- El bar-restaurante-carnicería de Venta de Gaeta es un lugar de obligada peregrinación gastronómica, un rincón donde disfrutar de almuerzos y comidas tradicionales de la zona y, además, comprar carne en su propia carnicería. Toda una gozada, y un auténtico festín, poder disfrutar de la carne y embutidos de elaboración propia de este familiar y humilde restaurante.
El Restaurante Venta de Gaeta, ubicado en la calle Mayor nº12 de Venta Gaeta, una pequeña aldea de Cortes de Pallás, no es precisamente un lugar que puedas encontrarte en el camino, aunque sí un restaurante donde vale la pena ir.
Este humilde y familiar restaurante es, en realidad, un rincón gastronómico de sobra conocido por ciclistas, moteros, senderistas y, en general, aficionados al turismo gastronómico, ya que está considerado como uno de los lugares de parada obligada y peregrinación gastronómica (recomendable reservar en el teléfono 96 251 70 00 – 679 05 05 87, sobre todo si se acude en fin de semana).
Allá, el comensal debe ir bien preparado y con apetito para sentarse en la mesa y probar todo lo que le irán poniendo, sin mayor preocupación que la de disfrutar como en pocos lugares más podrá hacerlo -os podemos asegurar que repetiréis en más ocasiones tras ir-.
En Casa Fina, o La Venta, como también lo suelen llamar, sirven almuerzos, comidas y cenas, y destaca por ofrecer carne y embutidos de elaboración propia, ya que, además, también es una carnicería: Carnicería Artesana Iranzo. Es, en esta carnicería, pegada al mismo restaurante y con puerta de acceso desde él, donde veréis en alguna que otra ocasión a doña Fina Iranzo, alma mater del negocio que, junto a sus hijos y familia, incluido su marido Miguel (que en paz descanse), llevan ofreciendo durante décadas una espectacular cocina tradicional que ha cautivado estómagos y paladares.
En nuestras visitas (porque somos asiduos a esta casa), siempre probamos el menú degustación del Restaurante Venta de Gaeta para compartir a la hora del almuerzo o de la comida, un espectacular festín de comida casera y típica de la zona del que os aseguramos saldréis más que satisfechos.
Para comenzar, las tapas entrantes con un poquito de pan: ajoarriero; morteruelo o gachas (como allí las llaman); ensalada de tomate con aceitunas caseras; fiambres caseros con un poco de queso; olla de Gaeta, la olleta típica que elaboran allá; albóndigas caseras; e higadillos con cebolla.
Después, y como principal, viene un compendio de patatas a lo pobre con huevos fritos en bandeja -algo tan simple y, sin embargo, espectacular-; una fuente de chuletas de cordero a la brasa (cordero del propio ganado criado por el restaurante, situado frente a la montaña, al pie de Sierra Martés y el llamado “cocodrilo” más grande del mundo); y el acompañamiento de embutido de la propia carnicería también a la brasa.
¿Sabías que el «cocodrilo» más grande del mundo está en la provincia de Valencia?
Por último, y para rematar, un postre artesano de la casa con flan y tartas caseras (que varían dependiendo del día). En el mismo precio del menú, entra el café y la bebida -que se verá incrementado si pedimos un buen vino o algún licor para después-.






Sirva todo lo mencionado como excusa, para antes o después, visitar el antiguo poblado íbero que hay en la cercanía o discurrir por el tramo de GR-7 que pasa por allá, así como también ir a la propia Cortes de Pallás, la aldea de Otonel, caminar por los distintos senderos y rutas marcadas o, en definitiva, conocer los cañones del Júcar y el embalse de Cortes de Pallás. Y es que, como estaréis pensado, necesitaréis caminar después de una comida así.
El Poblado Ibérico del Pico de los Ajos, uno de los yacimientos íberos más importantes de Valencia
Por cierto, para aquellos que deseen hacer lo mismo (en referencia al festín gastronómico pero a la hora del almuerzo, y sin postre y alguna tapa menos), lo podrán hacer si desean, por lo que sirve también de excusa probar la olleta, embutido y cordero con patatas a lo pobre y huevos, para después aprovechar el día y pegar una buena caminata por la zona.
Ya nos contaréis qué tal se come en el Restaurante Venta de Gaeta, pero ya os podemos adelantar que quien prueba, repite.

Trato bastante maleducado, ya diciendo antes de empezar, q habría q pagar bebidas aparte, cuando aún no habíamos pedido ni de almorzar.
Y al finalizar el almuerzo un trato bastante desagradable y sin atender a lo q pedimos, y diciendo q no nos servían lo q pedimos.
Tanto genial comida espectacular 100 x 100 recomendable