Quizás no sea tan espectacular como el Gorgo de la Escalera o su salto, de difícil acceso éste último para ver las cascadas; ni tan conocido como el lago de Anna, concurrido a más no poder dependiendo la época del año. Pero el Gorgo Catalán, un precioso rincón en forma de piscina natural, bien merece vuestra visita si deseamos conocer uno de los lugares más bonitos de Anna.
Y es que para quien no lo sepa, el Gorgo Catalán es un pequeño lago -sobre el cual cae una pequeña cascada y donde, detrás de ésta, hay una cueva- rodeado de pequeños senderos boscosos y árboles, cuyas aguas, por avenidas, proceden del manantial de la Fuente Negra.
Podemos decir que no es muy grande, la verdad, pero el lugar tiene aguas cristalinas y está acondicionado para el baño -perfecto para un buen chapuzón-, aunque por desgracia su trampolín está roto desde hace tiempo.
Los más aventurados deben su fama a la profundidad de sus aguas, las cuales, según cuentan, tienen alrededor de 8 metros de profundidad -casi ná-. En épocas de gran afluencia, como puede ser agosto y en fin de semana, no esperéis estar solos.
En la zona hay mesas de piedra con bancos para comer, pero es recomendable llevarse uno todo de casa -recordad ensuciar lo menos posible, recoger la basura generada y minimizar el impacto que podáis causar a la flora y el entorno-.
A pocos metros del casco antiguo, el puente de Garahamet, de origen musulmán, permite acceder al Paseo de las Fuentes: la de Abajo, oculta en una cueva; y la de Arriba, con sus cinco chorros. Un paseo que conduce al Gorgo Catalán, pequeño lago alimentado por las aguas del nacimiento de la Fuente Negra, que se precipitan en forma de pequeña cascada.
Recordad que Anna está llena de encantos, tal y como ya os contamos en nuestro artículo de Descubre Anna: la joya de la Canal de Navarrés.
