos que figuran en esta portada de la Iglesia. Como curiosidad, cabe decir que al duque de Calabria (Fernando de Aragón), le gustaba decir que descendía del rey Baltasar, a pesar de que este no era negro.
El monasterio jerónimo de San Miguel de los Reyes se levantó en el siglo XVI sobre la antigua abadía mercedaria de Sant Bernat de Rascanya, gracias al mecenazgo del Duque de Calabria, virrey de Valencia. El edificio se comenzó en 1546 por el claustro sur, siguiendo planos de Juan de Vidaña y Alonso de Covarrubias, pero poco después de la muerte de su fundador, en 1550, las obras prácticamente se paralizaron.

No se reanudaron hasta la década de 1570, ahora bajo la clara influencia de El Escorial. Al atravesar la puerta de entrada nos hallamos directamente ante la fachada de la iglesia, una fachada-retablo renacentista enmarcada por dos torres y a la que se añadieron en la parte superior columnas salomónicas barrocas.
La iglesia, obra de Joan Cambra, Pere D’Ambuesa (hijo de Joan de Ambuesa e hijastro de Joan Cambra) y Martí D’Orinda, es un precioso templo que comenzó a construirse en 1601 sobre la antigua iglesia cisterciense de San Bernardo, de la cual aprovechó algunos muros. A pesar de su comienzo a principios del siglo XVII, no será hasta 1623 cuando su construcción reciba el impulso definitivo, siendo concluida, finalmente, en el año 1644.


El templo se construyó en las primeras décadas del siglo XVII con una sola nave, un gran coro alto a los pies, casi tan grande como el del Escorial, y una cúpula sobre el crucero. El monasterio tiene además dos severos claustros, rodeados por galerías de arcos sólo adornados por columnas adosadas y por balaustradas en la parte superior.
El claustro sur de San Miquel de los Reyes (San Miguel de los Reyes), el más bonito, es una de las obras más relevantes de la arquitectura valenciana del Renacimiento. Compuesta de dos galerías superpuestas de siete arcos de medio punto por cada lado, de orden dórico en la galería inferior y orden jónico en la galería superior, es coronada por medio de una balaustrada de piedra con bolas sobre pedestales y pirámides en las esquinas. Acompaña en su interior un precioso colorido ajardinado verde con tierra de tonos rojizos, donde cabe decir que en el centro del patio había inicialmente una fuente que a finales del siglo XVIII fue sustituida por un pozo hoy desaparecido.

Alrededor de este claustro se situaban las dependencias donde se desarrollaba la vida de los monjes. En la planta baja se encontraban los servicios comunitarios como la sala capitular, el refectorio o comedor, la cocina etc. En la primera planta los dormitorios de los monjes y en un altillo superior la de los novicios. El prior ocupaba las salas situadas en la torre sur-este y que en la actualidad recibe el nombre de Torre del Prior.
Uno de los lugares más visitados desde su apertura, en el año 2000, es la Cripta de Germana de Foix, que tras una larga rehabilitación, pudieron salir a la luz algunos de los secretos que muchos creían ya conocer en base a estudios del lugar, como que en el Monasterio yacían los restos de Germana de Foix junto a Fernando de Aragón Duque de Calabría, casada con éste en terceras nupcias. La cripta, que estuvo años atrás inundada, fue rehabilitada recobrando así su aspecto del siglo XVI.
Por entonces, antes de su rehabilitación, ya se intuía que los restos de la virreina Germana de Foix y su tercer esposo, el Duc de Calabria, yacían en una cripta del monasterio, en la parte posterior del altar de la iglesia, confirmando así numerosos escritos de época. Cosa que confirmo, finalmente, un equipo provisto de geo-rádar de la Universidad Politécnica de Valencia, que bajo antiguas baldosas había restos orgánicos, exactamente en el lugar previsto, entre los escudos de Germana de Foix y el Duc de Calabria.
La virreina Germana de Foix (Foix, Francia, 1488 – Llíria, Valencia, 1538), fue esposa del rey Fernando el Católico después de que falleciera Isabel de Castilla, además de ser amante del que a su vez era su nietastro, el que más tarde sería Carlos I de España y V de Alemania.
La virreina, cuando se descubrió la relación de incesto que mantuvo con el fututo Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, llamado «el César», causo un gran revuelo en la sociedad de por entonces.
Fue en 1519 cuando Germana de Foix acompaña a Carlos I de España y a la hermana de este, Leonor, a Zaragoza y Barcelona para celebrar Cortes y ser jurado como rey. Allí se decidió que para lavar la imagen del futuro emperador ante la opinión pública, Germana de Foix casara con Juan de Brandenburgo-Ansbach, el cual pertenecía al séquito personal de Carlos I, poniendo así fin a los amores con su abuelastra. Carlos I la nombró virreina y lugarteniente general de Valencia y al marqués de Brandeburgo, capitán general del reino.
Pero Germana quedó pronto viuda y el emperador ordenó un nuevo matrimonio con Fernando de Aragón, duque de Calabria. Carlos I nombró al matrimonio virreyes y lugartenientes generales de Valencia, desde donde ejercieron un gobierno autoritario y represor como se hace constar en numerosos escritos de época.
De aquel matrimonio, hoy en día, quedan los que podrían ser sus restos, según numerosos investigadores, y un acontecimiento muy particular que ocurre cada 29 de septiembre. Este “fenómeno” es que un rayo incide sobre la cripta de Germana de Foix, aunque no siempre ha sido así desde que las autoridades de Sant Miquel dels Reis decidieran promocionar el fenómeno que, por cierto, atrae numerosos visitantes cada año por este motivo.
Desde 2007, las autoridades de Sant Miquel dels Reis decidieron promocionar un fenómeno que conocían desde hace tiempo para atraer a visitantes a la Biblioteca Valenciana, donde este año se ha vuelto a dar continuidad con la X Jornada de Puertas Abiertas de la Biblioteca Valenciana (29 de septiembre de 2016), coincidiendo así con el día de San Miguel, donde se facilitó al público el conocimiento de los fondos, instalaciones y servicios de la Biblioteca Valenciana.
Ha habido algunos años (entre 2008 y 2011, por daros algún ejemplo) en los que no se ha podido presenciar el haz de luz, aquel que desvelaba el lugar de reposo de los restos de la segunda esposa de Fernando el Católico en la cripta del Monasterio. Es por eso que otros años se ha buscado que las baldosas blancas y negras hayan sido iluminadas por un haz de luz artificial (un foco) que el mismo Sant Miquel dels Reis preparó para no dejar desencantados a los asistentes al fenómeno (puede que os muestren en la visita este fenómeno «artificial» gnomónico). El fenómeno original que, sin embargo si se ha podido presenciar en numerosas ocasiones, tiene lugar cuando los rayos matinales de sol entran por uno de los ventanales del monasterio de San Miguel de los Reyes, colándose así por una pequeña ventana que los deja acceder a la cripta del edificio. Es en ese momento cuando un haz de luz natural entra por la ventana y forma, sobre los restos de Germana de Foix y del Duque de Calabria, una figura con forma de cruz, aunque solo por un corto período de tiempo y una vez al año, como es el 29 de septiembre, fecha que coincide con la festividad de San Miguel, entre las 9:30 y 10:00 de la mañana.
El antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes es, en la actualidad, sede de la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu y, además, de la Academia Valenciana de la Lengua, la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, el Registro de la Propiedad Intelectual de la Comunidad Valenciana y el Consorcio para la restauración, conservación y utilización del Monasterio de San Miguel de los Reyes. Por suerte, el ayuntamiento de Valencia impidió que fuese derribado tras ser vendido por la desamortización. Hoy, felizmente rehabilitado, es la sede de la Biblioteca Valenciana (SI PINCHÁIS AQUÍ PODRÉIS VER UNA GALERÍA DE FOTOS DE SU PENOSO ESTADO ENTRE 1986 Y 1991 ANTES DE SU SALVACIÓN Y RESTAURACIÓN).




«. . .El lugar o emplazamiento que ocupa la sede de la actual Biblioteca Valenciana fue en origen la Alquería de Rascanya (Quarya de Rascanya, siglo XI), pasando a ser monasterio cisterciense de Sant Bernat de Rascanya (1381-1546), monasterio jerónimo de San Miguel de los Reyes (1546-1835), asilo, Presidio Nacional (1874-1966), un colegio público llamado Reina Doña Germana, hasta llegar a lo que alberga hoy en día, entre otras cosas: La Biblioteca Valenciana (1999-actualidad). . .»
Todos estos edificios se construyeron de manera escalonada, a lo largo del tiempo, se y fueron modificando, transformando, ampliando y, también, demoliendo parte de las construcciones preexistentes. La restauración y rehabilitación del antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes como sede de la Biblioteca Valenciana, ha dejado testigo de cada uno de estos episodios históricos. El hecho de pasear hoy por San Miguel de los Reyes nos permite hacer un recorrido desde sus orígenes hasta la actualidad.
Puede visitar las dependencias, gracias a visitas guiadas todos los sábados, domingos y festivos, cualquier ciudadano interesado en conocer su iglesia, el precioso claustro o la cripta. No es necesaria reserva previa y podéis acudir cualquier sábado, domingo y festivo a las 12:00h y 13:00h (acudir un poco antes, pues las visitas comienzan a esas horas). Las visitas duran 45 minutos y os mostrarán toda la belleza del lugar.
Recuerda, la visita no requiere inscripción previa (hay quejas últimamente de que solo se ofrecen en valenciano. Si esto ocurre, puedes reclamar a Cultura):
Fechas: Todos los sábados, domingos y festivos, a las 12:00h y a las 13:00h, visitas guiadas GRATUITAS con una duración de 45 minutos. |
Lugar: Monestir de Sant Miquel dels Reis (Av. de la Constitució, 284, València), 96 387 40 00 |
Increíble ymaravilloso blog. Una guía completa de la ciudad de Valencia hecha con mucho trabajo y dedicación mejor que la información turística oficial.he vivido en Valencia 4 años y me encanta leer y revivir esos momentos. Felicidades.
Enhorabuena por esta completa guía monumental de valencia
Muchas gracias Victoria 🙂
Fantástico trabajo, minucioso y exahustivo. Lo comparto en Facebook, gracias!
Magnífico trabajo y muy edificante. Sólo avisar a los visitantes de que las visitas al Real Convento de Santos Domingo se deben reservar con bastante antelación. A día de hoy están dando cita para mayo.