- Hoy en Valenciabonita.es, os traemos los inventos más relevantes de valencianos en la historia:
LA OLLA EXPRÉS

Aunque este recipiente, que cerrado herméticamente permite que el vapor de agua de su interior cocine más deprisa los alimentos, se lo debemos al zaragozano José Álix Martínez, que patento su uso doméstico en 1919, fue él mismo quien cedió los derechos de comercialización al valenciano Camilo Bellvis Calatayud en 1925. Don José Álix vio que tal invento necesitaba un empuje y ese vino dado por el valenciano, que vendió más de tres millones de unidades hasta desaparecer la marca “Olla Bellvis” en los años 80. Sin duda uno de los mayores inventos que trajo consigo una forma distinta de valorar el tiempo dedicado al hogar, y que a día de hoy, cientos de marcas comercializan versiones y desarrollos del mismo artilugio, imprescindible en cualquier hogar.
LA RADIO

No fue Marconi quien la inventó, aunque si quien tomó como partida un invento valenciano para mejorarlo, desarrollarlo y patentarlo. Don Julio Cervera Baviera, nacido en Segorbe en 1845, era un ingeniero y militar, que tras comprobar la necesidad de unas comunicaciones entre batallones y buscando una funcionalidad militar, ideo un aparato que transmitía los mensajes de voz a través del aire, es decir la radiotelefonía, el primer paso de la radio.
Su gran error fue enviar el invento a Londres para poder desarrollarlo. Allí, un tal Marconi, a quien la historia le adjudica el invento, se fijó en este sistema y lo amplió creando la radiotelegrafía, es decir la transmisión de impulsos electromagnéticos a través del aire, que luego se convierten en sonidos. Así que tras conseguir la patente, Marconi se alzó como inventor de la radio, mientras que Cervera cayó en el olvido, aunque siempre será el primero en creer en esto de la radio.
EL DÍA DEL LIBRO

¿Sabíais que el Día del Libro, incluso la festividad de Cataluña de regalar una rosa con un libro, es también uno de los inventos valencianos?
Vicente Clavel Andrés, escritor, traductor, periodista y editor valenciano afincado en Barcelona, fue el impulsor de este día internacional, con el objetivo de promover la cultura y la lectura, con el fin de que el resto del mundo tuviera un acceso universal a las letras.
Republicano convencido, vivió largos años en Barcelona. La primera propuesta del valenciano aparece en la memoria de la Cámara Barcelonesa en el año 1923, fecha en la que se recoge la iniciativa de Vicent Clavel de crear un Día del Libro Español para el 7 de octubre, fecha barajada como probable, por los historiadores, como la del nacimiento del literato Miguel de Cervantes, inspirado por la obra maestra de este escritor, Don Quijote de la Mancha.
Ese año nada se sacó en claro, ya que el proyecto pasó a estudio pendiente de decisión. No es hasta 1925, un 2 de febrero, cuando el valenciano Don Vicent Clavel vuelve a proponer un Día del Libro Español, aunque no fue hasta el día 6 de febrero de 1926 cuando el rey, Alfonso XIII, firmaba por Real Decreto, firmado por Vicent Clavel, la “Fiesta del Libro Español”.
Entre los distintos artículos que componían el decreto se indicaba que: “Anualmente y en conmemoración de esta fiesta deberán crear las Diputaciones provinciales una biblioteca popular, por lo menos, en el territorio de su provincia respectiva” (Articulo 10).
“En los establecimientos de Beneficencia se procurará celebrar la fiesta del libro, o cuando menos, repartir lectura entre las personas que en ellos se hallen acogidas”. (Articulo 7).
“Los Jefes de los Departamentos y los de los servicios a los que afecte este Real decreto, así como las Diputaciones provinciales y los Ayuntamientos, prevendrán todo lo necesario para que en los próximos Presupuestos se tengan en cuenta las obligaciones que se derivan del cumplimiento de lo preceptuado a fin de que la primera fiesta anual del libro revista toda la brillantez que su importancia requiere”. (Articulo 15).
Posteriormente, por Real Orden de 26 de julio, se crea un Comité oficial del Libro para organizar y difundir la citada fiesta. El interés del Gobierno por celebrar esta conmemoración fue importante, y en tal sentido en los meses de septiembre y octubre vuelven a dictar una serie de medidas, siempre en la línea de las ya emitidas anteriormente, para estimular la industria editorial española y para la difusión de los valores literarios y culturales españoles e hispanoamericanos.
No es hasta 1930 cuando se instaura definitivamente el día 23 de abril como Día del Libro, donde se sustituía la propuesta por la del 7 de octubre, ya que era la fecha en la que se creía que murió Cervantes.
Y finalmente, ya en nuestros tiempos, en 1995 fue cuando se tomó en cuenta el mismo 23 de abril para el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, día que coincide con el fallecimiento de William Shakespeare (pero del calendario juliano) en la historia.
¿Sabías que el Día del Libro es un invento del valenciano Vicente Clavel Andrés?
LA COCA COLA

Pues así es, es una bebida valenciana, más concretamente de Aielo de Malferit y no de Atlanta. Tras una investigación realizada por la BBC británica por el aniversario de los 125 años de la Coca-Cola, se llegó a la conclusión que el refresco es de origen valenciano, ya que en 1880 un grupo de amigos fundó una fábrica de licores y en él se comenzó a fabricar “Nuez de Kola-Coca”, jarabe con sabor parecido a la Coca-Cola, mismo color y nombre más que parecido, en el que solo se distinguía de una cosa del producto americano que más tarde llegaría: El alcohol.
Como siempre suele haber un listo o espabilado en estos casos, desgraciadamente los empresarios llevaron su bebida a diferentes certámenes y exposiciones internacionales con el fin de dar a conocer su invento y poder venderla a alguien importante, llegando por ejemplo a la Exposición Universal de París y al certamen de bebidas de Filadelfia en 1885, donde allí estuvo un tal Pemberton, que se fijó en el licor de Nuez Kola-Coca y que «supuestamente» lo copió para luego comercializarlo y hacerlo mundialmente famoso un año después (1886). A pesar de esto cabe decir que, en un principio, Nuez de Kola-Coca no era una bebida, sino un tónico, tal y como podemos ver mucho más arriba en la foto. Incluso este «tónico» llegó a ganar el premio «Diploma de Merito Extraordinario obtenido en Londres en 1882», el que demuestra que nació en Valencia y se empezó a conocer ya.
Así que, cuando en los 50 la Coca-Cola llegó a España, se iniciaron una serie de «pleitos» en los que los herederos de la fábrica de Aielo de Malferit pudieron pedir la originalidad de dicha receta o el uso exclusivo de la marca, hasta que los americanos finalmente, y para evitar malos mayores, compraron los derechos de la marca, que no patente, del anterior refresco de la fábrica de Aielo, dando como opción a los valencianos que sólo pudieran fabricar Nuez de Kola Coca en su versión alcohólica, tal y como se sigue haciendo y que sigue registrada como CLASE 32 en la clasificación NIZA. Así que cuando penséis en uno de los mayores inventos de la historia, «pensad en valenciano».
Por cierto, para certificar que esto es verdad, de una vez por todas, podemos consultar en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) que el producto valenciano fue registrado como marca en el año 1903 (solicitado el 27-04-1903 y concedido el 11-08-1903). A pesar de que la fábrica nace en 1880 y el producto es muy anterior al registro, por aquel entonces, en España, habían numerosas dificultades para que un producto pudiera registrarse (dado que este no era nuevo), y no fue hasta 1903 cuando se registró como marca por la entonces Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio. En ese mismo año, también consta de que el Instituto Médico Valenciano emitiera un dictamen, con fecha 17 de Octubre de 1903, firmado por los doctores Vicente Peset (Aleixandre), Vicente Guillem y Agustín Trigo (si, el del Trinaranjus), reconociendo las cualidades de este licor valenciano (muy recomendado después de las comidas).
Por último, gracias a que podemos consultar los datos nosotros mismos o a gente como Francisco Moreno (@franciscocho), funcionario en la Dirección General de Industria y de la PYME y anteriormente en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), podemos comprobar la veracidad de que Coca Cola compró la «cesión de la marca» en 1952 para poder vender en España.


EL TRINARANJUS
Se trata de un refresco a base de zumo de naranja o de limón, que surgió de los laboratorios del Doctor Trigo situados en el número 130 de la calle Sagunto de Valencia y que a día de hoy se sigue comercializando bajo Schweppes-Cadbury desde que compró la patente, aunque no con su receta original.
Fue en el año 1933 cuando el doctor Agustín Trigo Mezquita (que curiosamente también fue alcalde de Valencia), creó esta bebida a base de zumo de naranja que en un primer momento tuvo gas. Tras pasar por diversas ferias internacionales, los franceses adquirieron la idea e incluso compartieron la forma de elaborar el refresco. Pero Tri Naranjus se perfecciono, dejó el gas y se vendió como una bebida refrescante de zumo de fruta, sin ser exactamente zumo. Su fama también llegó por la forma de su primera botella en forma de tres naranjas, de ahí el nombre de “TRI” Naranjus.
https://www.valenciabonita.es/2016/10/07/la-historia-de-agustin-trigo-mezquita-el-farmaceutico-valenciano-inventor-del-trinaranjus/
LA PAELLA
De este plato no hay datos anteriores al siglo XVIII, aunque en aquella época la olla y otros utensilios quitaban todo el protagonismo a la sartén. Curiosamente algunos libros y reseñas dicen que la paella es de origen italiano, debido a un vocablo de la lengua italiana que llegó a España desde Nápoles, cuando esta ciudad portuaria pertenecía a la Corona Española, dando como argumento la primera mención que aparece en el recetario de Bartolomeo Scappi, cocinero del papa Pío V en el siglo XVI. En dicho recetario aparece el nombre de la «padella» en un grabado de su libro Opera y con sus características actuales.
A pesar de que no haya dataciones más antiguas en nuestra ciudad, se sabe que la paella es de origen rural, donde los campesinos, que fueron sus inventores, añadían al arroz las verduras que cosechaban y más tarde las aves que criaban en sus corrales o crecían y vivían en los aledaños. Impensable decir que nuestro plato más internacional sea italiano, así pues dejemos a los italianos con la pasta que ya nos quitaron el invento de la radio. Por cierto, se le llama paella al recipiente y no al plato cocinado, aunque sería bien correcto decir que “paella no hay más que una”: la valenciana. No entramos en polémicas de los ingredientes porque a pesar de saber la receta original, esta es diferente en cada comarca o población con tradición.
https://www.valenciabonita.es/2016/01/13/la-receta-de-la-verdadera-paella-valenciana/
EL AJEDREZ MODERNO, UN INVENTO VALENCIANO

Resulta que en 1475 se escribió un poema alegórico de 64 estrofas, idéntico al número de las casillas del ajedrez, escrito en valenciano e impreso en Valencia, “Scachs d´amor” o El ajedrez de amor, donde se destierra la figura del visir o alferza del ajedrez y en su lugar presenta a la dama o reina, de la que se dice que puede moverse por todo el tablero como el resto de piezas, «con la excepción del caballo». En el libro se reproduce una partida en la que el alfil se mueve como en nuestros días, siendo la primera referencia histórica del ajedrez moderno.
En un reciente documental, las investigaciones están convencidas de que en este libro de poesía y ajedrez intervino el maestro ajedrecista Francesch Vicent, natural de Segorbe, donde veinte años más tarde, en 1495, Vicent escribió también en valenciano el primer tratado de ajedrez moderno del mundo: “Libro de los juegos y partidas de ajedrez en número de 100”, una obra cuyo último ejemplar conocido se encontraba en la biblioteca Montserrat y desapareció en el asalto de las tropas de Napoleón, que incendiaron el monasterio en 1811.
¿Seguirá existiendo esta ejemplar en alguna colección privada? Se piensa que en 1913 un comprador lo adquirió en Estados Unidos y sigue en manos privadas, preservando así el enigma de una de las mayores joyas de la historia en inventos.
Como anécdota cabe decir que tras la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos, en 1492 (año también del descubrimiento de América) el ajedrez moderno se expande por el Mediterráneo, donde el propio Vicent es acogido por el papa valenciano Alejandro VI (Rodrigo Borja o Borgia) en Roma y es nombrado maestro de ajedrez de sus hijos César y Lucrecia Borgia.
LA PILOTA VALENCIANA

Este deporte, el de la pelota, como tal no es un invento ya que fue practicado en la Antigua Grecia e introducido en la Península Ibérica por el Imperio romano, que lo expandió a otras regiones del Imperio como las actuales Francia, Bélgica, Holanda o Italia, donde aún perduran diferentes variedades. En aquella época se jugaba a pelota con unas normas similares al actual juego valenciano.
En la Corona de Aragón fue un deporte muy popular practicado por miembros de la nobleza e incluso reyes (el humanista Arnau de Vilanova recomendó su práctica a Sandra Barceló, la grande, en 1305), si bien este éxito fue parte de su posterior pérdida de popularidad, ya que para evitar problemas se prohibió su práctica en las calles, quedando confinado a recintos cerrados que sólo podían mantener las clases altas. Además, el hecho de que sólo en el Reino de Valencia existiera tradición de juego en trinquete propició su desaparición en los restantes territorios de la Corona de Aragón. Famoso por su trascendencia es el bando del 14 de junio de 1391 que promulgó el Consejo General de la Ciudad de Valencia en el que prohibía su práctica en la calle:
“…Debido a que por ocasión del juego (de pelota) se decían diversas blasfemias en ofensa de Nuestro Señor Dios y de los santos y diversas injurias de palabra y hecho a las gentes andantes y permanecientes por las diversas calles y plazas de la ciudad ha nuevamente establecido y vedado que alguna persona privada o extraña de cualquier condición o ley de diez o más años no pueda jugar dentro de los muros de dicha ciudad (Valencia) al juego de pelota bajo pena de veinte morabatins de oro por cada vez que lo hiciera…”
Esta prohibición no afectó al juego de pelota en el Reino de Valencia, estando censados a mediados del siglo XVI hasta trece trinquetes en la capital de una modalidad llamada «pilota grossa», repitiéndose de manera periódica diversos bandos prohibiendo el juego en la calle. Sin embargo, a mitad del siglo XIX los vascos dejan de jugar cara a cara para empezar a jugar a rebote en un frontón, lo que junto con la invención del tenis, limitaron la difusión de la pelota a mano prácticamente a Valencia y a regiones concretas de Bélgica, Holanda, el norte de Italia y el norte de Francia.
Desde ese momento y hasta la mitad del siglo XX es lo que se conoce como la edad de oro de la pelota valenciana, debido a que se disputaban numerosas partidas en las que se apostaban ingentes sumas de dinero y a que los jugadores eran auténticos héroes, destacando pelotaris como Roquet de Penàguila, Bandera, Melero, Bota, el Nene, el Paler, el Pilotero o Carlitos el Pilotari de Faura.
LA HORCHATA

Existe un cuento ambientado en la época de la Reconquista que explica el nombre que se dio a esta famosa bebida que tanto gusta en todas partes a día de hoy. Dice el cuento que una aldeana llevó al rey de la Corona de Aragón, Jaime I “el Conquistador”, un poco de horchata. Al rey, encantado con aquel sabor, preguntó qué era aquello. La chica respondió que era leche de chufa (llet de xufa, en valenciano), nombre con el que se conocía la bebida. El rey exclamó: Açò no és llet, açò és OR, XATA!, es decir, ‘¡Esto no es leche, esto es oro, chata!’. Se originó un juego de palabras entre or y xata, dando el supuesto origen al vocablo valenciano orxata, forma de escribirlo en dicho idioma.
Leyenda o no, la palabra horchata procede del latín y hace referencia en sus inicios al agua de cebada (si fuera de origen valenciano, sería más lógico que se llamase orxada, es decir, con -d- en la terminación participial). El nombre deriva, pues, del participio italiano orzata, a su vez del latín hordeata, ‘hecha con orzo’ (i.e. hordeum, voz latina que significa ‘cebada’), si bien con el paso del tiempo la cebada sería sustituida por otros ingredientes vegetales (cereales, tubérculos, almendras, arroz, etc.). Originalmente, pues, la horchata era un agua de cebada y de color oscuro.
Curiosamente, y gracias al documento más antiguo existente del que se considera la primera receta de horchata de la historia y que pertenece a la colección Espínola, la horchata estaba elaborada con almendras, donde más tarde surgirá la de chufa, un producto más barato al alcance de cualquiera, debido a que solo la podían tomar los nobles o burgueses. ¿El motivo? 13 kilos de chufa eran el mismo valor que 200 gramos de almendra, y es por eso que se introdujo el fruto de la chufa, sustituyendo a la almendra.
LA MÚSICA ELECTRÓNICA

Si señores, no fue casualidad que Valencia fuera cuna de la conocida “Ruta del Bacalao” o precursora de los inicios de la era moderna de la música electrónica, pero…fue inventada por un cura!!!
Resulta que en un tratado publicado por el cura Don Juan García Castillejo, en el año 1944, con la intención de difundir sus inventos, demostró gran originalidad en la aplicación de la tecnología eléctrica de la época en la música. Lo que Castillejo soñó en aquellos días era crear un estudio de composición asistido por un ordenador, gracias a su propuesta de unir teclados como los de los teletipos a un sistema electrónico con válvulas, osciladores, condensadores y demás componentes electrónicos para dar forma a todo un sistema “electrocompositor”, con el que incluso se podrían guardar las composiciones a través del sistema de salida con tarjetas perforadas. Sin duda una verdadera maravilla adelantada décadas a lo que ha sido la composición electrónica asistida por ordenador y al panorama actual de la música techno, electrónica y demás composiciones, uno de los inventos menos reconocidos. Así que si eres un dj, tu patrón es “San Juan García”!!!
Fuente: alpoma.net
LA ESTILOGRÁFICA, UN INVENTO VALENCIANO. EL MISMO AUTOR INVENTÓ LA TAQUIGRAFÍA ESPAÑOLA Y UN ALFABETO PARA SORDOMUDOS.


El valenciano Francesc de Paula Martí (Xàtiva, 1761-Lisboa, 1827) ingenió en 1803 una pluma-fuente para escribir “tres o cuatro horas sin necesitar de mojar la pluma…”, anticipándose a los inventos de J. Scheffer(1819), de J.J. Parker (1832) y al famoso de L. E. Waterman (1884), entre otros.
En la edición de 1803 de su libro “Tachigrafía Castellana” y en las siguientes de 1813,1821, 1823 y 1824, Francisco de Paula Martí insertó una lámina grabada por él mismo en la que aparece el diseño de la mencionada pluma y sus partes, cuya explicación expuso con todo detalle al final del libro.
Después de elegir la pluma metálica, de oro, plata, latón o acero, por su “ventaja sobre las de ave de no gastarse los puntos con tanta facilidad”, Martí describe su invento:
“…un tubo de latón o de plata que tenga cuatro pulgadas de largos: al extremo superior cuatro líneas de diámetro y al inferior tres rosca. En el extremo opuesto, que es el más angosto, tendrá otra rosca y un casquillo de una pulgada y cuatro líneas de largo, que sirve para cubrir la pluma, y para poderla llevar en la faltriquera sin que incomode ni se estropee. A cuatro líneas de distancia de la parte más angosta del tubo se soldará un pedacito de metal redondo y bien ajustado de una línea de grueso. El cual tendrá a un extremo un agujerito que pueda caber por él una aguja gorda de coser, seguido de un cañoncito del mismo diámetro de seis líneas de longitud, al frente del cual estará colocada la parte superior de la pluma. El grueso del metal de que se le hará la ranura muy larga, y a su extremo, esto es a la mitad del cañón, un agujero. El cañoncito que tiene el tubo en la parte interior, que es el que comunica la tinta a la pluma, está puesto a efecto de que el sedimento que hace comúnmente la tinta se baje al fondo, y no impida nunca el paso a ésta. Para echar la tinta en el tubo se tendrá puesto el casquillo que cubre la pluma, y no se abrirá hasta después de haberle puesto un taponcito acomodado de corcho, que entre demasiado apretado, y el casquillo superior que la cubre: de este modo como no tiene el aire comunicación, la tinta se contiene sin salir aunque se le quite el casquillo que cubre la pluma, y no sale sino la muy precisa para poder escribir por medio de la flotación de los puntos sobre el papel. Con la tinta que cabe hay bastante para escribir todo un día; pero cada vez que se eche tinta nueva es necesario antes enjuagar bien el tubo con agua clara para que no quede nada del depósito que haya podido dejar la última tinta que se echó. La tinta que se haya de usar para estas plumas es necesario que sea muy líquida, y al mismo tiempo lo más negra que sea posible…..”
Documentación extraída del libro Francisco de Paula Martí, por Alberto Miguez, editado por SACRISTÁN, en Colaboración con Toni Espín.
¿EL COCHE?

Pensareis ¿Estamos locos? No, no lo estamos, aunque es verdad que es una interpretación histórica. Resulta que el siglo XVIII, un valenciano inventó un artilugio capaz de aprovechar la fuerza del aire, mediante sistema de velas, como los barcos. El llamado invento se llamó “Coche volante” y se apoyaba sobre tres ruedas. En su interior cabían 6 personas y se conducía tocando levemente una manecilla.

En ese mismo siglo, otras personas como Nicolas-Joseph Cugnot, que fue el primer hombre en sufrir el “primer accidente automovilístico de la historia” o William Murdoch, que ideo un modelo de carro a vapor, intentaron emular la idea del valenciano sin la necesidad de la fuerza del viento para así sustituir por fin al coche de caballos.
EL AGUA DE VALENCIA

A pesar de que su inventor no es valenciano, sí que lo fue de corazón. Fue elaborada, por primera vez, en el año 1959, por Constante Gil en el mítico “Café Madrid” de Valencia.
Las primeras referencias se relatan en el libro “Valencia Noche” (Plaza&Janes, Barcelona 1978). Según cuenta este libro, por aquel entonces frecuentaban la Cervecería Madrid un grupo de viajantes vascos que solían pedir “Agua de Bilbao”. Cansados de pedir siempre lo mismo propusieron al propietario a ofrecerles algo novedoso y este les propuso beber el “Agua de Valencia”. Ellos accedieron y desde entonces ya no dejaron de tomarlo en sus posteriores visitas a la ciudad de Valencia.
Durante una década la bebida fue conocida sólo por un pequeño grupo de clientes y no fue hasta la década de 1970 cuando comenzó a conocerse en la noche valenciana, siendo desde entonces una de las bebidas más populares.
Constante Gil dejó la Cervecería Madrid en el año 2000 y falleció en 2009 rodeado de amigos y familia. Injustamente, nunca se ha reconocido en vida que él fuera el inventor en origen de esta bebida y han aparecido otros que han pretendido ser sus padres. Constante Gil inició su registro pero fue denegado por considerarlo un nombre genérico como el Vino de Rioja o el Queso Manchego.
https://www.valenciabonita.es/2016/09/08/la-historia-del-agua-de-valencia-y-de-su-creador-constante-gil-rodriguez/
Fuentes consultadas: valenciaenblancoynegro, jdiezarnal y las indicadas en los inventos si procede.
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Nikola Tesla fue el auténtico inventor de la radio..
Nikola fue el inventor de tantas cosas que hoy en día tan solo habría un inventor, al igual que lo fué Leonardo Da Vinci. Nikola solo tenía escritos y fue un «solitario» y sus inventos poco se conocian si no llega a ser por parte de su legado.
Además la suavina o cacao (lo que nos ponemos en los labios para que no se corten, vamos) la inventó un hombre de Vila-real, el tipico sonido de Nokia es parte de un fragmento del compositor y guitarrista valenciano Francesc Tárrega y la mandarina fué traida a España por Polo de Bernabé (tambien vilarealense) y de ahí al resto de Europa
Muchas gracias por tu aporte Pablo. Muy grande!!! desconocíamos lo que nos cuentas 🙂